Enlaces accesibilidad

La pobreza energética merma la salud mental: "Las llamadas con la amenaza del corte de luz me producen ansiedad"

  • Las dificultades para acceder al suministro eléctrico empeoran hasta tres veces el estado de salud de las personas
  • Han subido dos indicadores de pobreza energética: la percepción de confort térmico y el retraso en el pago de facturas

Por
Una mujer sujetando una vela en su casa a oscuras

Arantxa Martín de León enseña la larga lista de los medicamentos que consume a diario. Incluye pastillas para tratar una enfermedad cardíaca y otras para aliviar la ansiedad con la que convive. “Necesito tomarme Lorazepam y antidepresivos”, relata esta madrileña de 45 años madre de dos hijos. Lleva desde abril de 2020 sin pagar las facturas porque tanto ella tanto como su marido perdieron el trabajo con la llegada de la pandemia: “Él tenía derecho al paro, pero con el colapso que hubo en la administración se lo ingresaron seis meses después y nos vimos con muchas deudas, no podíamos afrontar ni el gasto del alquiler ni el de la luz”, confiesa.

"Recibir llamadas amenazándome con que me van a cortar la luz me produce ansiedad. No es que no quiera, es que no puedo”, añade a RTVE.es. La 'suerte' la encontró en la enfermedad. No le cortaron el suministro eléctrico porque padece apnea del sueño, un trastorno en la respiración que le hace depender de una máquina. "Afortunadamente tengo que dormir con un aparato toda la noche”, explica con ironía. Solicitó una ayuda por su situación y ha logrado mantener el suministro en la casa, aunque la deuda se sigue acumulando. “No estoy tranquila, sé que tengo que pagar un dineral que jamás tendré", asegura, mientras añade que no poder abonar las facturas "es muy duro" y hay días que no quiere levantarse de la cama.

No poder abonar las facturas es muy duro y hay días que no me quiero ni levantar de la cama

La pobreza energética es el caldo de cultivo perfecto para padecer depresión o ansiedad. Lo afirma un estudio pionero publicado en Gaceta Sanitaria y elaborado por investigadores del Institut d'Investigació Biomèdica Sant Pau junto a otras instituciones. La probabilidad de sufrir problemas de salud física y mental es entre tres y cinco veces mayor en las personas que sufren este tipo de pobreza, refleja este informe. La degradación mental es aún peor entre aquellos que se vieron más afectados por la pobreza energética.

La pobreza energética aumentó en 2020 un 22%

En España crecen los hogares que tienen cada vez más dificultades para acceder a la electricidad. De hecho, dos de los cuatro indicadores de pobreza energética han aumentado: la percepción de confort térmico y el retraso en el pago de facturas. Son datos de otra investigación realizada por la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas: Indicadores de pobreza energética en España 2020. Refleja que esta realidad se ha vuelto "más compleja" durante el año 2020 debido al confinamiento por la pandemia, y plasma una evolución desigual con respecto a 2019.

El 10% de hogares tiene problemas para pagar la factura de la luz

El 10,9% de la población -5,2 millones de personas- no pudo mantener su casa a una temperatura confortable durante el invierno, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE): Encuesta de Condiciones de Vida y Encuesta de Presupuestos Familiares. Además, el 9,6% de los españoles afirma haber tenido retrasos en el pago de las facturas, frente al 6,6% que lo hacía en 2019.

“La pobreza energética en España ha aumentado en 2020 un 22% como consecuencia de la pandemia. Muchas personas estuvieron más tiempo en casa y muchas perdieron el empleo”, afirma Cecilia Foronda Diez, directora de Energía y Personas en ECODES. Explica que faltan por conocerse los datos de 2021, que tendrán que sumar a la crisis que ya existía la escalada de precios. De hecho, el pasado mes enero se despidió como el segundo -tras diciembre- con el precio de la luz más caro de la historia, con una media que no bajó de los 200 euros el megavatio/hora.

Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - Enero, el segundo mes con la luz más cara de la historia - Escuchar ahora

Según el análisis de la Universidad Pontificia Comillas, los resultados con datos de 2020 indican que el escudo social aprobado por el gobierno en plena crisis sanitaria “pudo funcionar en el corto plazo”, pero las deudas se están acumulando. “Estamos dejando a mucha gente en casa pasando frío, recibiendo cartas y burofaxes amenazadores”, argumenta Mario Sánchez-Herrero, profesor de economía en la Universidad Complutense de Madrid y director de Ecooo, una cooperativa que promueve y desarrolla proyectos a favor de un nuevo modelo energético sostenible y en manos de las personas.

