La jubilación de un juez del Supremo abre la puerta a Biden a nombrar por primera vez a una mujer afroamericana
- La jubilación del progresista Breyer no alterará en todo caso la aplastante mayoría conservadora en el tribunal
- El presidente prometió en campaña nombrar a una mujer afroamericana, pero su ajustada mayoría en el Senado lo complica
La jubilación del juez progresista del Tribunal Supremo de EE.UU. Stephen Breyer ha dado al presidente estadounidense, Joe Biden, la oportunidad de hacer su primer nombramiento en el máximo órgano judicial del país. Biden prometió en campaña que nombraría para el cargo a una mujer afroamericana, algo que nunca había ocurrido y que haría historia.
La jueza o juez que nomine Biden, en cualquier caso, no cambiaría el equilibrio actual del Tribunal Supremo, con seis magistrados conservadores y tres progresistas. El órgano no ha sido tan conservador desde la década de 1930.
Para cumplir con su promesa, Biden tendrá que unir a su partido, una tarea nada fácil que ni siquiera consiguió para aprobar en el Congreso su gran paquete de gasto social. La aprobación de un nuevo juez para el Tribunal Supremo de EE.UU. depende del Senado, donde los demócratas tienen una mayoría ajustada, pero no pueden permitirse perder ni un voto.
Por ahora, los demócratas se sienten confiados y están seguros de que tendrán el respaldo de sus 50 senadores, incluidos dos de sus miembros más conservadores: Joe Manchin de Virginia Occidental y Kyrsten Sinema de Arizona, según ha asegurado a EFE una fuente del partido.
La Casa Blanca aún no ha hecho oficial ningún nombre
Una buena parte de la bancada demócrata del Congreso, especialmente sus miembros afroamericanos, ya está presionando a Biden en Twitter para que cumpla su promesa y permita que una mujer negra llegue por primera vez a la máxima instancia judicial.
La Casa Blanca aún no ha dado a conocer sus opciones, pero dos posibles candidatas son Leondra Kruger, actual jueza en el Tribunal Supremo de California, y Ketanji Brown Jackson, a quien ya consideró Barack Obama en 2016 para otra vacante en el Supremo y que trabajó como secretaria judicial para el propio Breyer.
Biden aún no ha se ha posicionado sobre la intención de Breyer de jubilarse cuando concluya en julio este curso judicial, ya que no ha sido confirmada oficialmente por el Tribunal Supremo, y solo algunos medios han informado de la noticia.
Una campaña progresista para jubilar a Breyer
Con 83 años, Breyer es el miembro de más edad del Tribunal Supremo y, desde hace meses, grupos progresistas como "Demand Justice" han estado reclamando su jubilación para que Biden pudiera nominar a un sustituto aprovechando que el Partido Demócrata aún domina el Senado.
El año pasado, "Demand Justice" llegó incluso a pasearse con un camión por las calles aledañas al Supremo con un gran cartel que rezaba: "Breyer jubílate. Es hora de que llegue una mujer negra el Tribunal Supremo".
El mayor miedo de los activistas era que Breyer se jubilase o muriese cuando el Senado tuviese otra mayoría, lo que puede ocurrir si los republicanos la recuperan en las elecciones de medio mandato de noviembre de este año.
Eso fue lo que ocurrió con Ruth Bader Ginsburg, icono progresista que rechazó jubilarse cuando Barack Obama (2009-2017) estaba en el poder, y que murió en 2020 con Donald Trump (2017-2021) en la Casa Blanca. Ginsburg fue sustituida por su némesis, la conservadora Amy Coney Barrett.
Breyer, un liberal pragmático
El juez fue elegido para el Tribunal Supremo en 1994 por el entonces mandatario demócrata Bill Clinton (1993-2001) y, curiosamente, Biden -entonces senador por Delaware- presidió el comité judicial del Senado cuando su nominación fue aprobada para posteriormente recibir el aval final del pleno.
Breyer se caracteriza por ser un liberal pragmático, más moderado que otros jueces como Ginsburg, y dispuesto a llegar a un consenso con los miembros más conservadores de la corte. Conocido por sus preguntas incisivas durante los argumentos orales, Breyer siempre defendió que la Constitución debe interpretarse dentro del contexto de cada época, lo que en algunas ocasiones le valió choques con magistrados más conservadores como Antonin Scalia, fallecido en 2016.
Una de las sentencias más conocidas que escribió Breyer tiene que ver con el derecho al aborto. En 2016, el juez se encargó de escribir el fallo que tumbó una ley de Texas y que había servido para cerrar la mitad de las clínicas abortivas de ese estado. En otra ocasión, en 2015, se desmarcó de la mayoría de los miembros del Tribunal Supremo y, en una nota aparte, consideró que la pena de muerte se había convertido en una condena tan arbitraria en Estados Unidos que probablemente era inconstitucional.
En los últimos tiempos, una de sus mayores preocupaciones ha sido la polarización del Tribunal Supremo, un desafío al que ahora Biden tendrá que enfrentarse para encontrarle un sustituto.