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Aniversario

30 años de la quema de la Asamblea Regional en Cartagena

  • El hecho, enmarcado en reconversión industrial de 1992, puso las reivindicaciones obreras de Cartagena en el mapa
  • Tres décadas después, la ciudad portuaria tienen otro modelo económico, basado en el turismo y la riqueza arqueológica

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30 años de la quema de la Asamblea Regional en Cartagena

El 3 de febrero de 1992 fue una fecha histórica para la Región de Murcia y para Cartagena en particular. Durante el transcurso de una protesta de trabajadores afectados por la reconversión industrial, un cóctel molotov se coló en el interior de la asamblea regional, provocando un incendio. Este hecho puso en el mapa las reivindicaciones de la ciudad portuaria, haciendo que los expedientes de regulación de empleo propuestos para tres de las empresas más importantes en la industria cartagenera fuesen mitigados y que el impacto económico fuese menor.

Charlamos con José Luis Romero de Jódar, secretario comarcal de CCOO en 1992. Nos explica que llevaban tres semanas intentando hablar con el que era entonces el presidente de la Región de Murcia, el socialista Carlos Collado. En la mañana de ese 3 de febrero, volvían unas 200 personas de sellar el paro. Eran trabajadores de tres de las empresas más importantes de Cartagena, que habían firmado un expediente temporal de empleo: La Metalúrgica Peñarroya, la Empresa Nacional de Fertilizantes y los astilleros de Bazán. Se dirigían a la Asamblea Regional para hablar con Collado.

Hubo un pequeño forcejeo con la policía, tiraron pelotas de goma para disuadirnos, pero no fue a más, nada mayor

Llevaban varias semanas intentando hablar con él, pero no recibían respuesta. Pero esta vez era importante. Habían leído por la prensa que gracias a la presión de los presidentes de Andalucía y Galicia, los astilleros de San Fernando y Ferrol se habían librado del ERE y seguirían trabajando. Querían explicaciones. Que presionase al gobierno central para que tuviese en cuenta su situación. Pero la policía no les dejó acercarse a la asamblea. “Hubo un pequeño forcejeo con la policía, tiraron pelotas de goma para disuadirnos, pero no fue a más, nada mayor”, nos comenta Romero de Jódar.

Cerca de 60.000 trabajadores se veían sin empleo

El caso es que ese pequeño forcejeo corrió como la pólvora en Cartagena. Los ánimos ya estaban caldeados. El alcalde de Cartagena, José Antonio Alonso, aseguraba entonces que, bajo el paraguas de estas grandes empresas, había otras 500 pequeñas que podrían desaparecer, lo que ponía en peligro casi a la mitad de la población activa de esta comarca que emplea a 60.000 trabajadores. Al negro panorama de crisis industrial hay que añadir las graves dificultades por las que atravesaba el sector agrícola con problemas de salinización, escasez de agua y la consecuente restricción de riegos.

La imagen del incendio llenó todas las portadas

A la asamblea empezaron a llegar manifestantes y el número empezaba a ser superior al de la policía. Desde delegación de gobierno se destinaron más unidades policiales para disolver los disturbios y alejar a los alborotadores de la asamblea. Consiguieron que se alejasen, pero no había suficientes efectivos para quedarse en la retaguardia y así proteger el parlamento regional. Según Romero de Jódar, algún estudiante de la Escuela de Peritos, próxima a la asamblea, fabricó un cóctel molotov y viendo la asamblea desprotegida de policía, coló el artefacto incendiario por una ventana, que dio a unas cortinas. Las cortinas prendieron rápidamente y comenzó el incendio.

Hubo procesos de reconversión y recolocación en las tres empresas afectadas

Esa imagen fue portada en todos los informativos y periódicos del país, lo que puso a la ciudad portuaria y a sus reivindicaciones en el mapa político. La consecuencia inmediata es que el expediente de empleo de las tres factorías fue suavizado. “Es cierto que, al final, Peñarroya cerró, Fertilizantes también, pero hubo procesos de reconversión y de recolocación en las tres empresas afectadas". Nos relata Romero de Jodar.

La ciudad portuaria ha cambiado su modelo productivo

Actualmente Cartagena es otra. Su modelo productivo cambió de la industria al turismo y la arqueología. La empresa Bazán se convirtió en la actual Navantia, que tiene en su haber ser el astillero que construye los submarinos de propulsión no nuclear más punteros del mundo, la serie S-80. “30 años después esta es otra ciudad y otra sociedad, aunque con una falta de calidad en el empleo” nos recuerda Romero de Jódar, que aún mantiene intacta su vena sindicalista.