La olvidada crisis humanitaria en Ucrania: 2,9 millones de personas necesitarán ayuda en 2022
- El país cuenta con más de 854.000 desplazados internos por el conflicto
- En las regiones de Donetsk y Lugansk alrededor de 160.000 personas sufren carencias alimentarias "muy severas"
El despliegue de tropas rusas en la frontera con Ucrania ha disparado las tensiones entre Rusia y los países de la OTAN, pero esta situación no es nueva para quienes viven en el este de Ucrania. Allí los combates entre separatistas prorrusos y el Ejército ucraniano han hecho que los civiles lleven cerca de ocho años sufriendo las consecuencias de la violencia.
La guerra en el este de Ucrania ha provocado que la población tenga carencias diarias, que se han visto agravadas por la pandemia. En 2022, al menos 2,9 millones de personas necesitarán ayuda humanitaria en Ucrania, según estimaciones de Naciones Unidas.
Alrededor de 400.000 personas están “severamente o moderadamente” afectadas por inseguridad alimentaria y unos 160.000 ucranianos en las regiones de Donetsk y Lugansk están con una inseguridad alimentaria “muy severa”, según detalla a RTVE.es el jefe de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en Ucrania, el español Ignacio León García.
Ucrania cuenta con alrededor de 854.000 desplazados internos por el conflicto, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). A pesar de la incertidumbre sobre si Rusia finalmente llevará a cabo una invasión, una de las consecuencias que podría tener sería una nueva crisis de refugiados en Europa. Según evaluaciones de la Inteligencia de Estados Unidos, ese escenario podría causar la huida de más de cinco millones de personas a países vecinos.
Los civiles pagan el precio de la guerra en el este de Ucrania
La presencia de más de 100.000 soldados rusos en la frontera con Ucrania ha despertado el temor a una invasión, aunque los ucranianos ya viven en un ambiente bélico desde hace ocho años. “La situación humanitaria sigue siendo sombría a ambos lados de la línea de contacto”, cuenta a RTVE.es desde Kiev la portavoz ACNUR en Ucrania, Victoria Andrievska.
La guerra ha provocado que en el este de Ucrania la población tenga carencias diarias y esté necesitada de asistencia alimentaria básica y de apoyo para las infraestructuras de agua y saneamiento, que se han visto gravemente afectadas por la falta de mantenimiento y por bombardeos.
León García subraya que 400.000 personas están “severamente o moderadamente afectadas por inseguridad alimentaria” y un 3% de la población en Donetsk y Lugansk están con una inseguridad alimentaria “muy severa”, lo que supone cerca de 160.000 personas.
Además, alrededor de 1,6 millones de personas en Ucrania están en necesidad de asistencia de agua. “Es uno de los principales problemas, porque el agua aquí no está solamente ligada con el consumo. Hace dos semanas las temperaturas a lo largo de la línea de contacto eran de menos 24 grados centígrados. La interrupción del agua también supone la interrupción de la calefacción. Y la calefacción aquí es tan importante como beber agua. Sin ella la población simplemente moriría congelada”, detalla León García.
“"La calefacción aquí es tan importante como beber agua. Sin ella la población simplemente moriría congelada"“
En las zonas en conflicto, los servicios sanitarios también se han visto afectados por la guerra y la situación “ha empeorado mucho con la pandemia”, según detalla la coordinadora de Crisis Complejas de Médicos del Mundo, Verónica Lázaro. “Hablamos de una población afectada en la que casi el 30% es mayor. Tienen enfermedades crónicas y tienen más dificultades para acceder a servicios especializados”, recalca Lázaro.
Por su parte, la directora del Centro para las Libertades Civiles de Ucrania, Oleksandra Matviichuk, advierte de que las consecuencias de la guerra también afectan a los derechos humanos. “Desde el comienzo de la guerra se han documentado casos de secuestros, detenciones, torturas y asesinatos ilegales, la mayoría de civiles”, señala Matviichuk.
“Es obvio que Rusia usa sus crímenes de guerra como métodos para conducir la guerra. (…) Lamentablemente, estoy segura de que si Rusia inicia una nueva invasión armada, se llevará a cabo la misma práctica y las primeras nuevas víctimas de una posible invasión rusa no serán soldados o combatientes, también periodistas, defensores de los derechos humanos, activistas… cualquier persona que pueda resistirse de forma no violenta a la ocupación”, asevera.
Más de 800.000 desplazados por el conflicto con los separatistas
Como resultado de la ocupación rusa de Crimea en 2014 y la guerra en el este de Ucrania, que ya ha dejado 14.000 muertos, inicialmente alrededor de 1,5 millones de ucranianos se vieron obligados a abandonar sus hogares y desplazarse dentro del país.
Andrievska informa de que actualmente, Ucrania cuenta con unos 854.000 desplazados internos que viven en diferentes partes del país y “alberga a unos 5.000 refugiados y solicitantes de asilo y casi 36.000 apátridas o indocumentados”.
“En el caso del Donbás, muchas personas se vieron amenazadas por el conflicto. Ahí se instaló un Gobierno de facto prorruso y todas aquellas personas que eran percibidas como no afines a esta tendencia tuvieron que salir porque la disidencia era reprimida”, recalca la responsable del trabajo sobre Rusia en Amnistía Internacional España, Yolanda Vega.
