- El 27 de enero, Día Internacional de las Víctimas del Holocausto, se cumplen 77 años de la liberación de Auschwitz
- Este martes, estreno de "Las huellas de Auschwitz", a las 20:00 en RTVE Play y a las doce de la noche en La 2 de TVE
En noviembre de 1940, los nazis comenzaron a construir el mayor campo de concentración y de exterminio del III Reich: Auschwitz. Durante cuatro años, más de 1.100.000 deportados llegaron en los denominados trenes de la muerte directos a lascámaras de gas. De ellos, más del 90 % eran judíos.
Setenta y siete años después de la Liberación, las tecnologías digitales han descubierto nuevos hallazgos en documentos que se salvaron de la destrucción nazi y que evidencian el funcionamiento de esta maquinaria de muerte sistemática de Hitler.
El mayor complejo de campos de concentración
En la primavera de mayo de 1941, Heinrich Himmler, el jefe de las SS ordenó construir a unos 60 Kilómetros de Cracovia, al sur de Polonia, el mayor campo de concentración y el centro de exterminio más importante del régimen del III Reich.
Extendido en una superficie de cien kilómetros cuadrados, los nazis levantaron el campo de concentración denominado Auschwitz I - Stammlager, el campo de exterminio, Auschwitz II - Birkenau y el campo de trabajo, Auschwitz III - Monowitz. Se calcula que por este espantoso y desmesurado campo pasaron 1.300.000 deportados de toda Europa. El 80% no sobrevivió.
El gran imperio y la doctrina nazi necesitaban de estos campos de concentración donde explotar y eliminar a judíos, gitanos, intelectuales, homosexuales y demás víctimas de las persecuciones de Hitler. El proceso de deshumanización nazi estaba hábilmente organizado y Auschwitz iba a contribuir con creces a ponerlo en marcha.
“Auschwitz se estaba convirtiendo en un lugar de muerte, cada vez más perfeccionado“
"Pasó de ser un lugar de exterminio que habría matado a 500.000 personas, a un lugar de exterminio que participó en la destrucción de un millón de personas", afirma Piotr Setkiewicz, director del Centro de Investigación de Auschwitz-Birkenau.
El gran cementerio de Europa
A los trabajos forzados, los golpes, la desnutrición y las enfermedades sufridas por los prisioneros, se sumaban retorcidas vejaciones. "El sistema maquiavélico nazi consistía en hacer que los propios prisioneros controlasen la vida diaria en el campo", cuenta la historiadora Annette Wieviorka.
“El gran problema para los nazis no será matar, sino qué hacer con los cuerpos“
Casi a diario se sucedían las ejecuciones masivas en el patio donde miles de hombres, mujeres y niños eran fusilados. De hecho, "el gran problema para los nazis no será matar, sino qué hacer con los cuerpos", prosigue Wieviorka.
En su necesidad de solventar ese problema, los nazis dieron otra perversa vuelta de tuerca en Auschwitz. 600 prisioneros soviéticos y otros 250 polacos fueron utilizados para probar la eficacia del letal gas Zyklon-B, empleado hasta entonces para la desinfección de almacenes.
Los "elegidos para ser gaseados agonizaron durante tres días y tres noches", asegura Tal Bruttmann, historiador y experto en el Holocausto. "Auschwitz se estaba convirtiendo en un lugar de muerte, cada vez más perfeccionado", añade.
Mantener viva la memoria
En cuatro años, un millón de judíos llegaron a Auschwitz en los trenes de la muerte en un viaje sin retorno. Se ponía en marcha así, la solución final, el gran plan de Hitler para el genocidio de los judíos europeos durante la II Guerra Mundial.
Hacinados como animales en los vagones, sin apenas aire, comida ni agua, los deportados sentían como una liberación, apearse en los andenes que les conducirían a las cámaras de gas.
Después entraban en escena los denominados Sonderkommando, prisioneros encargados de retirar los cuerpos y conducirlos a los hornos crematorios. Uno de ellos, Alberto Errera, junto a otros compañeros, lograron hacerse con una cámara encontrada entre los bienes confiscados a los prisioneros. Arriesgando sus vidas, tomaron cuatro fotografías que revelan lo que estaba sucediendo en la zona de Auschwitz destinada al gaseado de los deportados.
“El mundo tenía que saber lo que sucedía allí y una imagen permite tener una prueba física“
La película salió del campo en un tubo de dentífrico y el 4 de septiembre de 1944 llegó a la resistencia polaca de Cracovia. "El mundo tenía que saber lo que sucedía allí y una imagen permite tener una prueba física, material, de lo que sucede", declara el escritor y director de cine francés, Christophe Cognet.
Otro de los documentos más significativos del horror de este campo se conserva, protegido de la luz y de la humedad en el museo de Auschwitz. "Se trata de unas anotaciones manuscritas por un miembro del comando especial. 12 páginas escritas en griego", revela la responsable de los Archivos del Museo de Auschwitz, Wojciech Plosa.
Habían permanecido ocultas en una botella enterrada cerca del Crematorio III de este campo de exterminio. Ilegible por el deterioro del paso del tiempo, han tenido que esperar 30 años a que los avances informáticos consiguieran desvelar al detalle la terrible actividad de los Sonderkommando en Auschwitz- Birkenau.
Hasta la fecha, se han encontrado enterrados media docena de este tipo de vestigios. Historiadores e instituciones continúan investigando los escasos materiales que las SS destruyeron y evitaron a toda costa y honrar así la memoria de todos los que perdieron la vida en esta eficaz fábrica de la muerte nazi.