Un tribunal alemán condena a cadena perpetua al ex alto mando de los servicios secretos sirios
- El tribunal de Coblenza ha condenado a Anwar Raslan por torturas
- En febrero de 2021 se produjo la primera sentencia por crímenes cometidos en la guerra civil siria
Un tribunal alemán ha condenado este jueves a cadena perpetua por torturas al antiguo alto mando de los servicios secretos de Siria Anwar Raslan, procesado en el primer juicio internacional contra presuntos responsables de crímenes del régimen del presidente Bachar al Asad.
El tribunal ha considerado a Raslan culpable de 27 asesinatos, así como de los delitos de lesiones físicas graves, violación y abusos sexuales y secuestro, entre otros.
El juicio se ha celebrado en la localidad de Coblenza según el principio de Justicia universal, al que Alemania se adhirió en 2002. Se trata de un proceso que puede sentar precedente para la rendición de cuentas que demandan gobiernos y activistas.
En febrero de 2021 ya se dictó sentencia contra otro de los acusados, Eyad Alghareib, también miembro de la inteligencia siria. Aquella fue la primera sentencia dictada por crímenes cometidos durante la guerra civil siria, iniciada en 2011.
Abandonó Siria en 2012
Anwar Raslan, de 58 años y oriundo de la provincia de Homs, comenzó su carrera en los servicios secretos del país árabe en 1993 y en 2008 empezó a trabajar en la Sucursal 251 de Damasco, de acuerdo con información revelada durante su juicio en Coblenza y recogida por Human Rights Watch (HRW).
A comienzos de 2011, poco antes del inicio de la revuelta popular contra Al Asad, el oficial había ascendido a jefe de interrogaciones en la también conocida como Sucursal Al Khatib, donde se cree que tuvieron lugar unos 4.000 casos de tortura y 58 asesinatos bajo su autoridad.
Raslan desertó y huyó de Siria en 2012, año en el que las protestas masivas contra el Gobierno comenzaron a dar paso a un conflicto armado.
Inicialmente pasó a Jordania y más tarde a Alemania. Allí consiguió residencia legal tras haberse unido a las filas de la oposición siria. Sin embargo, sospechaba que agentes del régimen sirio le estaban siguiendo y registró una queja en una comisaría de Berlín, lo que finalmente permitió su detención y puesta a disposición de la Justicia.