El Ártico se calienta el doble de rápido que resto del planeta desde los años 70, según un estudio
- Así lo confirman los científicos que han participado en la expedición internacional MOSAiC
- La extensión del hielo marino del Ártico se ha reducido casi a la mitad en verano desde 1980
La velocidad del calentamiento del aire en la superficie del Ártico es más del doble que en el resto del planeta desde la década de 1970, según han podido confirmar los científicos que han participado en la expedición internacional MOSAiC (Multidisciplinary drifting Observatory for the Study of Arctic Climate), observatorio multidisciplinar para el estudio del clima ártico en inglés.
Los cientos de investigadores internacionales han registrado una serie de parámetros ambientales con una precisión y frecuencia sin precedentes durante un ciclo anual completo en el océano Ártico central. Durante la expedición, el rompehielos alemán Polastern, con expertos de 20 países a bordo, se adentró durante un año entero, entre 2019 y 2020, en el océano Ártico y estuvo a la deriva congelado en el hielo.
Según el estudio, la extensión del hielo marino del Ártico se ha reducido casi a la mitad en verano desde que comenzaron los registros por satélite en la década de 1980.
Los investigadores -entre los que figuran las españolas Estel Cardellach, del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC y IEEC), y Carolina Gabarró, del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC)- han publicado este lunes en la revista 'Elementa' algunos de los resultados de la expedición sobre la atmósfera, nieve y hielo marino, que incluye también la primera imagen completa del calentamiento global en esa zona.
Alemania ha liderado la expedición
La expedición MOSAiC la ha coordinado el Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina (AWI), con la colaboración de más de 80 institutos científicos de todo el mundo, y un coste total de unos 150 millones de euros, financiados en su mayor parte por el ministerio de Educación e Investigación de Alemania.
"Encontramos una banquisa a la deriva más dinámica y rápida de lo esperado. Esto no solo supuso un reto para los equipos en el terreno en su trabajo diario, sino que se tradujo también en cambios en las propiedades del hielo marino y en la distribución de su espesor", ha explicado Marcel Nicolaus, físico del hielo marino en el Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina.
Grandes proyectos españoles
La investigación ha contado con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) como socio español, con financiación de la Agencia Estatal de Investigación. El Barcelona Expert Centre (BEC), grupo dedicado a la teledetección de los océanos, del ICM-CSIC, ha sido responsable de poner en la superficie ártica un radiómetro, instrumento similar al que lleva el satélite SMOS de la Agencia Espacial Europea, para medir el grosor del hielo marino.
"El objetivo de este experimento -ha detallado Carolina Gabarró- ha sido obtener medidas de radiometría en diferentes condiciones para poder entender mejor cómo afecta el grosor de la nieve, temperatura y salinidad del hielo a la emisividad del hielo y poder mejorar las mediciones de grosor de hielo obtenidas por el satélite SMOS".
Por su parte, el grupo de Observación de la Tierra del ICE ha sido el responsable de un experimento instalado sobre la banquisa de hielo para estudiar la interacción entre el hielo marino y las señales de navegación transmitidas desde satélite, como los GPS.
Cardellach ha explicado que en este experimento, financiado por la Agencia Espacial Europea (ESA), "los equipos se proyectaron para poder operar en las condiciones extremas del Ártico, de forma autónoma y casi continua". De acuerdo con la investigadora catalana, los resultados preliminares sugieren que esta técnica de medición mediante señales de navegación se podría aplicar desde satélites de bajo coste para monitorizar los polos de manera continua.