El sector de la cirugía estética se remueve con la muerte de Sara Gómez y abre un debate sobre la regulación
- Los cirujanos afirman que estas intervenciones son seguras, si el profesional está capacitado y la clínica ofrece garantías
- El Defensor del paciente, que en 2021 recibió 298 quejas por mala praxis en estas operaciones, habla de un "intrusismo brutal"
El reciente fallecimiento de una mujer que se sometió a una liposucción en Murcia no solo ha dejado hundida a una familia. También ha removido a todo el sector de la cirugía estética y ha lanzado algunas preguntas al aire: ¿son seguras estas intervenciones?, ¿hay intrusismo en este campo?, ¿suele haber negligencias?, ¿cómo puede saber un paciente que decida operarse si estará en buenas manos?
RTVE.es se ha puesto en contacto con varios cirujanos plásticos y estéticos, y el primer mensaje que lanzan es de calma. En España, afirman, hay un nivel de formación muy alto entre los profesionales que se dedican a esta rama y piden no hacer generalizaciones a partir de lo que le ha ocurrido a Sara Gómez.
"Casos como este perjudican a todo el colectivo de cirujanos plásticos titulados oficiales porque la población se lleva una impresión equívoca. Nuestra labor como sociedad científica es educar tanto a la Administración y las autoridades como a la población con mensajes continuos de que se informen bien de quién les va a operar y, muy importante, dónde les va a operar", sostiene el presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), el cirujano José Luis Vila Moriente.
Complicaciones tan graves son "extremadamente infrecuentes"
Respecto al prodecimiento concreto de la lipoescultura, los doctores consultados coinciden en señalar que se puede hablar de una intervención "segura". El cirujano Juan Ramón Esteban Vico, especialista del Instituto Médico Ricart, apunta que se trata de la técnica de cirugía estética que más se realiza en todo el mundo, y afirma que "este tipo de complicaciones son extremadamente infrecuentes en manos de cirujanos expertos".
"No se conoce con exactitud el porcentaje de casos de perforación de víscera hueca que se producen en un año, algunos autores hablan de 10-15 casos por 100.000 liposucciones (...) Lo habitual, en el 95% de los casos es que no haya complicaciones, si las hay suelen ser complicaciones menores tipo acúmulo de líquido (seroma), sobre o infracorrección, asimetrías, y son mucho más infrecuentes complicaciones graves que requieran intervención quirúrgica. Para explicarlo de forma más gráfica, la posibilidad de que ocurra en manos expertas un evento fatal de estas características puede ser el mismo que el sufrir un atropello en un paso de peatones", dice Esteban Vico.
“Este tipo de complicaciones son extremadamente infrecuentes en manos de cirujanos expertos“
El cirujano Javier Moreno Marín, secretario general de la Sociedad Española de Cirugía Estética (SECE), apunta que en los 30 años que llevan realizándose liposucciones en España apenas se han dado una decena de casos tan graves como el de Sara Gómez y pide no "banalizar" con la cirugía estética, porque está sujeta a numerosos protocolos que se cumplen en la gran mayoría de casos.
La doctora Isabel Moreno, presidenta de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP) se expresa en la misma línea y recalca que lo más importante para que la intervención termine de manera exitosa es que el cirujano esté "capacitado" porque, como en toda intervención quirúrgica, el paciente asume unos riesgos.
"Ninguna cirugía es banal ni, como he leído en algunos escritos sobre la liposucción, es fácil. Yo llevo más de 30 años de ejercicio profesional, he visto crecer y nacer la liposucción, que es una técnica que empezó en los años 80 y que ha ido cambiando, pero cada día que hago una liposucción tengo que tener mis cinco sentidos puestos, porque es una cirugía que se hace a cielo cerrado; es decir, introducimos una cánula dentro del cuerpo a unos milímetros de la piel y tenemos que controlar por dónde va esa cánula. Por tanto, no es una cirugía banal, sino que es una cirugía muy seria que requiere una formación muy importante".