Estamos dejando a mucha gente en casa pasando frío recibiendo cartas y burofaxes amenazadores. Directamente, te metes en la cama y te quieres morir

Paca Blanco sabe bien lo que es la pobreza energética. Ha trabajado toda su vida para sacar adelante a sus cinco hijos. Vivió en Extremadura y ahora reside en Madrid. "Siempre he sido una pobre energética", confiesa. En estos momentos cobra una pensión de unos 500 euros, insuficiente para hacer frente a todos los gastos. Por rdo hs decidido ser activista y luchar cada día para erradicar una realidad cada vez más latente. “Me veo con poca pensión y mi marido tiene cáncer. Hemos tenido muchos problemas con el oligopolio eléctrico", afirma. Se levanta a las seis de la mañana para poner una lavadora y se acuesta después de las doce de noche para encender el lavavajillas.

Al margen del debate de si la luz es más o menos cara, el problema, denuncia, es que "se olvidan" de que muchas personas en este país no son "mileuristas siquiera". "¿Los pensionistas no tenemos derecho a gastar energía?", se pregunta, mientras aclara que no se trata "solo de la luz", sino que deben hacer frente a muchos gastos con bajos ingresos.

"Hay una pobreza energética galopante"

Paca es consciente de que la situación empeora. Todos los días, por su implicación con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, atiende llamadas de gente que lo está pasando mal. “Si este país no cambia y empieza a reconocer que hay una pobreza energética galopante, tendremos serios problemas. Hay familias enteras que están pasando calamidades y sufren por no poder pagar los recibos”, zanja. Además, insiste que es un problema que afecta mucho más a las mujeres, que son las que gestionan la economía del hogar.

"Es muy duro, pero no quiero llorar, únicamente me queda pelear para que no me corten la luz e intentar cambiar las cosas”, asegura en cuanto al impacto en su salud mental. Hace especial hincapié en que son las personas mayores las que más sufren en silencio y en soledad: “No tienen ninguna esperanza de que sus ingresos aumenten, pero los gastos suben. A esto hay que sumarle su situación de inactividad y encierro para esquivar el COVID-19”, reflexiona.

Blindar los hogares sin recursos

Paca pone como ejemplo el funcionamiento de la Aliança contra la Pobresa Energètica en Barcelona, que ha logrado que no se corte el suministro eléctrico de un hogar sin consultar antes a los servicios sociales. De hecho, anuncia que este mismo mes está previsto que presenten una iniciativa similar en Madrid.

Para esta mujer el escudo social es insuficiente: “Sigue habiendo desahucios y cortes de suministros”, argumenta. El estudio publicado en Gaceta Sanitaria corrobora que personas de bajos ingresos, en particular las mujeres o los inmigrantes, son quiénes están más expuestos a los determinantes estructurales de la pobreza energética y a sus consecuencias para la salud mental.

Son personas que no pueden cocinar, no pueden cargar el móvil, no tiene acceso a internet o no pueden estudiar. Esto hace que partan, desde el principio, de una situación más compleja. La directora de Energía y Personas de ECODES propone trabajar para empoderar a las familias que están en situación de pobreza energética.

La vivienda es un derecho constitucional, recuerda Foronda Diez, pero hoy en día no se puede tener una vivienda digna sin energía. “Es muy importante que las familias se empoderen y tengan conocimiento sobre cómo pueden aplicar hábitos de déficit de eficiencia energética en su hogar", argumenta. Es fundamental, añade, que conozcan las ayudas que existen, que sepan solicitar el bono social y vean cuáles son las tarifas más adecuadas para ellos.

Desde Ecooo coinciden en la necesidad de dar a estas personas la caña de pescar en vez del pescado. Creen que esto es posible en un momento donde llegan oleadas de subvenciones desde la Unión Europea para fomentar el consumo de energías renovables. “Es crucial que estas subvenciones se reserven para barrios y ciudades más humildes. Las ayudas para estimular el autoconsumo hay que darlas a personas en situación precaria", recuerda.

"Si tú todos los meses no puedes pagar una factura, pero en vez de estar peleando para conseguir que te paguen los recibos consigues una fuente que dé energía para los próximos 30 años con la instalación de placas solares", dice Sánchez Herrero, esto ayudaría notablemente a reducir la angustia "existencial".

Por su parte, Paca recuerda que son muchas las familias en España que viven "al filo de la navaja". Ha escuchado a muchas mujeres en las reuniones hablar de depresión. Incluso "la palabra suicidio suena a veces", advierte.