Enlaces accesibilidad
Elecciones Castilla y León

El 13F frena a Casado, dispara a Vox y hunde a Cs: las claves de las elecciones en Castilla y León

  • El PP gana, pero Vox se convierte en la fuerza de la que depende para mantener uno de sus principales bastiones
  • Cs se desangra, Podemos aumenta su debilidad territorial y el PSOE pierde y pone el foco en un PP "atado a la ultraderecha"

Por
El presidente de PP, Pablo Casado, y el candidato a la presidencia de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, en un mitin electoral este domingo en Palencia.
El presidente de PP, Pablo Casado, y el candidato a la presidencia de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, en un mitin electoral este domingo en Palencia.

Más que unas elecciones autonómicas, las de Castilla y León, a ratos, han parecido unas generales. Era de esperar que los resultados electorales se leyesen en clave nacional después de que los partidos y todos sus líderes se hayan volcado en estos comicios, donde unos se jugaban más que otros y, sobre todo, unos arriesgaron más que otros. El resultado de las urnas no da lugar a demasiadas combinaciones y solo hay una posible suma que supera la mayoría absoluta de 41 procuradores necesarios para la investidura y la formación de gobierno. Solo PP (con sus 31 procuradores) y Vox (con 13) pueden ir juntos hacia la gobernabilidad de Castilla y León, así que todas las miradas están puestas en estas dos formaciones que están condenadas a entenderse. PP quiere seguir gobernando en uno de sus principales bastiones nacionales, pero la convocatoria electoral solo le ha servido para cambiar de socio, de Ciudadanos a Vox, y estos ya lo han avisado durante las últimas semanas: no darán "gratis" sus votos.

Aquí, algunas claves para los partidos de un 13F aún sin cerrar:

El PP quería gobernar solo y ahora está en manos de Vox

Fue el PP principalmente el que dio categoría de asunto nacional a estos comicios y planteó esta noche electoral como el espaldarazo definitivo para que su líder, Pablo Casado, pusiese el acelerador hacia La Moncloa. El PP ha resultado vencedor, pero no ha alcanzado, ni de lejos, las expectativas que tenía puestas en estas elecciones donde quiso repetir las mayorías de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y de Alberto Núñez Feijoo en Galicia.

El candidato del PP y ganador de las elecciones, Alfonso Pérez Mañueco, ha repetido hasta la saciedad que su objetivo era gobernar solo sin "hipotecas" ni "trabas" y ahora para gobernar va a tener que negociar con un Vox disparado en esta comunidad que ha pasado de uno a 13 procuradores. Se lo han dicho sus rivales durante la campaña- "Mañueco no es Ayuso"- y no, finalmente no ha conseguido el poder de la madrileña. Y ahora los 'populares' quedan en manos de Vox, con la preocupación de que al final el "cambio de ciclo" que buscaba Pablo Casado- con un PP fuerte y en solitario dirigido a La Moncloa, con el objetivo de desgastar al PSOE en lugares que le son afínes como Castilla y León y Andalucía- se convierta en una nueva tendencia electoral que le ata a Vox.

No hay que olvidar que el PP convocó estas elecciones, entre otros motivos, para frenar en seco la "guerra abierta" entre Génova y la propia Ayuso a cuenta del Congreso regional del PP, que sigue sin fecha y que debe celebrarse antes de junio. La apuesta directa de Casado por las altas aspiraciones de Mañueco buscaba también trasladar la imagen de un PP robusto no solo en la Comunidad de Madrid y preparado para salir victorioso camino del Gobierno central, pero los 'populares' se enfrentan ahora a una disyuntiva que no será fácil: gobernar o no con Vox. Esa es la cuestión que ocupará al PP en los próximos días- y meses-, conscientes de que los pasos que den pueden fortalecer aún más a una formación que les va ganando terreno y que ya es decisiva, por primera vez, para la gobernabilidad de una comunidad, más allá de los apoyos que hasta ahora había dado a los Gobiernos de PP en solitario o de PP con Ciudadanos en otras comunidades.