Una parte del sector pide exigir la especialidad vía MIR
Este último punto, el de la formación, es clave. En España, un médico licenciado en medicina y cirugía está legalmente autorizado a realizar cualquier acto médico y, del mismo modo, cualquier especialista está autorizado a realizar todo tipo de intervenciones quirúrgicas, incluso fuera del ámbito de su formación. Por tanto, un médico especializado en cirugía cardiovascular, como el que intervino a Sara Gómez, puede llevar a cabo una liposucción, aunque no se haya preparado específicamente para ello.
Esto, dado que lo permite la ley, significa que formalmente no existe un intrusismo intraprofesional, pero hay una amplia parte del sector que cree que, en la práctica, sí se da ese intrusismo y que pide cambiar la regulación para que únicamente puedan dedicarse a la cirugía estética quienes se especialicen en esa rama a través del MIR en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora.
Es una formación de cinco años con la que accede a un título otorgado por el Ministerio de Sanidad y también una especialización cuyas plazas (unas 50 al año) suelen ocuparse "el primer día de elección" por "los mejores opositores de cada convocatoria", explica el doctor Esteban Vico.
"Llevamos años solicitando a la Administración cambios legislaitvos (...) No entendemos cómo una situación que no se permite en la sanidad pública, que un especialista de una especialidad determinada opere a pacientes de otra especialidad, sí que se permite en la privada", dice Vila Moriente, quien sostiene que no se puede hablar de ilegalidad, pero sí de "irregularidad".
La presidenta de AECEP, una asociación que pertenece a SECPRE y en la que todos sus miembros están especializados en esta rama vía MIR, opina que "no se puede tener una formación haciendo un curso a través de internet" y que "no cualquier licenciado tiene capacitación" para realizar todos los procedimientos quirúrgicos: "Yo no me metería a quitar un útero de una persona ni a colocar una válvula cardiaca porque no estoy preparada, formada ni capacitada para ello. Por lo tanto, es muy importante la capacitación. El intrusismo es un tema que a largo de toda mi carrera profesional he ido sufriendo y creo que es muy importante que se establezcan unas bases legales para saber qué límites tenemos que tener los médicos".
Esteban Vico también considera que se necesita "una legislación más protectora con el paciente" en ese sentido, pero el cirujano Javier Moreno, en cambio, discrepa. Este último señala que es el título de licenciado en Medicina y Cirugía el que otorga la potestad del ejercicio de profesional y no el de especialista, como avala, subraya, una sentencia del Tribunal Supremo.
"Por ley está exento el intrusismo intraprofesional (...) Sí se puede exigir, y esto también lo saben los colegios profesionales y la Organización Médica Colegial, la capacitación y la formación para realizar cualquier tipo de técnicas", añade Javier Moreno, que, respecto al cirujano que operó a la mujer fallecida, apunta: "Hizo una solicitud de entrada de admisión a la SECE el día 12 del pasado mes de diciembre y le fue denegada la inclusión como miembro porque no tenía el volumen curricular suficiente ni el número de intervenciones que nosotros exigimos para ser miembros de pleno derecho".
El Defensor del Paciente recibió 298 quejas por mala praxis en 2021
La asociación El Defensor del Paciente comparte el criterio de la SECPRE y de la AECEP y ha pedido al Gobierno que regule lo que definen como "un intrusismo profesional brutal": "Ese vacío legal hay que llenarlo, y hay que llenarlo para evitar estas situaciones. Cuando hay algo tan grave como lo de Sara tenemos que sacar una conclusión, que algo está fallando y de forma estrepitosa", señala Carmen Flores, presidenta del Defensor del Paciente.
También han solicitado que se hagan más inspecciones y se castigue a los doctores que cobren "en negro", ya que a la hora de que un paciente quiera denunciar una mala praxis el proceso se complica. Además, proponen que las operaciones de cirugía estética empiecen a ser grabadas para que, en caso de que haya un problema tras la intervención, se pueda investigar el procedimiento.
