"La Desbandá", un episodio oscuro de la historia española
- Al cumplirse 85 años, son varias las asociaciones memorialistas que se han preocupado por difundir este acontecimiento
- “La prensa de esos días publicaba relatos de refugiados que llegaban a los centros de acogida contando las barbaridades”
Se cumplen 85 años del genocidio que el bando franquista llevó a cabo en 1937 contra miles de civiles malagueños que trataban de huir hacia Almería tras el golpe de Estado. Ni siquiera los expertos se ponen de acuerdo del número exacto de esa masacre contra la población civil. Se calcula que la cifra se encuentra entre 5.000 y 10.000 personas.
En Crónica de Andalucía de Radio Nacional de España, han hablado este vergonzante episodio de la Guerra Civil española Encarnación Barranquero, Doctora y profesora de historia en la Universidad de Málaga y autora de varios libros sobre la Guerra Civil en Málaga; y José Antonio Hergueta, director del documental ‘Paraíso en llamas’, sobre la caída de Málaga en la Guerra Civil.
Académicamente, uno de los primeros artículos que se publicó sobre este hecho histórico fue en 1987 en la Revista Jábega. No fue hasta 2005 que se le comenzó a llamar “desbandá”, por la publicación de la novela de Luis Melero. Hasta entonces era uno de los episodios de la guerra civil más desconocidos para la sociedad. Sin embargo, según Encarnación, “de todo esto se hablaba en Málaga y en las provincias de las que llegaron refugiados y que experimentaron ese drama. Se hablaba en voz baja”.
El silencio de los atacantes, los vencidos y las víctimas
En Málaga se había concentrado población que huía de otras provincias. Las calles estaban saturadas de refugiados cuando el 8 de febrero se corre la voz de que Málaga va a caer. El Gobierno militar no dijo nada ni hizo un plan de evacuación. Directamente huyó a Nerja, luego a Salobreña y, por último, a Motril. El Gobierno republicano había renunciado a defender “porque no mandó refuerzos ni la Brigada Internacional que se prometió en las últimas semanas. Desde el final de 1936, ya estaba casi entregada al ejército franquista”, explica José Antonio.
“Málaga todavía no ha sido conquistada pero que no hay nadie para defenderla. “
Recientemente se ha publicado cómo fue la última reunión del gobernador militar con los comités civiles y los partidos políticos. Remigio Verdía, el comandante de la base naval, fue el último militar de la República en la ciudad. En dicha publicación, Hergueta cuenta que el comandante “hizo una total descripción de esa noche cuando el gobierno militar ha desaparecido y él llama al Ministro de la Guerra para hacer ver su desazón, qué Málaga todavía no ha sido conquistada pero que no hay nadie para defenderla”.
Esa misma noche, salió mucha gente a la carretera y fueron el campo de pruebas de las últimas armas de las aviaciones italianas, alemanas y del ejército para después usarlas en la segunda Guerra Mundial. José Antonio admite que no cree “que fueran tanto las pruebas sino un hecho sádico y las amenazas de Gonzalo Queipo de Llano que había avisado por radio que también eso venía calentado mucho a la gente.”
Durante ese transcurso de las personas que huían de Málaga a Almería, el ejército les atacó desde aire, mar y tierra porque hubo cruceros y aviones de casa disparando a una columna de refugiados. José Antonio admite que, “ahora, si lo viéramos en televisión, sería el descrédito total”. El argumento del ejército franquista era que iban militares, pero el alto mando militar ya había abandonado la ciudad la tarde anterior a Nerja, luego a Salobreña y, por último, a Motril.
“Pidieron permiso para algo que consideraban inmoral: disparar contra civiles. “
“La información de que los habían atacado consta porque los aviadores nazis, que estaban al servicio de Franco, pidieron permiso para algo que consideraban inmoral: disparar contra civiles”, informa Hergueta. La información del ataque salió en prensa con orgullo, pero “luego cayó una capa de silencio por su lado ante tan vergonzosa actuación y cayó el silencio de toda la posguerra”.
El silencio sobre la mayoría de los sucesos era normal. Encarnación informa de que “todo esto se trató de silenciar. Primero, porque les convenía a las nuevas autoridades que se supiera cómo habían sido las cosas realmente desde el punto de vista político. La República sí que lo difundió en su prensa y con propaganda. Todo este episodio se supo por el opúsculo que escribió el doctor Norman Bethune sobre los crímenes de la carretera de Málaga-Almería. Todo eso se conoció, pero fuera de Málaga y de España. Fue una noticia muy difundida y muy importante, pero, lógicamente, aquí la interpretación de este episodio cayó en el olvido porque convenía a las autoridades franquistas que no se supiera y, por eso, fue un episodio de carácter familiar”.