En el balance PP-Vox en estas elecciones se extrae la conclusión de que el PP se queda más o menos igual en Castilla y León, suma tan solo dos diputados, pero Vox engorda consolidándose como tercera fuerza política.

Estos resultados se siguen además con atención desde otra comunidad, Andalucía, próxima parada de este ciclo electoral que seguirá en 2022 con elecciones municipales, autonómicas y generales. Hay que ver si sigue sonando el adelanto o si Juanma Moreno frena y llega hasta otoño tras una victoria con sabor agridulce para el PP.

24 horas Fin de Semana - El escenario en las Cortes de Castilla y León tras las elecciones - Escuchar ahora

Vox da el salto y exige por primera vez entrar en un Gobierno

La misma carrera hacia La Moncloa con un PP sin ataduras que quería iniciar Casado, es la que ahora quiere emprender la formación de Santiago Abascal. Se puede decir que Vox se ha hecho mayor de edad en estos comicios y por primera vez puede aspirar a tocar poder autonómico. Abascal vaticinó hace meses que "no habría gobiernos del PP sin hablar con Vox" y, de momento, en Castilla y León se ha cumplido. Sin el apoyo de Vox, Mañueco no gobernará y el PP finalmente se ve en manos de la formación, sin la que ahora mismo nada puede hacer en esta comunidad.

Con un joven y hasta ahora desconocido Juan García-Gallardo como candidato, Vox ha conseguido pasar del único escaño logrado en las autonómicas de 2019 a los 13 procuradores, y lo que es más importante, ha logrado que su 'sí' en la investidura sea imprescindible para que Mañueco revalide como presidente de la Junta. Los de Vox han dicho durante toda la campaña que el precio de su apoyo dependería de su representación y esta, reconocen desde el partido, ha superado las expectativas.

Medio en broma, Abascal dejó entrever por dónde pueden ir los tiros y salió a celebrar el resultado lanzando a su candidato toda una declaración de intenciones dirigida a Génova: "Qué cara de vicepresidente se le está poniendo a Juan García-Gallardo". Vox ya había dejado claro que su apoyo no sería "gratis" y que además elevaría el nivel de exigencia para evitar "traiciones" como las que denuncia haber sufrido por parte del PP en otros lugares, como Andalucía o el Ayuntamiento de Madrid. Este mismo lunes fuentes de la formación han asegurado que pedirán la vicepresidencia y cuatro consejerías en un gobierno de coalicion.

En el caso de que finalmente se frague una coalición en esta comunidad, Castilla y León se convertiría en un experimento nacional que todos los partidos mirarían con lupa porque nunca antes PP y Vox han gobernado juntos en una autonomía. Autonomías que, por cierto, los de Abascal quieren suprimir y así lo llevan en su programa electoral de cara a las elecciones generales.

Vox parece haber decidido que ahora sí se quiere enfrentar a la gestión real de una administración autonómica. Antes prefirió seguir apoyando gobiernos del PP sin entrar en los ejecutivos, consiguiendo a cambio la aplicación de parte de su programa, pero desde la barrera que otorga ser oposición. Hasta ahora su fuerza le ha hecho quedarse en el lugar de azote de oposición, pero ya no esconden que están en un nuevo momento y quieren tocar poder regional.

La formación de Abascal dio el salto precisamente en las elecciones de Andalucía de 2018 y el PP consiguió en esa comunidad un cambio histórico tras tres décadas de gobiernos socialistas gracias precisamente a los votos de Vox, lo que les valió las críticas de quienes decían que "daba alas a la ultraderecha". A partir de ahí su ascenso ha sido progresivo y en algunos casos meteórico.

"Esta gesta de Castilla y León es una gran gesta para Vox y acabará siendo una gran gesta para España", han repetido en campaña Abascal y García-Gallardo.

