La mediación pide paso ante el atasco judicial, agravado por la pandemia
- Los juristas destacan que este mecanismo de negociación facilita la resolución de conflictos comerciales en pocas semanas
La crisis del coronavirus ha incrementado notablemente los conflictos entre empresas por el incumplimiento de contratos, impagos de alquileres y otras disputas comerciales, añadiendo así más presión a los tribunales de justicia que dirimen asuntos civiles y mercantiles. En este contexto, los sistemas alternativos a la vía judicial, como la conciliación, el arbitraje o la mediación, son una opción a considerar por las empresas que quieren evitar un largo proceso jurídico.
Según un estudio llevado a cabo por ADR Center, el coste de una mediación ronda los 8.000 euros. Un precio difícil de asumir especialmente para autónomos y pequeñas y medianas empresas. En cualquier caso, apunta este informe, supone la tercera parte de las costas procesales de un pleito mercantil.
Asimismo, la negociación de conflictos mejora los tiempos y quizá esto sea a día de hoy lo más atractivo de esta fórmula, según apunta el presidente del Centro Español de Mediación (CEM), Rafael Catalá: “puede ser más ágil y más eficaz, máxime en una época en la que es muy previsible que haya una alta congestión de asuntos en los tribunales”.
“Puede ser más ágil y más eficaz, máxime en una época en la que es muy previsible que haya una alta congestión de asuntos en los tribunales“
De hecho, según las últimas estadísticas del Consejo General del Poder Judicial, los juzgados mercantiles pueden demorar hasta cuatro años en dictar sentencia, mientras que un proceso de mediación se tramita en un promedio de 2 meses.
La figura del mediador
En estos procedimientos de negociación destaca la figura del mediador, que no tiene por qué ser necesariamente un jurista. Se trata de un profesional con capacidad de guiar a las partes a fin de que alcancen un acuerdo. Esta figura facilita también que se mantengan las relaciones comerciales, una circunstancia que no suele producirse tras un dictamen judicial donde hay ‘vencedores’ y ‘vencidos’.
En este tipo de acuerdos las partes llegan a un consenso y se comprometen a no reabrir el litigio, pero si no hay conformidad se puede recurrir a los tribunales. Algo que no ocurre por ejemplo con el arbitraje, donde un laudo es el equivalente a una sentencia en firme.
Este viernes, 21 de enero, se celebra el Día Europeo de la Mediación. Este año coincide con el décimo aniversario de la entrada en vigor de la Ley de Mediación del año 2012.
Un sistema minoritario en España
A pesar de que hace años que las instituciones europeas y los diferentes gobiernos han venido impulsando esta figura, la mediación sigue siendo un sistema minoritario en España. Tampoco se ha extendido precisamente en el resto de Europa, donde tan solo el 1% de las empresas han optado por ella para resolver sus litigios en alguna ocasión, tal y como revela un estudio del Parlamento Europeo.
Entre las razones de que no se haya consolidado está el hecho de que se confunda con otras alternativas extrajudiciales, como el arbitraje (que es más parecido a un juicio) o con la conciliación (donde no intervienen terceras personas). Pero además, los expertos apuntan a la falta de una verdadera cultura del pacto.
Esta situación podría cambiar a partir de la reforma que prepara el Gobierno, con la se pretende imponer la mediación previa. Esto significa que, una vez aprobada la norma las partes "deberán al menos intentar ponerse de acuerdo, antes de acudir a los tribunales en el ámbito civil y mercantil", señala el ex ministro de justicia, que sostiene que "será una magnífica aportación para facilitar que las empresas y los ciudadanos conozcamos mejor la mediación y encontremos en ella una solución más eficaz, más rápida y menos costosa".