Biden, año I: una presidencia agitada por la pandemia, la sombra de Trump y el fiasco en Afganistán
- Solo un tercio de los estadounidenses cree que el presidente demócrata está haciendo un buen trabajo, según las encuestas
- Joe Biden cumple su primer año de presidencia con la vista en las elecciones de mitad de mandato
Joe Biden llegó hace un año a la Casa Blanca con el objetivo de poner fin a un periodo convulso en la política estadounidense tras cuatro años de mandato de Donald Trump y tan solo unas semanas después de que cientos de simpatizantes del republicano atacaran el Capitolio. Muchos estadounienses tenían grandes esperanzas en su nuevo presidente, quien comenzó su mandato prometiendo unir al país y controlar la pandemia, promesas que no ha terminado de cumplir hasta ahora.
Un año después de asumir el cargo, las encuestas muestran cierto descontento con su labor de una parte significativa de la socidedad estadounidense, con la pandemia fuera de control tras la llegada de la variante ómicron y la creciente inflación.
Los primeros 365 días de mandato de Biden también han estado marcados por la caótica retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán, su lucha por proteger el acceso al voto de las minorías y por lograr una reforma policial. Además, a pesar haber logrado revertir gran parte del legado de su predecesor -ha frenado la construcción del muro en la frontera con México y ha devuelto a Estados Unidos al Acuerdo de París, entre otras cosas-, todavía hay políticas de Trump que siguen en vigor, especialmente las que tienen que ver con la inmigración.
Desbordado por ómicron y con el "muro" de los no vacunados
Ya en campaña, Biden se presentó como el candidato que controlaría la pandemia tras la polémica gestión de Donald Trump. Un año después, la situación vuelve a estar fuera de control con la incesante propagación de la variante ómicron.
A principios de marzo de 2021, el Congreso de Estados Unidos aprobó un plan de estímulo económico de 1,9 billones de dólares lanzado por Biden con el objetivo de aliviar la devastación provocada por la pandemia en la economía con pagos directos a los ciudadanos y ayudas a los Gobiernos estatales y locales.
Sin embargo, “Biden no ha conseguido cohesionar los fondos o recibir la aprobación para la totalidad de las iniciativas que ha puesto en marcha”, subraya el catedrático de Comunicación y Política en la Universidad Europea, José María Peredo. “Ahí ha mostrado una importante debilidad”, señala a RTVE.es.
Durante su primer año de mandato, Biden logró su objetivo de administrar 100 millones de dosis de vacunas contra el COVID en sus primeros 100 días en el cargo. Sin embargo, desde entonces, sus esfuerzos para que se vacunen los estadounidenses que no lo han hecho se han topado con un muro.
“Hemos visto como Biden ha utilizado una aproximación más efectiva, más racional, más científica con respecto a Trump. Pero al final, la oleada de ómicron ha cambiado todo”, asegura a RTVE.es el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas, Pedro Rodríguez, quien recalca que en Estados Unidos “hay una enorme resistencia a la vacunación”.
De hecho, el 38% de los estadounidenses aún no tiene la pauta completa de vacunación y el Ejecutivo de Biden está teniendo problemas para convencer a los más reticentes de que lo hagan. En septiembre, el mandatario emitió dos órdenes presidenciales para exigir la inoculación a los empleados de empresas con más de 100 trabajadores. Finalmente, el Tribunal Supremo estableció la semana pasada que el presidente demócrata no puede obligarles a vacunarse o hacerse test.
Biden consigue a medias revertir el legado de Trump
Cuando asumió el cargo, Joe Biden prometió dar marcha atrás al legado de Trump. Su primera acción fue firmar 17 órdenes ejecutivas horas después de tomar el poder, entre ellas el retorno de Washington al Acuerdo de París o la paralización de la salida de la Organización Mundial de la Salud ordenada por Trump.
Además, el presidente canceló la emergencia nacional declarada por Trump que le permitía desviar fondos y financiar el muro en la frontera con México y levantó el veto a los viajes desde 11 países de mayoría musulmana. También suspendió la construcción del polémico oleoducto Keystone XL.
“Ha sido un año muy complejo en el que Biden se ha enfrentado con distintos retos, uno de ellos era hacer olvidar la etapa de Donald Trump desde el punto de vista de política interna, la polarización, el asalto final al Congreso, la división de la sociedad, la pandemia…”, indica Peredo. “Joe Biden ha sido el encargado a nivel doméstico de hacer ese cambio de Administración”, añade.
Y aunque Biden ha logrado revertir buena parte de las políticas de Trump, la inmigración se antoja como uno de los retos pendientes. Tanto, que el presidente recibió numerosas críticas por anunciar que mantendría la cuota anual de refugiados que recibe Estados Unidos en 15.000, el mismo nivel históricamente bajo que marcó el expresidente republicano, aunque finalmente reculó y elevó la cifra a 125.000.
“Trump utilizó la inmigración para movilizar sus bases, demonizó a los refugiados, planteó una serie de soluciones retrógradas medievales para problemas del siglo XXI, como la construcción del muro en la frontera”, indica el profesor de la Universidad Pontificia Comillas. “La llegada de Biden a la Casa Blanca provoca un efecto llamada. Hemos visto toda esa multiplicación de entradas ilegales, de peticiones de refugio… esa sensación de que Estados Unidos no controla sus fronteras tiene un altísimo precio político para el presidente”, asevera.
El presidente demócrata también ha mantenido el programa ‘Quédate en México’ de Trump, que obliga a los solicitantes de asilo a quedarse en México hasta que se resuelvan sus casos en Estados Unidos.
