La España vaciada 'se vende': comercios cerrados, casas vacías y fuga de juventud también en municipios medianos
- Visitamos Medina del Campo (más de 20.000 habitantes) y Ampudia (600), donde el tren de la despoblación no frena
- Este fenómeno pone en riesgo los servicios, claves para otras pequeñas localidades de alrededor que carecen de ellos
En Medina del Campo (Valladolid) hay comercios cerrados por todas partes y carteles de ‘se vende’. La mayoría son antiguos. Se ve en los colores apagados de las letras, en números de teléfono que han tapado a otros que no llevan prefijo (algo que no hacía falta en España antes de 1998). “Los 20 duros” es otra tienda cerrada que resiste el paso del tiempo sin que nadie la compre o la alquile, tan solo con el cartel que está en venta, y mirarla retrotrae a otra época, a la de hace más de 20 años, cuando el euro entró en vigor en España. Y el “muchísimo tiempo” es la respuesta que más encontramos en la calle al preguntar cuánto tiempo lleva cerrado un local.
Es otra de las caras de la llamada España vaciada, que no asola únicamente a pequeños pueblos de 100 o 200 habitantes, sino a municipios más grandes como Medina del Campo, que supera los 20.000 habitantes y es la cabeza de la comarca de Tierras de Medina, a cuyos pueblos ofrece servicios básicos.
“Si esta lacra no se para bajaremos de 20.000 habitantes en no mucho tiempo“
Pero los servicios públicos y básicos, cuando los habitantes se van yendo, entran en riesgo de desaparecer. Y Medina del Campo ha perdido tan solo en diez años 1.336 personas.
El alcalde de Medina, Guzmán Gómez (PP), señala a RTVE.es que las cifras del INE solo tienen en cuenta a los empadronados, cuando este municipio tiene mucha “población flotante” que está empadronada en los pueblos de alrededor, donde está su familia, aunque vivan y trabajen en Medina. Aún así, reconoce: “Si esta lacra no se para, bajaremos de 20.000 habitantes en no mucho tiempo”.
Municipios clave para dar servicios a poblaciones cercanas
“Todavía no hemos perdido servicios públicos, ahí es donde no podemos caer”, expone: “Porque si ahora perdemos población a una velocidad de 10 km/h y caemos en la tentación de quitar servicios, empezaríamos a perder población a 50 o 60 km/h”. Recalca además “la vital importancia” de los municipios que son cabeza de comarca frente a la despoblación en los pueblos de alrededor. “Alguien que viene a vivir a Medina desde Campillo, por ejemplo, sigue yendo al pueblo a diario a mantener la casa, ver las tierras, ver a sus padres o echar de comer a sus animales porque lo tiene a 15 kilómetros, pero si se va a vivir a Valladolid ya no hará eso”. Pero reconoce que la gente cada vez más ha decidido irse a vivir a la capital de provincia.
“Medina ha caído en picado. Se cierran tiendas y cada vez más gente se va a vivir fuera“
Los vecinos que encontramos por la localidad se dicen preocupados por esta cuestión. “En 20 años, Medina ha caído en picado”, nos cuenta una familia que pasea por una calle aledaña a Plaza Mayor. “En nuestro barrio se cierran tiendas y cada vez más gente se va a vivir fuera para trabajar… los jóvenes no tienen dónde buscarse la vida y se van”. Ellos representan tres generaciones: Alfredo, el mayor, es el abuelo, mientras que Cristina y Jesús son un matrimonio joven que pasea a su bebé por la calle.
En Medina, como ocurre cada vez más en todas partes, la población se está envejeciendo (más que la media nacional total). En los últimos cuatro años tan solo han nacido 689 niños. En 2021, el ‘grueso’ en la pirámide de población está entre los 40 y los 64 años, mientras que en 2003, la gran mayoría de la población estaba comprendida entre los 20 y los 44.
Laura, de 27 años, se fue a Reino Unido hace varios años a trabajar como biotecnóloga. Ahora está en Medina, pasando una temporada, porque el teletrabajo se lo permite. Y reconoce que la despoblación en su localidad le preocupa. “Y no solo aquí, en todo Castilla y León”, dice. Sus padres tienen un bar cerca de donde viven. “Quieren jubilarse, pero tal y como están las cosas… van a aguantar un tiempo más antes de intentar traspasarlo”, añade.
