Última batalla entre el Thyssen y la familia Cassirer: recuperar el arte expoliado por los nazis
- La familia judía Cassirer reclama al museo la devolución del cuadro
- Será el Supremo de Estados Unidos quien decida la propiedad de la obra
- El Pissarro está valorado en 30 millones de euros
La batalla legal entre la Fundación Thyssen y la familia Cassirer por recuperar su patrimonio continúa en los tribunales 15 años después. Aunque realmente empezó en 1939, año en el que Lilly Cassirer, una mujer de origen judío, se vio obligada a vender un cuadro del impresionista Camille Pissarro para conseguir huir del régimen nazi. El cuadro, Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia, salvó a Lilly y a su marido de acabar en los campos de exterminio, y ahora acuden al Tribunal Supremo de Estados Unidos para intentar recuperar su propiedad.
El cuadro está expuesto en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, en Madrid, desde 1993, y fue el nieto de Lilly Cassirer quién lo descubrió, en las paredes del museo, seis años después. En ese momento empezó el proceso legal para devolver la obra a su familia, aunque sin éxito. Hasta ahora, la justicia americana ha fallado a favor de la Fundación Thyssen, determinando que el barón Heinrich Thyssen-Bornemisza no sabía que el cuadro fue robado por los nazis al comprarlo. El cuadro ha continuado hasta ahora en las galerías del museo, pero hoy el litigio llega a la máxima corte de ese país para decidir qué ley prevalece: la española o la americana. La sentencia final que emita este tribunal no se podrá recurrir, por lo que esta se trata de la última oportunidad de los Cassirer por recuperar lo que perdieron.
“Malvender el cuadro de Pissarro salvó la vida de Lilly Cassirer y su marido“
Las huellas del expolio nazi
Seguir las huellas del expolio nazi no es fácil. Se estima que desaparecieron unas 5 millones de obras de arte, aunque es imposible realizar un cálculo exacto. Desde el mismo momento que Hitler llegó al poder, el arte se convirtió en el enemigo del régimen. Conscientes de la importancia ideológica que tenían las obras de arte, los nazis saquearon todo a su paso: pinturas, esculturas, joyas, libros... Millones de familias se vieron obligadas a malvender sus pertenencias para poder sobrevivir y no todas han podido seguir su pista. “Este caso es interesante porque aquí nadie discute de quién es la propiedad, sino si esta se ha roto durante estos años”, explica Marc Balcells, experto en delitos contra el patrimonio cultural en crímenes de guerra y profesor de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya), en Las Mañanas de RNE. “No todos los herederos pueden demostrar que estos cuadros son suyos, pero en el caso de la familia Cassirer, las pruebas indican claramente el recorrido que ha tenido esta obra”.
“"En el caso de la familia Cassirer no hay duda de que el cuadro era de su propiedad, pero el debate está en si esta propiedad se rompió a lo largo de la historia o no"“
Sin embargo, hasta el momento, los tribunales federales de EE.UU. ratificaron que se aplicaba la ley española, la cual entiende que, si la posesión ininterrumpida de este cuadro es de más de 6 años, la Fundación Thyssen se convierte en propietaria de la obra. En cambio, la ley americana determina que cuando ha habido un delito por en medio o un expolio nazi, la propiedad continuaría siendo de la familia Cassirer.
El periplo del Pisarro hasta llegar a Heinrich Thyssen-Bornemisza
Después de venderlo en 1939, Lilly Cassirer inició un litigio en 1950 para recuperarlo. Por aquel entonces se desconocía su paradero, por lo que ocho años después alcanzó un acuerdo con el Gobierno alemán, en el que aceptó una compensación económica por el valor del mercado de entonces, unos 120.000 marcos, en torno a 62.000 euros.
A pesar de que el rastro del cuadro de Pissarro se perdió durante años, se conoce que después de la Segunda Guerra Mundial llegó a Estados Unidos pasando por mano de varios vendedores, hasta que el barón Heinrich Thyssen-Bornemisza, reconocido coleccionista de arte, lo compró en 1976. De ahí pasó a su colección privada en Suiza, hasta que fue alquilada y luego vendida al Gobierno español. Durante todos estos años de batalla legal, Thyssen siempre ha defendido que, cuando adquirió la obra, lo hizo de buena fe, sin saber de dónde provenía ni que había sido robada durante el expolio nazi.
“El cuadro actualmente está valorado en más de 30 millones de euros“
Hoy por hoy, esta obra, valorada en más de 30 millones de euros, tiene un valor excepcional al pertenecer a uno de los 15 cuadros que Pissarro pintó sobre escenas urbanas. “Es una obra valiosa porque él era un pintor esencialmente de paisajes y escenas rurales que solo en los últimos años de su vida hizo escenas de la vida urbana y moderna”, explica Miguel Cabañas, jefe del departamento de historia y arte del instituto de historia del CSIC, en Las Mañanas de RNE.
Los nazis dispersaron y vendieron el arte por vías oscuras, por lo que seguir su pista y encontrarlas es casi cuestión de suerte. Así fue para el nieto de Lilly Cassirer, cuando descubrió la obra de su familia en aquel museo. “Con el paso del tiempo y con más investigaciones que se vayan haciendo, surgirán muchas más obras expoliadas”, explica Cabañas, que menciona el caso de las aparecidas en el museo de Pontevedra.