La relación entre PP y Vox, que entra en una nueva dimensión tras este 13F, tiene mucho que ver con la relación personal entre sus líderes, rota desde la fallida moción de censura a Pedro Sánchez en 2020 en la que Casado dijo nunca sería "rehén de Vox" y le espetó a Abascal un "no queremos ser como usted". Críticas muy duras de las que ahora Abascal podría 'vengarse' en términos políticos subiendo el nivel de sus exigencias. "Vox tiene derecho y deber de formar Gobierno en Castilla y León", reivindicó esta noche electoral, después de que su candidato haya llamado directamente "progre" a Mañueco.

El PSOE pierde, pero evita el desplome vivido en Madrid

Los socialistas no han conseguido el objetivo de apear a Mañueco de la Junta con ese "cambio histórico" que se veían capaces de acometer. Durante las últimas semanas habían llamado a repetir la gesta de 2019, cuando Luis Tudanca ganó pero no pudo gobernar.

El PSOE ha sufrido una derrota clara porque ha perdido siete procuradores de los 35 que logró en las últimas elecciones de Castilla y León, pero no le ha supuesto un desplome como en los comicios madrileños, donde fueron relegados a la tercera posición en una noche que aún escuece en Ferraz.

Aunque este resultado no es bueno, el PSOE no lo contempla como un varapalo al Gobierno de Pedro Sánchez y en sus análisis poselectorales insisten que el cambio de ciclo que quería consolidar el PP de cara a las generales, se ha convertido en un "cambio de ciclo solo para el PP, que ahora depende totalmente de la ultraderecha".

El PSOE se prepara para una ofensiva iniciada esta misma noche electoral con un lema claro: "O gobierna el PP o gobierna la ultraderecha". Ese será el mantra a partir de ahora pensando también en próximas citas electorales con un fin claro: movilizar al electorado de izquierda, ahora que PP y Vox deberán entenderse.

En Ferraz tienen claro, por otro lado, que no van a facilitar una investidura de Mañueco para frenar el avance de Vox, una posibilidad que no descarta el propio Mañueco que este lunes, en una entrevista en RNE, se ha abierto a la posibilidad de negociar con el PSOE una vía a la alemana. Fuentes del PSOE ya dejaron claro la noche del 13F que el PP no puede contar con el PSOE para seguir en la Junta.

El PSOE trata de desviar el análisis electoral- que no le es favorable- a esa unión PP-Vox que puede ser un revulsivo para su electorado, pero lo cierto es que desde que gobierna Pedro Sánchez la partida en los procesos autonómicos la gana el PP. De las cinco elecciones que se han celebrado desde entonces- País Vasco, Galicia, Cataluña, Comunidad de Madrid y Castilla y León- los 'populares' han ganado en tres y solo en Cataluña el PSOE ganó unas elecciones que de poco le sirvió ante la mayoría independentista.

Ciudadanos sigue desangrándose

La sangría de votos de la fomación 'naranja' parece no tener fin y aunque el candidato, Francisco Igea, ha conseguido salvar su propio escaño, pasa a la irrelevancia en esta comunidad, que ha cogobernado en los últimos años.

Quien fuera rival de Inés Arrimadas en las primarias del partido, ha tratado de luchar contra unas encuestas que le llevaban a perder toda fuerza en las Cortes de Castilla y León, pero finalmente, y tal y como le viene pasando a Cs en las últimas citas electorales- el partido se hunde y poco a poco va borrando su poder territorial con muy exiguas representaciones o directamente la desaparición, como le pasó en la Comunidad de Madrid, que supuso un golpe de muerte para los 'naranjas' que no levantan cabeza.

En este 13F se deja por el camino nada menos que once escaños y más de 152.000 votos de unos electores que no le son fieles.