Lucía es otra joven de 29 años, fisioterapeuta, y ha vivido toda su vida en Medina del Campo. Ella reconoce que no ha tenido nunca problema en encontrar trabajo relacionado con su materia en esta localidad. “Es verdad que se cierran bastantes pequeños comercios y que la gente, por ejemplo, se va a estudiar a Valladolid. Pero aquí tenemos bastantes opciones de educación porque las escuelas dan hasta bachiller, que en los pueblos de alrededor no tienen”, pone en valor.
“Nadie ha hecho nada nunca. ¿Cómo no se va a ir uno de aquí?“
Lo que encontramos también al preguntar a los vecinos de Medina es mucho hartazgo con la política en general. Ya no con un partido o con otro, ni siquiera con un gobierno en concreto. Daniel tiene 73 años, es ingeniero y se niega a jubilarse porque tiene una empresa que “da empleo a la gente”. Dice que irá a votar en las próximas elecciones del 13 de febrero en la comunidad, pero destaca su “cabreo con la política, con los políticos y con los partidos” porque “nadie ha hecho nada nunca”. “¿Cómo no se va a ir uno de aquí? Nadie toma acciones para que esto funcione, hace falta dar trabajo a los jóvenes pero la burocracia lo pone todo muy difícil”, añade.
Ampudia pierde servicios: el consultorio médico, el cajero...
Cambiamos de provincia y viajamos hasta otra localidad castellano y leonesa: Ampudia, a 21 kilómetros de Palencia, un pueblo que maravilla a sus visitantes por su conjunto histórico y sus monumentos, como el Castillo o la Iglesia Colegiata de San Miguel.
Llegamos en fin de semana y el pueblo está prácticamente vacío. Nos cuesta encontrar a algunos vecinos, aunque es más fácil hacerlo en alguno de los dos bares que hay abiertos en el lugar. A lo largo del día llegarán algunos turistas, pero el volumen no es significativo. Al fin y al cabo, es temporada baja, pleno enero y hace frío.
Ampudia tenía en 2021, según el INE, 600 habitantes exactos. Ha perdido 100 personas en los últimos 20 años y aquí, la despoblación, sí ha conllevado una pérdida importante de servicios.
“Ahora el médico viene un par de días a la semana, si es que viene“
Dos mujeres de mediana edad charlan en la calle. Al preguntarles, nos cuentan que la pandemia de coronavirus ha terminado de “rematar” lo que ya había comenzado la despoblación mucho tiempo atrás. “Ahora el médico viene un par de días a la semana, si es que viene”, cuenta una de ellas. Vive en Valladolid, pero viene y va para ayudar, sobre todo, a sus padres, de 92 años. Explica que tiene que hacerlo periódicamente para, por ejemplo, llevarles dinero en efectivo, puesto que hace años que cerraron las tres cajas de ahorros que había en Ampudia y dejó de acudir una vez por semana el cajero ambulante.
“Para ir a vacunarse del COVID han tenido que irse a Villarramiel”, a 20 kilómetros, explica, y solo pasa un autobús semanal a esta localidad. Precisamente, Villarramiel, con 833 habitantes ofrece algunos servicios que en el pueblo se han visto mermados. “Mis padres han ido juntos porque mi padre todavía conduce, con 92 años, pero hay mucha gente mayor que no puede y depende de los hijos, y eso si los tiene”, lamenta.
Hablamos después con el alcalde de Ampudia, José Luis Gil (PSOE),quien explica que desde el Ayuntamiento se ha tratado de combatir estos problemas con algunas medidas. “Tenemos una colaboración con la farmacia para intentar suplir la falta de atención sanitaria. Por ejemplo, ellos preparan todo el pastillero a los vecinos que lo soliciten y toman la tensión”. Señala que el problema de los consultorios médicos es algo “que ocurre en general en la comunidad” y reconoce que en Ampudia han pasado de un consultorio diario a uno que viene cuando se pide cita, pero dice que es “un consultorio envidiable”. “Las urgencias sí están en Villarramiel”, añade.
