El último escándalo de Pegasus: el software de NSO habría espiado también a israelíes
- La policía israelí habría estado espiando a políticos, funcionarios y ciudadanos de a pie
- Este sistema tecnológico está diseñado para rastrear e intervenir teléfonos móviles sin dejar rastro
Tan exitosa como polémica, la empresa israelí NSO lleva más de una década en el ojo del huracán. La constituyeron tres exmilitares, Niev Carmi, Shalev Huilo y Omri Lavie (cuyas iniciales forman el nombre NSO). Su nacimiento tenía un objetivo principal, según siguen defendiendo: luchar contra el cibercrimen, prevenir ataques terroristas o combatir la trata de personas y el tráfico de drogas. Todas causas loables, pero es mencionar NSO en cualquier calle de Jerusalén y muchos israelíes fruncen el ceño o rehúsan hablar de la compañía tecnológica más famosa en el país.
“No se puede espiar a ciudadanos sin una orden judicial. Es muy grave”, asegura a TVE Iliana de forma vehemente. Esa es la última denuncia que recae sobre NSO. Según una investigación periodística, la policía israelí habría estado espiando a políticos, funcionarios y ciudadanos de a pie que se habrían manifestado contra el exprimer ministro Benjamín Netanyahu. Espionaje sin ningún tipo de respaldo u orden judicial. “Esto abre una brecha que va más allá de la política o la seguridad. Es muy peligroso para nosotros”, asegura el joven Shlomi desde el centro de Jerusalén.
El jefe de la policía israelí Kobi Shabtai, mediante un comunicado, se ha apresurado a negar la mayor, aunque ha anunciado que abrirá una investigación interna. El escándalo es de tal magnitud que el Fiscal General del Estado, a punto de dejar el cargo, y la Knéset (el parlamento israelí) van a investigar el caso.
¿Cómo espiaban?
El producto estrella de NSO se llama 'Pegasus', un software diseñado para rastrear e intervenir teléfonos móviles sin dejar rastro. Los servicios secretos israelíes lo utilizan desde 2013 y es tan eficaz que la compañía lo ha vendido a medio centenar de gobiernos de todo el mundo. “Suministramos tecnología a agencias de inteligencia estatales para salvar vidas”, aseguran desde la compañía, desligándose de cualquier otro uso. Lo mismo hace el gobierno israelí, que aunque debe autorizar esa venta al exterior, insiste en que NSO "es una empresa privada y no tiene vínculo con el gobierno israelí".
En 2021, otra investigación del consorcio de periodistas Forbidden Stories y Amnistía Internacional desveló que muchos de esos gobiernos han empleado Pegasus para vigilar a miles de objetivos: opositores, disidentes políticos, periodistas o defensores de Derechos Humanos, entre otros. Lo hacían en países como México, Arabia Saudí, El Salvador, Marruecos o Azerbaiyán. Las denuncias son interminables. De las últimas, varios activistas palestinos cuyos teléfonos móviles fueron hackeados con el infame programa informático.
Los escándalos pasan factura a la empresa
Tanto escándalo empieza a pasar factura a la empresa israelí. El Departamento de Comercio de Estados Unidos la ha puesto en su lista negra, vetándola para suscribir contratos públicos. Y esta misma semana, ha dimitido el presidente de la compañía. Asher Levy asegura que su decisión no tiene nada que ver con los supuestos espionajes en Israel sino al cambio de dueños de NSO.
Pese a todo, el futuro de la tecnológica más polémica de Israel parece estar garantizado. En más de una década de existencia ha sido vendida en varias ocasiones y su valor actual supera los mil millones de dólares. Los grandes fondos de inversión se la rifan por sus productos en ciberseguridad pese a que en más de una ocasión se empleen para espiar sin permiso y sin escrúpulos a ciudadanos de a pie.