La huida de los refugiados
En Málaga habían llegado refugiados de otras partes de Andalucía occidental, que ya estaban bajo las tropas de Franco. Venían del campo de Gibraltar hacia Marbella, que se constituyó como el gran centro de acogida. Según las tropas iban avanzando por lo que hoy es la comarca del Guadalteba y la comarca de Serranía de Ronda, empezaron a llegar a esas zonas. En Marbella, se conserva el libro del refugiado, donde se ve que hay gente de la zona más oriental de Cádiz. También llegaba gente que había huido de la comarca de Antequera y de Córdoba. Se pasaban de pueblo en pueblo del Sur hasta llegar a Málaga. Según cifras del Comité de alojamiento, unas 60.000 personas estaban en Málaga cuándo se produjo la ocupación militar. De todas esas, huyeron más de la mitad.
El Socorro Rojo Internacional de Almería publicó que habían llegado a la ciudad unas 150.000 personas, que incluyen los refugiados que bajaban de la zona de Granada hacia la costa. Encarnación admite que “exacta no lo sabremos nunca porque, por las características de este episodio, no hubo un registro de entrada. La gente llegaba a Almería y se movía por donde podía”.
Además, Almería también estaba siendo atacada desde la aviación y desde los barcos. Los que llegaban, eran asistidos por representantes del Socorro Rojo Internacional y otras instituciones de acogida. Entre ellos, este médico Norman Bethune que fue tan celebre, Matilde Landa y la actriz Tina Modotti. En el equipo de Bethune había un fotógrafo que consiguió captar la historia de la carretera de la desbandá.
“Sufrieron de nuevo ese episodio podemos decir que varias veces. “
Las autoridades almerienses trataron de que los malagueños estuvieran el mínimo tiempo posible allí y, por eso, organizaron rápidamente por barco o por carretera la evacuación. Encarnación asegura que la “experiencia dramática que se produjo cuando esas localidades, donde estaban los malagueños como Castellón y Castilla-La Mancha…, se ocuparon hasta 1939, sufrieron de nuevo ese episodio podemos decir que varias veces.”
Barranquero expresa el pánico de la población cuando oían que las tropas estaban cercas en sus libros y artículos. “Precisamente toda esta oleada de refugiados venía contando sus propias experiencias”. “La prensa de esos días publicaba relatos de refugiados que llegaban contando las barbaridades”. “Entre Queipo de Llano, la radio la prensa y el relato de los refugiados, hicieron que la gente de Málaga se aterrorizara y fuera presa de ese pánico que le llevo a huir de una forma bastante desorganizada”.
El regreso tras la Guerra Civil
Las personas que lograron huir de la desbandá y volvieron a sus pueblos después de acabar la Guerra Civil, quedaron marcados y sufriendo reprimendas años después por el simple hecho de haber huido. De hecho, en la depuración laboral había una causa que era ‘haber huido a la llegada del Ejército Salvador’. Barranquero nos explica que “huir por la carretera significaba para las nuevas autoridades que esas personas no eran del Movimiento Nacional. Se consideraba que los republicanos eran los suyos y, por eso, a la vuelta fue uno de los agravantes en las acusaciones que hicieron los militares cuando celebraban los procesos militares, como los consejos de guerra”.
En la vida cotidiana también afectaba. Cuando alguien solicitaba abrir un establecimiento, se le requería un certificado de buena conducta. En dicho expediente, declara Encarnación que “salía la luz si había corrido o no el 8 de febrero. Así quedó para varias generaciones y durante muchos años, la marca del refugio en esta época de la guerra civil”.
Acciones de divulgación
Al cumplirse 85 años, son varias las asociaciones memorialistas que se han preocupado por difundir este acontecimiento histórico, provocando que cada día lo conozca más gente. Entre algunas de las actividades, este año se encuentra la sexta edición de una marcha a pie por la carretera por la que intentaron huir. Estos actos, admite Encarnación, “ayudan a que se conozca este acontecimiento”.
“Son trozos de historia y de luz que están vivos. “
José Antonio Hergueta vive al pie de la carretera y le emociona pensar que “quedan esos tramos de carretera que sobrecoge pensar en ese en ese viaje en el tiempo porque son trozos de historia y de luz que están vivos”.
Con motivo del aniversario, una radio ciudadana de Málaga, Onda Color, ha realizado la primera ficción sonora sobre la Desbandá. Seis capítulos que recrean aquellos días y esa masacre contra la población civil, de más de cinco mil personas.