La debacle de Ciudadanos arrancó tras las elecciones generales de noviembre de 2019, que fueron repetición de las de abril en las que había logrado- aún con Albert Rivera- su mejor resultado histórico al convertirse, con 4,1 millones de votos y 57 escaños, en la tercera fuerza del Congreso. Se produjo ahí un error de cálculo- posteriormente reconocido por la formación- que les llevó al pozo. Se negaron a investir a Pedro Sánchez y prefirieron una repetición de las urnas que les dejó en 10 diputados. En Cataluña, su gran bastión y la comunidad que les vio crecer, el golpe fue mayúsculo, pasando de primera fuerza a séptima y dejándose por el camino la friolera de 30 diputados y en la Comunidad de Madrid Ayuso devoró a Cs. Ahora se agarran con fuerza al gobierno de coalición con el PP en Andalucía que perderán si sigue su tendencia a la baja y a la práctica desaparición el mapa electoral.

Nuevo fracaso de Unidas Podemos, que sigue sin despegar en las comunidades

Por primera vez se han presentado en estas elecciones Podemos e IU juntos con el objetivo de crecer en representación y sumar más procuradores a los dos que ya tenían en Castilla y León. Han fracasado en su intento de ser relevantes y no solo no han sumado, sino que han pasado a convertirse en una fuerza residual con un solo escaño.

Durante toda la campaña, su candidato, Pablo Fernández, se había presentado como la garantía del gobierno de cambio y tenía como pretensión llevar a esta comunidad el Gobierno de coalición en España. Nada más lejos de la realidad.

Siguiendo una línea similar a Cs, aunque con la fuerza que les da estar en el Gobierno central, Unidas Podemos vuelve a fracasar en su intento de despegar en implantación territorial- uno de los grandes lastres del partido desde su formación-. Este mal resultado se suma al de Galicia, País Vasco y Madrid- parada esta última que supuso la salida de la política de su exlíder, Pablo Iglesias-. En Galicia, su marca quedó fuera del parlamento; en el País Vasco perdieron cinco representantes; mientras que en la Comunidad de Madrid quedaron los últimos con diez diputados y con un sorpasso histórico de Más Madrid, la formación de Íñigo Errejón, que lidera la izquierda madrileña. Solo en Cataluña, su marca- los comunes- consiguió mantener la representación que tenían, pero quedándose en una más que modesta sexta posición.

El propio Fernández, portavoz nacional de Unidas Podemos, llamó en la noche de este 13F a hacer una profunda reflexión porque la formación debe cerrar algunos capítulos nada menores de cara a próximas citas electorales: en Andalucía la fragmentación de ese espacio es absoluta con hasta tres formaciones pescando de ese caladero de votos- Unidas Podemos, que integra a IU y el PCA; Adelante Andalucía, liderado por Teresa Rodríguez, y Andaluces Levantaos- y de cara a las generales la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, tiene que aclarar si será o no candidata. El año que viene se celebrarán importantes citas a nivel municipal, autonómico y las elecciones generales, y Díaz, con una participación muy escasa en esta campaña de Castilla y León, no ha tomado aún una decisión al respecto.

Este 13F era la primera cita sin Pablo Iglesias al frente de Podemos y la formación sigue tocando suelos electorales. Se aferran a la fuerza que tienen en el Gobierno de coalición con Pedro Sánchez, que les convierte en decisivos para cada paso que dé el presidente, pero se debilitan más y más en cada proceso electoral al que se presentan, donde dejaron hace tiempo de hablar de tú a tú a un PSOE que resiste.

La formación no esconde que debe atajar su debilidad territorial y puso como prioridad, tras la salida de Iglesias, revitalizar sus estructuras en comunidades y municipios, robustecer las alianzas con formaciones como IU y más pluralidad en los liderazgos con portavocías más colares, que potenciara su voz en los territorios tras una era de 'hiperliderazgo' del ex secretario general.

Castilla y León ha puesto, por tanto, a los partidos en nuevas posiciones en el tablero político. PP y PSOE se consolidan como los partidos fuertes a derecha e izquierda, con una implantación territorial que no pierden; Vox sube peldaño a peldaño en cada cita y aprieta cada vez más al PP; y las formaciones llamadas a frenar el bipartidismo- Podemos y Cs- siguen perdiendo fuelle y se van desinflando en su poder autonómico.