La escuela se mantiene abierta con tan solo 14 alumnos
El alcalde cuenta a RTVE.es que ahora mismo tienen una escuela donde estudian 14 alumnos, aunque la capacidad es mucho mayor, puesto que está dispuesto para tener dos aulas por curso. Le preguntamos si teme que, ante el descenso de niños, pueda cerrar y dice: “No porque el compromiso de la Junta es mantener abiertos los colegios mientras haya tres niños en ellos”. También hay una guardería a la que acuden otros tres niños.
Por la calle nos cruzamos con una pareja muy joven, los únicos jóvenes que hemos visto en un día de visita. Él se llama Rubén, tiene 19 y estudia un módulo de agricultura y ganadería ecológica en Viñalta (Palencia). También ayuda en la explotación ganadera de ovejas que tiene su familia. Ella, Vanesa, es de fuera y le ha acompañado simplemente a hacer una visita al pueblo.
“Un joven de 19 años: solo uno de mis amigos sigue viviendo aquí“
“Amigos que conserve que sean de aquí y sigan viviendo aquí solo tengo uno”, nos cuenta Rubén, que dice que “el resto viven sobre todo en Palencia”. Celebra, por tanto, que en cuanto cumplió los 18 años se sacó el carnet de conducir: “Es lo que estás deseando hacer para poder tener independencia, porque antes dependía de que mis padres me llevaran a los sitios”. Su intención es seguir con el negocio familiar, aunque se dice cada vez más interesado en la agricultura.
Precisamente, el alcalde cuenta que la principal actividad económica en el pueblo es la agrícola. “Estamos hablando de que Ampudia tiene un término municipal de más de 11.000 hectáreas de agricultura”, explica. Pero lamenta que esta actividad “ahora tiene poca mano de obra porque la maquinaria cubre casi todo”. Aunque añade que hay actualmente una planta de extracción de aceites esenciales de lavanda y lavandín y que espera que aumente su producción todo el año para que de algo más de trabajo: “A lo mejor Ampudia tiene algo de salida por ahí y quizá se pueda repoblar un poco”.
Medidas para combatir la despoblación
También hay trabajo en las fábricas de Renault y de Michelín y en ciudades cercanas: “Estamos a 30 kilómetros de Valladolid y de Palencia, estamos ubicados en una zona muy estratégica”, explica. Y añade que, desde el Ayuntamiento, se ha tratado de ofrecer vivienda social y dar subvenciones para quien quisiera comprar una casa en el lugar. “Nuestro objetivo es traer población”, señala, pero reconoce que la tendencia por ahora es “a la baja”, sobre todo porque “hay más mortalidad que natalidad”.
Otro vecino que encontramos por el camino está jubilado pero ha sido profesor de Geografía en la Universidad de Salamanca. “He estudiado durante muchos años la situación demográfica de la región”, nos cuenta. “El problema es que hay un panorama que parece irreversible y muchas medidas de las que se proponen van destinadas en seguir promocionando el patrimonio y el turismo. Es verdad que aquí vienen muchos turistas, sobre todo en verano, pero no se vuelven a ocupar las casas vacías y no se atrae a la población a que venga a vivir”, añade.
Medina del Campo y Ampudia son solo dos ejemplos de los efectos de la despoblación en la llamada España vaciada. Un fenómeno que se extiende en el 70% del territorio español. Solamente las capitales de las provincias a las que ambos pertenecen, Valladolid (la más grande en población de las dos con diferencia) y Palencia, han perdido en los últimos 20 años 20.518 y 3.476 habitantes, respectivamente. La marcha de la juventud, la falta de natalidad y el consecuente envejecimiento de la población y falta de relevo generacional en los comercios y servicios ponen en peligro a estos municipios y todos los pequeños que están a su alrededor. La sensación, nos cuentan desde estos territorios, es que la despoblación es un tren que va sin frenos y ven muy difícil que se pueda revertir. Pero hay que intentarlo.