Castilla y León en datos: la comunidad que ocupa la quinta parte de España representa el 5 % de la economía
- Castilla y León sufre las consecuencias de la despoblación y la desigualdad en su amplio territorio
La formación de sus jóvenes y su rico patrimonio no son suficientes para crear empleo y fijar población
Las elecciones en Castilla y León del próximo 13 de febrero otorgan un protagonismo inédito a la situación de esta comunidad, la más grande del país, en unas elecciones que surgen además a mitad de legislatura del Gobierno de España y que abren un nuevo capítulo en la política nacional.
Castilla y León comparte los problemas demográficos de otras comunidades: envejecimiento, despoblación, dificultades para sostener los servicios ante el declive de las zonas rurales, falta de oportunidades para la juventud, agravados en su caso por un territorio muy amplio con dificultades para su reordenación.
Las cifras macroeconómicas más elementales no dibujan una mala situación, pero esconden unas debilidades más acentuadas de lo que indican las aparentes fortalezas. Castilla y León es un gigante geográfico con pies de barro: ocupa casi el 20 % de España en superficie, pero está lejos de esa potencialidad y representa solo el 5 % de la población, el 5 % de la riqueza y el 5 % del empleo.
Castilla y León, la más grande y la más vacía
Castilla y León es la comunidad más extensa de España. Con 94.226 kilómetros cuadrados, es más grande que Portugal, que Irlanda o que Bélgica y Países Bajos juntas, pero está mucho menos poblada que cualquiera de estos países. Aunque es la sexta comunidad con más habitantes de España (2.383.139, el 5 % del total del país), en todo su territorio viven menos personas que en la ciudad de Madrid.
Sobre todo, es una de las zonas de España que más ha sufrido la despoblación en los últimos años. El año pasado perdió 11.779 habitantes (un 0,49 %, por el 0,14 % que descendió la población española total). Si la comparación se hace con 2011, Castilla y León ha perdido un total de 175.324 habitantes. En las últimas dos décadas, el 86 % de los municipios ha perdido población, y en ese tiempo 146 municipios han perdido la mitad o más de los habitantes que tenían en 2001.
Entre 2020 y 2021, León y Zamora fueron las provincias españolas donde más disminuyó la población, un 1 % cada una. La comunidad se vacía sobre todo por el oeste: dos de cada tres habitantes que perdió en 2020 corresponden a León, Zamora y Salamanca. En toda la comunidad, solo ganaron residentes Ávila y Segovia, un fenómeno compartido con otras provincias limítrofes con Madrid, como Guadalajara y Toledo, en el contexto de la pandemia de COVID-19.
Castilla y León ocupa casi el 20 % de la superficie total del país, pero en ella solo vive el 5 % de la población. En consecuencia, sus provincias son de las de menor densidad. La densidad de población media de Castilla y León es de 25,3 habitantes por kilómetro cuadrado, casi la cuarta parte de la media nacional (96,3). Y el 70 % de sus municipios y de su superficie total tiene una densidad por debajo de 10 habitantes por km², lo que les define como "desierto demográfico", según el criterio de la Unión Europea. En ellos viven 283.873 personas, el 12 % de la población.
Castilla y León es la comunidad con más municipios de España: 2.248, un 28% del total, de ocupación muy desigual. Pese al gran número de pueblos, los castellanoleoneses viven sobre todo en ciudades y el resto del territorio está prácticamente vacío. El 80 % de los municipios tiene menos de 500 habitantes -el 49 % tiene ese tamaño en el conjunto de España-, pero ocupan el 62 % del territorio de la comunidad y entre todos únicamente acogen al 12 % de la población.
Muchos pueblos no significa necesariamente una población rural. En las nueve únicas poblaciones de más de 50.000 habitantes de la comunidad (son las capitales de provincia, a excepción de Soria, más Ponferrada, en León) vive el 44 % de la población. Si a las nueve capitales se les añaden las otras cuatro localidades de más de 30.000 habitantes (la citada Ponferrada, Miranda de Ebro, Aranda de Duero y San Andrés del Rabanedo) albergan entre las 13 a la mitad de toda la población de Castilla y León (49,8 %).
