María Hesse se rebela contra los estereotipos femeninos en 'Malas mujeres'
- "Con este libro quería visibilizar lo importante que es el poder del relato", asegura
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La historia del mundo la han contado los hombres (y en muchos sentidos la siguen contando), dejando a la mujer el papel de comparsa e incluso diciéndola como tenía que comportarse, casi siempre como una madre o una esposa dóciles. Y a las pocas féminas que intentaban cambiar ese relato se las catalogaba de locas o brujas. La ilustradora María Hesse (Frida Kahlo, El placer), reivindica a esas mujeres que se atrevieron a intentar cambiar las cosas en su nuevo libro: Malas mujeres (Lumen)
"Es una reivindicación para hacernos dueñas de los insultos que hemos recibido de forma gratuita -nos comenta-. Se llama Malas mujeres, porque gira sobre ese concepto de lo que la mujer podía y no podía hacer. Como cuando nos salimos de esa línea y de ese corsé que trazan para nosotras y nos insultan. Hay unos insultos muy comunes, como el de loca, puta… Por eso, para mí también es como una reivindicación de apoderarnos de esas palabras y cambiar también el significado”.
Otro de los temas que María quería destacar en este libro es cómo nos influye esa historia contada por los hombres: “Quería visibilizar lo importante que es el poder del relato. Cómo se construyen esos relatos y alimentan a al contexto. Como toda esa ficción al final nos condiciona y nos hace ser de una manera o sentir de cierta forma, ¿no?”
"De pequeña quería ser una princesa"
El libro se centra en cómo las obras de ficción han perpetuado esos estereotipos negativos sobre la mujer, empezando por los cuentos. "De muy pequeña, quería ser una princesa como la Bella durmiente: “En todos esos cuentos que consumíamos cuando éramos pequeñas, las protagonistas, entre comillas, lo único que hacían era ser bellas y estar a la espera de que un príncipe las rescatara. Realmente eran personajes muy inactivos”.
María hace un recorrido por toda la historia de la cultura humana, destacando a las mujeres que intentaron cambiar las cosas y no las dejaron. “Para mí era necesario hacer ese recorrido para ver cómo ha evolucionado ese relato que nos ha perseguido durante muchísimo tiempo. Y cómo, a pesar de esa evolución, los estigmas sobre las mujeres se han ido perpetuando y, a día de hoy, todavía continúan. Aunque por fin las cosas están empezando a cambiar”.
Ahora que se están haciendo versiones más feministas de casi todos los cuentos clásicos, preguntamos a María qué papel creen que tuvieron los transmisores de esos cuentos, como los hermanos Grimm. “Lo que hicieron fue transcribir el relato oral a los libros, porque esos cuentos pasaban de padres a hijos de forma oral. En el contexto en el que vivían, ellos siguieron perpetuando ese relato que, desde luego, a las mujeres nos dejaba en muy mal lugar”.
De hecho hay cosas, como la violencia de los cuentos originales, que se han ido adaptando a los nuevos tiempos, pero ese papel de la mujer no ha terminado de actualizarse hasta hace muy poco. “Ahora, por fin, se está intentando cambiar ese tema y salen continuamente nuevas versiones, un poco para redimirnos de eso. Como la película de Maléfica”.
María confiesa en el libro que de pequeña sufrió acoso escolar. “Al final te creas como un run run de que esos insultos que te hacen puedan tener algo de verdad. Afortunadamente, yo tuve suerte porque fuera del colegio encontré a un grupo de amigos y amigas que me hicieron sentir normal y comprender que esas cosas que me decían en el colegio. Pero siempre te queda una pequeña huella y pienso que, por eso, en la vida adulta sigues teniendo unos niveles de exigencia hacia tu persona mucho más grandes”.
O Madres o brujas
El discurso masculino también ha etiquetado a las mujeres con estereotipos como madres (sin ningún defecto) o brujas (con todos ellos). "De eso habla el libro y, es una dualidad que sigue existiendo. A veces se nos trata como mojigatas, putas, buenas o malas madres… Esos estereotipos por desgracia siguen existiendo” -asegura María-.
Preguntamos a María sobre ese empeño histórico del hombre de dominar a la mujer y culparla de todo. “Es un sistema de poder. Es mucho más fácil hacer lo que uno quiere mientras tenga una persona que la está cuidando, no. E incluso en el propio capitalismo, los cimientos son sobre la opresión hacia otras personas, ya sea por cuestiones de género o de raza. Es mucho más fácil mantener este engranaje si hay una persona que en lugar de trabajar fuera, en la calle, se queda en casa, al cuidado del hogar y sin recibir un duro”.
Reprimir el placer femenino
En uno de sus libros más populares, El Placer, María Hesse reflexionaba sobre la sexualidad femenina y nos invitaba a explorar la sensualidad de las mujeres sin tapujos ni cortapisas. “La sexualidad de la mujer no solo ha estado reprimida, sino que ni siquiera estaba considerada. Al final, el único mérito que tenía con respecto a su sexualidad era la capacidad de engendrar, que era para lo que servía. Y la mujer que vivía libremente su sexualidad ya conllevaba un peligro porque no dependía del hombre para disfrutar de esa sexualidad”.
