Un estudio apunta al virus de la mononucleosis como desencadenante de la esclerosis múltiple
- La revista Science publica los resultados tras dos décadas de análisis de los registros médicos de soldados en EE.UU.
- La enfermedad neurodegenerativa afecta a 1 de cada 3.000 personas en el mundo
Un estudio publicado en la revista Science apunta al virus de Epstein-Barr -que causa la mononucleosis, la llamada "enfermedad del beso"- como desencadenante de la esclerosis múltiple. Esta enfermedad del sistema nervioso afecta al cerebro y la médula espinal de 1 de cada 3.000 personas en el mundo.
El equipo investigador de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard ha analizado los registros médicos de 10 millones de soldados estadounidenses y ha concluido que la infección por Epstein-Barr multiplicaría por 32 el riesgo de padecer esclerosis múltiple.
“Es el primer estudio que aporta pruebas convincentes de causalidad", ha afirmado el autor principal de la investigación, Alberto Ascherio, puesto que otros estudios ya habían explorado esta hipótesis.
Todos los soldados con esclerosis múltiple menos uno tuvieron el virus
La base de datos utilizada para la investigación corresponde a los alistados entre 1993 y 2013 en Estados Unidos, que daban una muestra de sangre cada dos años para la vigilancia del VIH. De los 10 millones de soldados, 955 desarrollaron esclerosis múltiple, pero solo pudieron trazar las muestras de sangre de 801 de ellos. Aunque en un principio 35 de estos sujetos se registraron como negativos por el virus, al final de la serie todos los pacientes de esclerosis múltiple menos uno habían sido positivos por Epstein-Barr.
El virus apareció, de media, cinco años antes de que desarrollaran la enfermedad rara. Para Ascherio, este periodo “puede deberse, en parte, a que los síntomas de la enfermedad no se detectan durante las primeras fases y, en parte, a la relación evolutiva entre el virus y el sistema inmunitario del huésped, que se estimula repetidamente cada vez que el virus latente se reactiva”.
Los análisis de los soldados con esclerosis múltiple, además, mostraban un aumento de los niveles de una proteína vinculada a la degradación neuronal tras la mononucleosis. Los investigadores han seguido la evolución de otros virus comunes en los registros, pero con ningún otro han podido establecer una relación.
¿Una vacuna contra la enfermedad del beso?
Ahora, los autores del estudio confían en que sus resultados impulsen las investigaciones para lograr una vacuna contra el virus. La farmacéutica estadounidense Moderna acaba de comenzar la fase I de los ensayos clínicos de su candidato a antídoto de ARNm contra el Epstein-Barr, que se ha relacionado con otros problemas del sistema inmunitario como la púrpura trombocitopénica o la fatiga crónica.
Una vacuna podría ayudar a confirmar la relación entre el virus y la enfermedad neurodegenerativa, al poder observar la prevalencia en vacunados y no vacunados. El epidemiólogo de Harvard apunta también a la utilidad de antivirales específicos. Sin embargo, quedan incógnitas por resolver sobre esta "probable" relación: ¿por qué solo algunos de los infectados con un virus tan frecuente desarrollarían la patología crónica?, ¿cuál es el papel de la genética?, ¿qué mecanismo está detrás?