A esta asociación llegaron en 2021 un total de 298 casos de personas que se sometieron a una intervención de cirugía plástica, reparadora y estética con resultado insatisfactorio, una cifra que es ligeramente superior a la del año pasado, lo que significa, dicen, que "después de la primera y segunda ola de la pandemia las personas se han vuelto a someter más a este tipo de intervenciones".
“Dentro de la desgracia, creo que (el caso de Sara) va a posibilitar que la gente que quiera operarse se informe más“
No hay casos tan terribles como el de la mujer fallecida en Murcia, pero Flores sí afirma que a su asociación han llegado pacientes que sufrieron negligencias graves o que, incluso, quedaron incapacitados, como el de una persona que se operó de los párpados y que tras la intervención no podía cerrar los ojos porque le habían quitado "más piel de la debida".
"Dentro de la desgracia, creo que (el caso de Sara) va a posibilitar que la gente que quiera operarse se informe más", dice Flores, quien indica que la mayoría de las negligencias que registra su asociación son cometidas por cirujanos que no tienen un nivel alto de formación o experiencia.
Esther García tuvo que recurrir al apoyo del Defensor del Paciente al constatar que el cirujano que la operó en dos ocasiones no tenía "la preparación o el refuerzo legal" suficiente para poder realizar liposucciones. Entre una intervención y otra pasaron diez años; la primera vez, ella pidió una lipoescultura ("una carnicería", admite) con la que pudiera bajar de una talla 50 a una 38 y, aunque otros cirujanos habían rechazado hacerla, él doctor sí accedió.
Pese a la mala experiencia (le costó un largo tiempo recuperarse de aquella operación), hubo una segunda liposucción, pero esta vez Esther salió del quirófano "exactamente igual" que entró. El cirujano le reconoció que había tenido problemas y que su especialidad no era la estética.
"Fue una mala praxis, pero porque no hizo en el quirofano lo que habiamos acordado (...) Te hace firmar un documento diciendo que se hace responsable de lo que ocurra y ahí te quedas legalmente atada de pies y manos. Cuando me di cuenta de que no iba llegar a nigún sitio no llevé el tema a los tribunales", explica la afectada a TVE.
Recomendaciones para quienes decidan someterse a una cirugía estética:
Para minimizar el riesgo de sufrir una negligencia u obtener un resultado insatisfactorio es crucial informarse correctamente. En cuanto a esto, lo primero que aconsejan los expertos es dirigirse a la web de los colegios de médicos provinciales porque disponen de un directorio que permite ver qué titulación tiene cada profesional.
Más allá de ese consejo, el Defensor del Paciente sugiere otra serie de recomendaciones que se pueden resumir en los siguientes puntos:
Comprobar que la clínica a la que se acude está legalizada y que disponga de quirófano, equipo de reanimación y UVI para cualquier eventualidad. La clínica podría tener estos medios en apariencia, pero únicamente licencia como consultorio.
Conocer si el cirujano tiene la especialidad de cirugía plástica, estética y reparadora.
Si le van a implantar algún producto o material, solicitar un documento firmado por el responsable de la clínica o el cirujano, donde figure el nombre del producto utilizado, empresa fabricante y distribuidora, número de registro sanitario y número de lote.
Solicitar por escrito los resultados que se van a obtener después de la operación y también por escrito presupuesto desglosando que concrete los materiales que se van a utilizar. En ningún caso el pago final deberá superar el presupuesto. No se debe pagar nunca con cheques al portador.
Pedir factura y copias de los documentos que se firmen, y exigir las fotografías del “antes” y del “después” de la operación.
Solicitar información exhaustiva y muy detallada de los riesgos de morbilidad y mortalidad, incluso de los riesgos más raros o excepcionales.
- No someterse nunca a tratamientos en peluquerías o habitáculos diferentes a una clínica u hospital.