Jóvenes formados que emigran ante la falta de trabajo
Castilla y León, que ya era una comunidad envejecida a principios del siglo XXI en comparación con el conjunto de España, ha empeorado esa situación. Nacen pocos niños y hay muchos ancianos, y la edad media se acerca a los 49 años -era de menos de 44 en el año 2001-, por los casi 45 de la media española. En 2021, el 11,6 % de los castellanoleoneses eran menores de 15 años y el 25,8 % tenía más de 65, unos porcentajes que a nivel nacional son del 14,2 % y 19,6 %, respectivamente.
Los jóvenes faltan en la pirámide de población porque muchos se han ido. En 2020, el 24,5 % de los jóvenes de Castilla y León entre 30 y 34 años residía en otras comunidades, sobre todo en Madrid. Desde 2010, Castilla y León ha perdido población joven de manera sistemática por la emigración hacia otras comunidades autónomas. Tan solo en 2019, 2.720 jóvenes abandonaron la comunidad para marchar a otros lugares de España, según el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de Castilla y León.
“No puede ser que Castilla y León forme jóvenes para que luego realicen actividades que generen riqueza en otras comunidades", lamentaba en octubre a la vista de estos datos el presidente del Consejo Económico y Social de Castilla y León, Enrique Cabero, que señalaba como una prioridad fomentar que el proyecto de vida de los jóvenes castellanoleoneses pueda desarrollarse en la tierra donde nacieron. Sobre todo, porque Castilla y León tiene un gran potencial formativo: el 27,5 % de los jóvenes de entre 16 y 29 años en esta comunidad tienen estudios superiores -porcentaje que se eleva al 33,6 % en las mujeres-, una proporción superior a la del conjunto nacional.
Pero el problema de la falta de empleo para los recién titulados es estructural, añade Julio López Díaz, profesor de Análisis Económico en la Universidad de Valladolid, en declaraciones a RTVE.es: de cada 100 empleos creados en España en lo que va de siglo hasta antes de la pandemia, solo uno lo fue en Castilla y León. "¿Cómo una comunidad autónoma así va a retener a los jóvenes, y sobre todo a los más cualificados?", se pregunta.
Una 'buena' tasa de paro esconde malas cifras de creación de empleo
Los datos de paro, renta o riqueza describirían a grandes rasgos el estado macroeconómico de una comunidad autónoma cualquiera. No en el caso de Castilla y León, advierte Julio López, una comunidad muy extensa, "con muchas realidades diferentes" y unas cifras artificialmente infladas por el efecto de su escasa población y del envejecimiento.
Las estadísticas señalan a Castilla y León como la séptima comunidad del país tanto en producto interior bruto (PIB), con 55.401 millones de euros en el año 2020, como en PIB per cápita (23.167 euros) y también la séptima con una menor tasa de paro, un 10,33 %, tres puntos por debajo de la media nacional.
Pero se trata de datos estadísticos distorsionados. La pérdida de riqueza que sufrieron otras comunidades en 2020 a causa de la pandemia fue menor porque fue la segunda comunidad autónoma que más población perdió respecto al año anterior y por su menor dependencia del turismo. La renta media por persona sube porque la población disminuye; y el paro, que se calcula con la población activa como denominador, es por fuerza menor si los adultos jóvenes se marchan por la falta de trabajo.
La realidad es que "la tasa de paro se reduce en Castilla y León sin que se cree un solo empleo", por efecto de la pérdida de población activa, apunta Julio López. "Castilla y León es la tercera comunidad autónoma de toda España que menos empleo ha creado en lo que va de siglo, y a pesar de eso su tasa de paro es similar a la de Madrid o Cataluña, las más pujantes".
El quid de este estadístico se encuentra un paso más allá. A finales de 2021, Castilla y León tenía a 91.000 personas menos paradas que diez años antes, una tasa de paro 6,9 puntos menor. Pero este titular, especialmente jugoso en campaña electoral, no significa que todas esas personas hayan encontrado trabajo, porque en realidad solo hay 1.900 ocupados más desde entonces. Los que han dejado de contar como parados es porque han dejado de ser población activa, como se ve en el gráfico.