Según Rodríguez, “Biden no está siendo todo lo Biden que puede ser debido al contexto internacional, por el contexto de la crisis, división, polarización, sectarismo en EE.UU. y por los efectos de la pandemia”.
Afganistán, su mayor fracaso en política exterior
Después de prometer durante su campaña que pondría fin a “las guerras eternas”, a finales de agosto de 2021 Biden retiró las tropas estadounidenses de Afganistán. Pero su salida estuvo marcada por el caos y la vuelta al poder de los talibanes en Afganistán.
Para el catedrático de la Universidad Europea, esta decisión ha supuesto el “mayor fracaso” en el primer año de mandato de Biden. “Es el momento más difícil a nivel exterior y casi a nivel global de su política”, detalla.
Tanto Peredo como Rodríguez coinciden en que el presidente demócrata no tenía otras opciones para la retirada de tropas de Afganistán. “Biden no hizo más que asumir y acelerar el acuerdo de retirada con los talibanes negociado por la Administración Trump”, ha señalado Rodríguez. “Estados Unidos ha escenificado una derrota cuando no era el caso y ha dejado en evidencia que todo este esfuerzo para construir algo que se parezca a un Estado viable en Afganistán ha fracasado con la inmediata vuelta al poder de los talibanes”, recalca.
Con Biden en la Casa Blanca, Estados Unidos ha pasado a ser más crítico y menos complaciente con la Rusia de Vládimir Putin. Con las tensiones entre Washington y Moscú en aumento por la crisis ucraniana, el líder demócrata ha marcado las líneas rojas que no tolerará que cruce el Kremlin.
Aunque celebraron una cumbre en junio de 2021 y han mantenido varias conversaciones telefónicas, la relación entre los dos mandatarios no es particularmente cordial. De hecho, en una entrevista en marzo de 2021, Biden llegó a decir que creía que Putin era un “asesino”.
Según José María Peredo, la relación entre los dos líderes es "propia de un momento de competición entre potencias y en el que Biden ha recuperado el papel protagonista de Estados Unidos implicado en la política internacional y no aislacionista como Donald Trump”.
Proteger el voto de las minorías y la reforma policial, sus principales prioridades
En sus primeros 365 días, el presidente demócrata ha tratado de aprobar diferentes normas para luchar contra el racismo, aunque, según el profesor de Relaciones Internacionales, “el racismo no es una cosa que se pueda legislar”. “Por mucha reforma que la Casa Blanca pueda plantear, el problema del racismo está ahí”, destaca.
El acceso al voto de las minorías y la reforma de la Policía son dos de las principales prioridades legislativas para el Partido Demócrata. Este año está marcado por las elecciones de mitad de mandato que se celebrarán en noviembre y por las restricciones impuestas al derecho al voto en los estados gobernados por republicanos, que afectan sobre todo a las minorías.
Los demócratas están tratando de aprobar dos proyectos frente a las restricciones al sufragio. La Cámara Baja ha aprobado una combinación entre ambas que pasa ahora al Senado, donde hay pocas expectativas de que prospere debido a la ajustada mayoría que tienen los demócratas. Biden ha pedido un cambio en las normas de la Cámara Alta para poder sacar adelante las leyes y combatir la limitación del derecho al voto en estados republicanos.
El presidente demócrata se ha enfrentado a críticas por cumplir solo parcialmente sus promesas de aprobar una reforma policial tras el asesinato de George Floyd. En marzo, la Cámara de Representantes aprobó la “Ley de Justicia Policial George Floyd”, pero no logró el suficiente apoyo republicano en el Senado. En septiembre, las negociaciones bipartidistas terminaron llegando a un punto de no retorno.
Unas ‘midterm’ con su popularidad cuesta abajo
Joe Biden llega a su primer año en el cargo con un apoyo popular escaso. Tan solo un tercio de los estadounidenses cree que el presidente demócrata está haciendo un buen trabajo, según una encuesta de la Universidad de Quinnipiac.
Según Rodríguez, esta baja popularidad se debe a en gran medida a la inflación, que aumentó hasta el 7% en diciembre. “El nivel de insatisfacción por el empobrecimiento que supone la inflación le está pasando factura”, asegura a RTVE.es.
La cuenta atrás para las elecciones de mitad de mandato ha comenzado y este es precisamente uno de los retos a los que se enfrenta ahora el mandatario estadounidense. “Biden tiene que conseguir centrar las propuestas y evitar que, tanto por el ala izquierda del Partido Demócrata como por el ala del trumpismo, se siga reproduciendo la polarización que ha debilitado a Estados Unidos de forma muy notable”, señala el catedrático de la Universidad Europea.
Peredo coincide con Pedro Rodríguez en que otro de los desafíos a los que se enfrentará Biden es la división del país. “Le queda la amenaza liberal antidemocrática, un país dividido en el que los votantes republicanos siguen creyendo que los demócratas han robado las elecciones a Trump”, subraya el profesor de Relaciones Internacionales.
Después de 365 días en la Casa Blanca, la sombra de Trump se mantiene sobre Biden y su presidencia. El líder demócrata ha revertido un número sustancial de las políticas del republicano, pero también ha asumido otras. Y no con buen resultado, como se ha visto con la retirada de Afganistán. Ahora tiene por delante retos como la protección del derecho al voto de las minorías y la reforma policial, que pueden ayudar a decidir lo que pasará en las elecciones de mitad de mandato.