Entre las muchas anécdotas que recoge el libro, María nos comenta el origen del vibrador, inventado por el médico Joseph Mortimer Granville, en 1870. “En esa época se pensaba que los problemas de melancolía o de histeria de las mujeres estaban relacionados con la satisfacción sexual. Por eso sus propios maridos las llevaban a que las masturbasen especialistas. Y para eso crearon los vibradores, como ya conté en El placer”.
"Las mujeres tenemos que contar nuestras propias historias!
Y es que María lleva mucho tiempo investigando este tema: “Este libro es fruto de muchas lecturas durante muchos años. No es que me haya documentado ahora. Lo importante es que nosotras relatemos nuestras historias y que no sean acalladas ni ocultadas. Porque desde hace ya un tiempo se están narrando muchas voces de mujeres, pero en realidad no se le da importancia. No se considera relevante ni universal. Para que las cosas cambien de verdad, no solo se nos tiene que permitir hablar, sino que también se nos tiene que escuchar”.
En cuanto a las grandes mujeres que aparecen en el libro, María asegura: “Aparecen un montón de hitos protagonizados por mujeres y creo que todos son fundamentales y van cambiando las cosas. Para eso hay que leerse el libro e irlos descubriendo”.
Entre esas mujeres de la ficción que aparecen en el libro, María destaca a las heroínas del cine de acción, como la teniente Ripley de Alien o la Imperator Furiosa de Mad Max: Furia en la carretera. Pero también a las femme fatales del cine negro. “Eran personajes con un enorme magnetismo. Pero antes de que el cine negro les pusiera ese nombre, ya existían en la cultura, como Lilith, y vivían libremente su sexualidad. Otra cosa en la que seguimos con muchos prejuicios, porque cuando un hombre vive libremente su sexualidad y está con muchas mujeres se ve como algo positivo, pero no es así con las mujeres. Me parece interesante analizar esa perspectiva. De hecho, para cortar eso, estas femme fatales siempre solían tener un final trágico. Como diciendo: si eres como ellas, vas a acabar mal y, por lo tanto, este no es el modelo que tienes que seguir”
"No tenemos que ser musas sino creadoras"
En estos últimos años grandes series de televisión han logrado cambiar ese punto de vista del relato. “Series como Girls, Podría destruirte… o la española Vida perfecta, hacen un retrato muy diferente e interesante de las mujeres de hoy en día -afirma María-. Intentamos conquistar el terreno que debería haber sido nuestro desde hace mucho tiempo. No solamente ser musas, sino creadoras de esas ficciones”.
También habla en el libro de la evolución del personaje de Daenierys, la protagonista de Juego de tronos, que fue muy criticada. “La convirtieron en loca de una forma muy abrupta –asegura María-. Luego hubo muchos expertos que decían que ya se veía venir, por cosas perversas que había hecho. Pero había muchos personajes masculinos que también hacían cosas malas sin necesidad de volverse locos. Al final vuelve a perpetuar ese estereotipo, que es muy peligroso, de que a las mujeres poderosas se las castiga con la soledad o con la locura”.
En ese sentido María asegura que el trabajo de las mujeres creadoras mantiene “el pesado apellido lo femenino”. “Cuando un hombre hace una película o un libro, nadie le dice que es un libro masculino escrito para hombres. Su público potencial es universal. Pero cuando las autoras somos mujeres, a las obras ya se las califica como libros o películas femeninas dirigidas hacia mujeres y no universal. Cuando una mujer crea su obra no se considera universal porque está hablando de su propia vivencia, que es lo que los hombres llevan haciendo desde el principio de los tiempos”.
En cuanto a las batallas más urgentes por la igualdad, María destaca: “Nos quedan muchísimas, desde la igualdad salarial a compartir las cargas familiares de verdad. Que no se nos hipersexualice, que no se nos exija tantos niveles de perfección, que no se nos cosifique, que se nos permita envejecer… O que no se ejercite violencia física y verbal hacia nosotras por el simple hecho de ser mujeres. Nos quedan tantas cosas por lograr”.
Destacar las fantásticas ilustraciones de María Hesse para Malas mujeres. “Me cuesta mucho definir mi trabajo, pero pienso que son muy yo. “Destacaría la importancia de la naturaleza en mis dibujos, que tiene mucho que contar y pienso que en este libro las mujeres tienen otra mirada, más oscura. También he cuidado mucho la gama cromática porque siempre trabajo mucho con las sensaciones que producen mis dibujos, que para mí es una de las cosas más importantes del libro”.
Sobre sus proyectos. María asegura que: “De momento, presentar el libro y disfrutarlo, porque ha sido mucho, mucho trabajo”.