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Trasplantes de órganos animales a seres humanos: "Nos hace mirar el futuro con esperanza"

  • Un paciente estadounidense se ha convertido en la primera persona a la que se le ha trasplantado un corazón de cerdo
  • Este hito en la historia de la medicina podría ayudar a paliar la escasez de órganos para trasplantes

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El equipo médico de la Universidad de Maryland muestra el corazón porcino durante la intervención.
El equipo médico de la Universidad de Maryland muestra el corazón porcino durante la intervención.

David Bennett, un ciudadano estadounidense de 57 años, se ha convertido en la primera persona a la que se le ha trasplantado un corazón de cerdo modificado genéticamente. La intervención, llevada a cabo por un equipo de la Universidad de Maryland, representa un hito en la historia de la medicina, ya que es la culminación de un viejo anhelo científico: los xenotrasplantes, o trasplantes de animales a personas, una idea que surgió con la finalidad de paliar la escasez de órganos humanos.

Los xenotrasplantes comenzaron a probarse en la década de 1980, pero se abandonaron en gran medida después del caso de Stephanie Fae Beauclair, en la Universidad de Loma Linda (California), una recién nacida que recibió un corazón de babuino y murió tres semanas más tarde debido al rechazo de su sistema inmunitario. Desde entonces, se han seguido realizando, pero en experimentos entre animales, insertando corazones porcinos en primates no humanos, con los que se han logrado supervivencias de varios meses e incluso de años. Aunque no ha sido hasta ahora cuando por fin se ha dado el salto a que el receptor sea una persona; un paciente desahuciado desde el punto de vista médico a quien se le ha realizado este procedimiento, de altísimo riesgo, de manera compasiva.

Por el momento, el corazón de cerdo sigue latiendo con normalidad en el tórax de David Bennett, superados los primeros días que son cruciales desde el punto de vista de un posible rechazo. "Esto ya es un éxito se mire por donde se mire. Cualquier tiempo que resista esta persona, que esperamos que sea el máximo posible, va a suponer un logro. Y si lamentablemente falleciera, por la razón que fuese, seguiría siendo un éxito que tiene que suponer el primero de muchos, porque va a animar a otros equipos científicos a que sigan utilizando y comprobando las posibilidades de los órganos de cerdos transgénicos", expresa a RTVE.es Lluis Montoliú, investigador en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC).

El xenotrasplante cardíaco tiene un antecedente inmediato: la mujer en muerte cerebral a la que el pasado octubre se conectó el riñón de uno de estos cerdos. La paciente estuvo tres días con el órgano unido a sus vasos sanguíneos sin sufrir rechazo y produciendo orina con normalidad. El principal objetivo de la intervención fue validar la edición genética que impedía el rechazo del riñón porcino por parte del sistema inmunitario humano, la misma técnica que ahora se ha empleado en el nuevo corazón de Bennett. Esta manipulación genética, llevada a cabo con herramientas CRISPR, también ha servido para impedir que retrovirus endógenos porcinos (PERV) puedan infectar las células humanas.

Aunque no se descarta que en un futuro estos órganos porcinos puedan cumplir su función de manera permanente, el cometido sería provisional: mantener con vida a determinados pacientes hasta que se pueda obtener el órgano humano trasplantable. "Esto está pensado para ganarle tiempo a las listas de espera. El mejor órgano para una persona que necesita un trasplante es el de otra persona, pero el problema es cuando no llega", explica Montoliú, quien considera que "es absolutamente un beneficio que existan órganos compatibles de cerdo que le permitan a esos pacientes ganar semanas, meses, hasta conseguir el órgano definitivo".

El xenotrasplante a David Bennett tiene un riesgo muy alto y se ha realizado de manera compasiva.

