La primera ola de la pandemia ocasionó trastornos mentales a casi la mitad de los sanitarios españoles
- El 3,5% de los trabajadores de la salud reconoce que tuvo ideas de suicidio, el triple del resto de la población
- Son datos del estudio 'Mindcovid', elaborado con más de 9000 profesionales de 18 centros hospitalarios
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El 45% de los sanitarios padeció posibles síntomas de trastorno mental durante la primera ola de la pandemia de COVID-19 (entre marzo y junio de 2020), y un 3,5% llegó incluso a tener ideas suicidas, más del triple de la media del resto de la población, según revela el estudio 'Mindcovid', publicado en la revistas Psiquiatría y salud mental y Depression and anxiety.
Dicho estudio se ha elaborado a partir de las encuestas anónimas en línea a 9.138 profesionales de 18 centros hospitalarios de seis comunidades autónomas. El proyecto ha estado liderado por investigadores del CIBER en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y del CIBER de Salud Mental (CIBERSAM). También han participado profesionales del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y facultativos del Hospital del Mar de Barcelona.
El investigador del IMIM, Jordi Alonso, ha presentado este viernes el informe en la X Jornada del Centro Nacional de Epidemiología y la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), donde ha explicado que la situación que han experimentado los sanitarios, y que aún siguen inmersos en esta lucha, ha interferido en la vida personal, laboral y social del 14,5% de los profesionales, lo que ha señalado que se conoce como "trastorno mental discapacitante". El problema más frecuente en la primera ola fue la depresión (28,1%), seguida de ataques de pánico (24%), ansiedad (22,5%) y estrés postraumático (22,2%), valores que prácticamente duplican a los de la población general.
A lo largo de análisis realizados en 2020 y 2021, el equipo de investigaciones ha observado un aumento en los problemas de salud mental en comparación con el periodo prepandemia, especialmente entre los profesionales sanitarios. Las personas con problemas mentales preexistentes, las personas hospitalizadas con COVID-19 y las mujeres sanitarias jóvenes son algunos de los grupos más afectados por este aumento.
"Los datos de la primera ola de la pandemia indican una prevalencia de problemas de salud mental discapacitantes en los sanitarios españoles mucho más alta que la esperada", ha asegurado el investigador. El 80% de los encuestados, según el estudio, han estado involucrados directamente en el cuidado de pacientes COVID-19 y, de ellos, el 43% estuvieron en contacto permanente con los afectados por la enfermedad.
Los problemas continuaron en las siguientes olas
Dos de cada tres sanitarios, el 67,7%, seguía padeciendo esos trastornos en la segunda, llegada en el verano de 2020; los factores de riesgo que predisponen a su aparición y persistencia son los cambios en el trabajo y estrés ligado a relaciones interpersonales, la salud personal y de las personas más próxima, y las dificultades económicas, ha explicado Alonso.
Tras un seguimiento de nueve meses, y ya de pleno en la tercera ola de las navidades de 2020, los datos del estudio, aún sin ponderar, apuntan que el problema "no ha bajado, sino que se ha mantenido en niveles muy altos", aunque se haya apreciado una tendencia al descenso en sanitarios pero de un aumento en los demás ciudadanos. Así, en la tercera ola, el porcentaje de sanitarios en riesgo de sufrir trastornos mentales era del 37,3% frente al 26,4% del resto de la población.
Lo mismo ha ocurrido con el desgaste profesional o "burnout", más frecuente en las mujeres (52,9% frente al 43,2% de los hombres), aunque al año las cifras habían bajado al 46,3% y 35,8%, respectivamente.
El 3,5% pensó en el suicidio
Durante la primera ola, las ideas suicidas en sanitarios también doblaron a la población general: el 8,4% las tuvo frente al 4,5% del resto. El 3,5% pensó activamente en el suicidio y el 2,7% elaboró un plan, cifras que se reducen al 1,8% y 1,1%, respectivamente, en la población general.
A modo de conclusión, el investigador ha destacado el impacto negativo de la pandemia en la salud mental de los profesionales sanitarios y la necesidad de mitigar los factores de riesgo para evitar su desgaste. Y ha avisado de que las necesidades de acceso a la atención en salud mental aumentará aunque el sistema sanitario esté sobrecargado, lo cual supone un reto para su sostenibilidad y mejora, al tiempo que ha planteado la monitorización de la salud mental de las poblaciones vulnerables tras la pandemia y estudiar sus determinantes.