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Análisis | Elecciones en Portugal

El voto útil de la izquierda y la fragmentación de la derecha, claves de la histórica victoria de Costa en Portugal

  • La extrema derecha se beneficia de la fragmentación del bloque de derechas
  • Las encuestas de la última semana fracasan al prever un empate con el PSD

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António Costa, primer ministro de Portugal y líder del Partido Socialista (PS) celebra su victoria en las elecciones. EFE/EPA/MIGUEL A. LOPES
António Costa, primer ministro de Portugal y líder del Partido Socialista (PS) celebra su victoria en las elecciones.

El Partido Socialista (PS) de António Costa ha ganado las elecciones legislativas de Portugal con una histórica mayoría absoluta (117 de los 230 escaños de la Asamblea, a falta del recuento del voto en el exterior) que le permitirá gobernar en solitario. Costa, no obstante, se ha mostrado humilde y ha asegurado que "mayoría absoluta no es poder absoluto" y que buscará el apoyo de otros partidos a sus políticas.

La victoria aplastante de Costa ha sorprendido a muchos, sobre todo a los medios y centros demoscópicos portugueses que auguraban un resultado más reñido o incluso un empate con el Partido Socialdemócrata (PSD, de centro-derecha).

El propio Costa empezó la campaña electoral apuntando a la mayoría absoluta y pidiendo gobernar en solitario, pero, ante la evolución negativa de los sondeos, fue modulando su discurso y abriéndose a un pacto con otras fuerzas, incluso con aquellas que habían formado parte de la gerigonça (Bloque de Izquierdas y Partido Comunista) y que se negaron a aprobar los presupuestos, precipitando las elecciones. Los electores de izquierda han castigado duramente a esas fuerzas y han concentrado sus votos en el PS.

Costa acapara el voto útil de la izquierda

A Costa le ha funcionado su apelación al voto útil de la izquierda en contra de sus antiguos socios. El Bloque de Izquierdas ha pasado de 19 a 5 diputados y el PCP de 10 a 6.

"Siempre se creía que las elecciones se ganaban en el centro y en este caso las ha ganado a la izquierda", explica a RTVE.es Héctor Sánchez Margalef, investigador del CIDOB de Barcelona. "Casi todos votos que han perdido Bloque y PCP se los ha llevado el PS. Si se observa distrito por distrito, se ve claramente que los votos que pierden unos los gana el PS".

Sánchez Margalef cree que ahora Costa tendrá la mayoría suficiente para "hacer lo que le venga en gana", pero consciente de que buena parte del voto es "prestado". "Bloque y PCP van a fiscalizar a Costa de cerca y van a hacer una oposición absoluta desde la izquierda. Costa se queda sin excusas, le van a juzgar por lo que haga. Si no cumple promesas, esta mayoría absoluta se acabará".

Leonídio Ferreira, director adjunto del medio portugués Diário de Notícias, ha destacado en RNE que Costa ha convertido el PS en un partido "atrápalo todo" y el "único transversal, que tiene a las clases obreras, la intelectualidad urbana y a las personas mayores".

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El voto de la derecha se dispersa

El PSD ha repetido prácticamente sus malos resultados de 2019 (un 28 % de votos) y ve cómo a su derecha suben tanto Chega como Iniciativa Liberal. El aliado tradicional de los socialdemócratas, los conservadores de CDS-PP, se hunden.

Sánchez Margalef destaca que mientras el PS ha logrado concentrar el voto de la izquierda, en la derecha ha habido una "descentralización del voto", lo que explica la subida tanto de Chega (extrema derecha) como de Iniciativa Liberal (neoliberales).

Chega entró en la Asamblea en 2019 con el 1,29 % y un solo diputado, su líder, Andre Ventura. Ahora han dado el salto al 7 % y 12 diputados. Por su parte, Iniciativa Libera ha pasado del 1,29 % y un escaño en 2019, al 4,98 %, convirtiéndose en la quinta fuerza con 8 diputados.

A Rui Rio, candidato del PSD, le apodaban "el superviviente", porque había conseguido ser nominado candidato de su partido a pesar de la fuerte oposición interna y a fuerza de ganar elecciones primarias. Sin embargo, este puede haber sido su final polìtico. "No veo cómo puedo ser útil al PSD - reconocía el propio Rio el domingo - No hay que hacer un drama".

"Se tiene que ir - opina Sánchez Margalez - tenía legitimidad para hacer la campaña que quisiera tras ganar tres primarias, la última contra el aparato del partido. La jugada le ha salido mal, si no se va él, le echarán".

Respecto a la extrema derecha, el investigador del CIDOB cree que su ausencia hasta ahora (Portugal era de los pocos países europeos donde este tipo de formaciones no tenían presencia institucional) "era una cuestión de oferta, no de demanda".

"Demanda hay en todos lados - explica - pero tiene que haber el emprendedor político necesario para articular estos partidos". "Ventura se ha beneficiado de la desunión del PSD y ha encontrado su momento, el momento adecuado", añade Sánchez Margalef.

Fracaso de los sondeos

El resultado electoral vuelve a poner de manifiesto las debilidades de los estudios y sondeos demoscópicos. Hasta el viernes, último día de campaña, las encuestas situaban al PSD por encima del 30 % y acercándose al PS, tanto que los medios portugueses hablaban de "empate técnico" y auguraban la necesidad de pactos o un gobierno inestable. Nada de esto se ha cumplido.

"Nunca ha pasado en Portugal que la situación de la última semana no se haya verificado en las elecciones del domingo", ha destacado en RNE Ricardo Ferreira Reis, Director del Centro de Estudios y Sondeos de Opinión de la Universidad Católica Portuguesa (CESOP),

Ferreira también lo achaca a la movilización del electorado socialista y a una "culpabilización" del Bloque de Izquierda sobre todo, y del PCP, por el fracaso de los presupuestos. "La movilización fue más fuerte que la pandemia", ha asegurado.

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Para Leonídio Ferreira, de Diário de Notícias, la clave del fallo de las encuestas está en que nadie había previsto "la gran fragmentación de la derecha", cuyo voto se dispersa de forma "inédita" en Portugal.

Sánchez Margalef recuerda no obstante que los sondeos que han fallado son los del final de campaña, no los del inicio, que daban una victoria holgada al PS. Y aun así, afirma el investigador, es "comprensible" porque se partía de "un escenario cada vez más fragmentado, con nuevos actores y datos de los que no se tenían referencia", porque nunca se habían tumbado unos presupuestos en la Asamblea.