El xenotrasplante a David Bennett tiene un riesgo muy alto y se ha realizado de manera compasiva. UNIVERSITY OF MARYLAND / AFP

El problema de la escasez de órganos

La escasez de órganos supone un problema incluso para España, el país que seguramente cuenta con el sistema de trasplantes más avanzado del mundo. Aún así, muchos pacientes fallecen todos los años en las listas de espera porque no les llega a tiempo el órgano que necesitan. "Uno puede pensar que como en España se trasplanta mucho hay poca lista de espera, pero sucede lo contrario; porque cuanto más trasplantamos, más se flexibilizan los criterios de inclusión y mayor volumen de lista de espera tenemos. Ni siquiera los países que tienen los sistemas de trasplante más robustos son autosuficientes en este sentido", manifiesta a RTVE.es Beatriz Domínguez-Gil, directora general de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).

Según detalla esta doctora, en el mundo se realizan aproximadamente 150.000 trasplantes de órganos cada año, pero la OMS estima que con ello no se cubre más que el 10% de las necesidades, por lo que habría que realizar anualmente entre 1,5 y 2 millones. "Evidentemente se puede mejorar mucho en donación, pero por otro lado incluso en un país con un sistema como el nuestro hay un cierto grado de mortalidad en lista de espera. La opción del xenotrasplante podrá tener su espacio, no sabemos todavía cuál, pero creo que lo tendrá", afirma.

Domínguez-Gil se muestra "ilusionada e impresionada" ante la noticia del xenotrasplante cardíaco, pero reconoce que hay que "acogerla con cautela", ya que se ha anunciado únicamente a través de los medios de comunicación, y aún "es necesario conocer todos sus detalles a través de la literatura científica". "Incluso si lo que nos han transmitido es correcto, quedaría mucho por recorrer, porque evidentemente no nos vale ni uno ni dos casos, y hay que ver si es reproducible. Habrá que desarrollar estudios clínicos específicamente diseñados para evaluar la eficacia y la seguridad, y luego habrá que abordarlo desde el punto de vista de los aspectos ético-legales y regulatorios, de cómo se podría organizar y para qué tipo de pacientes se podría considerar esta intervención", puntualiza.

"Todavía son muchas las incógnitas, pero es evidente que se ha dado un paso de gigante tras décadas de investigación en el ámbito del xenotrasplante, lo que nos hace mirar hacia el futuro con esperanza", valora la directora general de la ONT.

Del cerdo, hasta los andares

"Del cerdo se aprovecha hasta los andares", asegura el refrán español, que también podría aplicarse al ámbito de los trasplantes. Por diferentes motivos, este animal es idóneo para producir órganos transgénicos, incluso por encima de primates mucho más cercanos evolutivamente al ser humano. El dilema moral de utilizar y sacrificar a un animal para este fin sigue existiendo, pero en este caso apenas plantea dudas. "El beneficio es la supervivencia de una persona, y supera al daño que puedas estar infligiendo al animal. Por otra parte, los cerdos suscitan menos problemas éticos que un primate no humano", considera Lluis Montoliú, quien recuerda que los simios cuentan con una protección legal muy estricta en países como los de la Unión Europea.

Aunque este biólogo quiere dejar claro que los órganos porcinos no solo son más aptos por cuestiones morales, sino que "metabólica y fisiológicamente el cerdo se parece mucho más al ser humano". "Los cerdos son omnívoros, como nosotros, y su metabolismo es muy parecido. Pero lo que también es muy importante es que el cerdo permite una cría muy fácil; y hay otro detalle esencial, que es el tamaño de sus órganos, muy similar al de las personas, y esto no es así con la mayor parte de los simios", precisa.

Pero si los cerdos son los grandes protagonistas de este importante logro científico, hay otro mamífero sin el que no se hubiese podido materializar: la famosa oveja Dolly. Como recuerda Montoliú, la técnica de clonación que permitió generarla a la empresa PPL Therapeutics y a los embriólogos del Instituto Roslin de Edimburgo es la misma que se ha aplicado desde entonces para crear muchos cerdos transgénicos, incluidos estos. "Si alguien se pregunta para qué sirvió la oveja Dolly, aquí tiene la respuesta: para que 25 años después haya una persona que tenga un corazón de cerdo latiendo en su cuerpo y siga sobreviviendo", señala este científico del Centro Nacional de Biotecnología.