Es la segunda lectura necesaria al interpretar los datos de empleo y que revela la realidad de Castilla y León. Según la última encuesta de población activa (EPA), del último trimestre de 2021, esta comunidad es la séptima con menos paro, pero al mismo tiempo es la tercera con menor proporción de población activa, por delante de Galicia y Asturias, otras dos comunidades muy envejecidas.
Disparidad en las rentas per cápita
"El problema de Castilla y León es que la imagen que da al exterior es ficticiamente buena", añade el profesor López. "En la renta per cápita no hay disparidades tan brutales en ninguna otra comunidad autónoma. La renta per cápita en Burgos, que es de 30.000 euros, es un 50 % superior a la que tienen en Zamora, que es de 20.000. No hay una sola región de España donde haya tal grado de disparidad a nivel agregado y ya si vamos a núcleos concretos se dispararía mucho más".
En general, los hogares con mayor renta media anual se encuentran en torno a las capitales de provincia. Aun así, entre provincias, las diferencias son notables, y hay más riqueza en el norte. La mayoría de los municipios con una renta media por hogar superior a 40.000 euros al año están en Burgos, con el máximo de toda la comunidad en Pampliega (64.260 euros). A medida que se avanza hacia el sur y el oeste, la renta es menor.
Potencia en patrimonio natural y cultural: el turismo interior
Con su inmenso patrimonio histórico, cultural y natural, Castilla y León es uno de los destinos turísticos más visitados en España, con nueve bienes declarados Patrimonio de la Humanidad, 14 parques naturales y otros muchos reclamos.
Entre las comunidades sin costa, y a excepción de Madrid, es la que más turistas extranjeros recibió en 2019, antes de la pandemia (1,28 millones), y en turismo interior fue el cuarto destino preferido de los españoles, por detrás de Andalucía (20 %), Cataluña (13,5 %) y la Comunidad Valenciana (12,4 %), aunque a gran distancia de estas.
Acumuló un gran volumen de viajeros y pernoctaciones, pero ese no es un indicador de fortaleza del turismo, porque las noches de hotel se corresponden con paradas en un trayecto, pero no necesariamente con más ingresos para el sector, como demuestra el hecho de que el turista tipo que va a Castilla y León es de los que menos gasta en comparación con el resto de comunidades.
Industrias destacadas, pero demasiado concentradas
El peso de la industria agroalimentaria en Castilla y León es muy significativo. Concentra el 31 % de las empresas manufactureras de la región y en torno al 2 % del total de empresas, participación superior a la que tiene la agroindustria en España, con el 17,2% de las empresas y el 0,9 % del entramado empresarial. El sector agrario y la industria de alimentación y bebidas aporta más del 9% del valor añadido regional, el 10% del empleo y concentra casi el 15% de las exportaciones. Pero, "pese a esta enorme potencialidad, se ha dejado que la transformación de la producción, que es donde se genera el valor añadido, se haga fuera de la comunidad", perdiendo una oportunidad de generar más empleo y de mayor calidad, matiza Julio López.
También destaca la industria de la automoción. Más del 20% de la capacidad nacional para la fabricación de vehículos se encuentra en Castilla y León. Sin embargo, esta industria adolece de un exceso de concentración, afirma el economista. Las seis principales empresas de la región son de este sector, pero se concentran en Valladolid y Burgos, principalmente, y son compañías cuyos núcleos de decisión están fuera de España.
El valor de las energías renovables
Castilla y León es la región española que más energía produce, el 12 % del total nacional, lo que favorece la comercialización de su excedente. Además, su gran extensión de superficie le ha facilitado apostar por las energías renovables. Es la región que más energía eólica e hidroeléctrica produce.
El 84% de la energía eléctrica generada en esta comunidad es de tipo renovable, casi 50 puntos por encima de la media española, y representa casi el 22 % de la producción renovable en España.
Cuestión diferente es que la instalación de molinos de viento o placas fotovoltaicas contribuyan a la creación de empleo y a fijar población allá donde se asientan, algo que en la práctica no ocurre, por más que las inversiones y tasas aparejadas aumenten los ingresos de los municipios donde se implantan.
Despoblación, vertebración del territorio, empleo, juventud, agricultura, industria, oportunidades… Todos estos temas están en la agenda de Castilla y León y en las preocupaciones de sus ciudadanos y se harán presentes en la campaña electoral de aquí al 13 de febrero.