Muchos ucranianos que vivían en la zona de conflicto también se desplazaron a otros países fronterizos. Tras la ocupación rusa de Crimea, Polonia rechazó el 99% de las solicitudes de asilo ucranianas. Actualmente hay más de un millón de ciudadanos ucranianos en Polonia.
Hospitales y centros de salud bajo mínimos
Desde 2014, las infraestructuras sanitarias de las regiones de Donetsk y Lugansk se han visto gravemente afectadas. Las zonas de conflicto cuentan con dificultades para ofrecer una asistencia sanitaria de calidad a la población que necesita una atención médica específica. No existen unidades de cuidados intensivos para pacientes infecciosos, hay dificultades en el suministro de oxígeno y una gran falta de farmacias.
Verónica Lázaro subraya que en estas zonas “no hay suficientes médicos”. “Mucho personal sanitario se ha ido porque es muy difícil vivir en esa zona de conflicto y hay un déficit de personal sanitario”, afirma Lázaro, quien destaca que la situación se ha visto agravada por la situación del COVID.
Entre un 30% y un 50% de personal sanitario no está presente en las zonas en conflicto y alrededor del 35% de la infraestructura sanitaria está sustancialmente dañada desde el inicio de la guerra y no ha sido posible renovarla desde entonces, según la OCHA.
León García afirma que hay que tener en cuenta que “no solo la infraestructura hospitalaria se ha visto afectada por el conflicto”, también “las carreteras”. “La distancia entre donde vive la población cercana a la línea de contacto y los hospitales, aunque no sea muy grande, al final es una gran dificultad, porque las carreteras están en un estado terrible”, subraya.
La población ucraniana también sufre problemas de salud mental por la guerra, pero no solo aquellos que viven cerca de las zonas en conflicto. “Las tensiones geopolíticas de las últimas semanas tienen un impacto en la población en general”, advierte León García. “Los hechos que ocurrieron en 2014 están demasiado cercanos como para que la población haya olvidado el hecho de que hubiese un conflicto en el este del país. Solo pensar que ese conflicto se puede extender al resto del país, causa un estrés psicológico tremendo”, asevera.
2,9 millones de personas necesitarán ayuda humanitaria
Al menos 2,9 millones de personas necesitarán ayuda humanitaria en Ucrania, según estimaciones de Naciones Unidas, la mayoría de ellas en zonas no controladas por el Gobierno de Kiev en el este del país. Las organizaciones humanitarias tienen como objetivo ayudar a 1,8 millones de personas y piden una financiación de 190 millones de dólares.
La OCHA se encarga de “asegurar que los diferentes actores humanitarios que intervienen en las operaciones humanitarias en Ucrania están coordinados entre ellos”, según explica León García, quien detalla que “son alrededor de 200 actores humanitarios que nos coordinamos de una manera diaria para que la ayuda llegue a las personas”.
ACNUR está presente en Ucrania desde 1994, y desde 2014 “implementa programas de protección, asistencia y albergue en numerosos lugares”, recalca la portavoz de la agencia de la ONU en Ucrania. “ACNUR lleva a cabo un monitoreo de protección con el objetivo de obtener y proporcionar información sobre las necesidades de la población afectada por el conflicto”, indica Andrievska. “Apoya a las instituciones comunitarias, brinda asistencia legal, apoyo psicosocial y servicios de gestión. En la región del Donbás ayuda a reparar viviendas dañadas por el conflicto, ofrece asistencia de protección individual y realiza reparaciones a pequeña escala de instalaciones sociales”, añade.
Por su parte, Médicos del Mundo trabaja en proyectos para “asegurar y dar acceso a la salud, sobre todo a las comunidades que están cerca de la línea de control”. Verónica Lázaro afirma que la organización “fortalece a los centros de salud y trabaja para asegurar que la atención primaria tenga un mínimo de cobertura".
Millones de nuevos desplazados si hay una invasión
A pesar de la incertidumbre sobre si finalmente Rusia llevará a cabo una invasión, lo que sí está claro es que ese escenario tendría consecuencias devastadoras para los civiles, y una de ellas podría ser una nueva crisis de refugiados en Europa. Una invasión por tropas rusas podría provocar la huida del país de más de cinco millones de personas, según ha informado el diario The Washington Post, citando evaluaciones militares y de la Inteligencia de Estados Unidos.
Ucrania comparte fronteras con países miembros de la Unión Europea -Polonia, Rumanía, Eslovaquia y Hungría- y el Gobierno polaco ha afirmado que se está preparando para una afluencia masiva de refugiados si Rusia ataca Ucrania.
En este sentido, el jefe de la OCHA en Ucrania señala que “hay tensiones diplomáticas que nosotros esperamos que se vayan a resolver a través de medios diplomáticos, pero si no, tenemos la responsabilidad de poder tener planes de contingencia que nos permitan poder responder a cualquier escenario”. “Estamos tomando medidas propias para poder responder a cualquier escenario que pudiese ocurrir”, ha subrayado.