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La guerra sin vuelta atrás entre Casado y Ayuso desgarra al PP

  • Entre acusaciones mutuas de espionaje y corrupción, Ayuso reprocha la "crueldad" del PP de Casado para destruirla
  • Génova la expedienta y abre un futuro incierto para ella y para la formación con los liderazgos en juego

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Casado y Ayuso
Casado y Ayuso, abrazados hace tan solo seis días en el cierre de la campaña del PP para las elecciones de Castilla y León.

La gasolina llevaba tiempo corriendo por las venas de un PP que se había mantenido en una suerte de calma tensa hasta ahora. Los roces, las tensiones y los pulsos entre su líder, Pablo Casado, y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, han acabado estallando este jueves de una forma nunca antes vista en el PP y sin vuelta de hoja. Entre filtraciones, acusaciones cruzadas de espionaje y de corrupción, Ayuso ha pulsado el botón rojo y ha hecho estallar todos los puentes, señalando a Casado por su nombre y cargando contra su “crueldad”: “Es muy duro que dirigentes de tu partido, que deberían respaldarte, te quieran destruir”. Unas duras palabras con unas difíciles consecuencias: Ayuso se enfrenta a un expediente informativo y a un futuro incierto en el PP y en la comunidad.

El día ha comenzado agitado con la revelación a última hora de la noche de un supuesto espionaje orquestado por el PP contra el hermano de Ayuso por la posible comisión que habría cobrado por un contrato de 1,5 millones para mascarillas durante la primera ola de coronavirus en 2020, que ascendería a 280.000 euros, según fuentes del propio partido.

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El primero en hablar públicamente ha sido el alcalde de Madrid y portavoz nacional del PP, José Luis Martínez Almeida, que ha convocado a los medios a primera hora para explicar que no ha habido espionaje alguno y que no se han visto involucrados funcionarios del Ayuntamiento, como apuntaban algunas informaciones respecto a un encargo realizado a la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS). Pese a ello, ya hay una dimisión, la de Ángel Carromero, coordinador general de la alcaldía y persona de confianza de la dirección nacional al que se le ha relacionado con dicho espionaje.

El detonante: el presunto espionaje al hermano de Ayuso

Al mismo tiempo que Almeida daba estas explicaciones, fuentes de Génova anticipaban la ruptura con Ayuso al afirmar tener “constancia” de las comisiones cobradas por Tomás, el hermano de de la presidenta madrileña, con el contrato de las mascarillas, algo que llevaba tiempo investigando, pero ha reconocido no tener “pruebas”.

La dirección del partido sembraba, así, dudas de corrupción contra una presidenta autonómica con sus mismos colores pese a reconocer que carecía de pruebas porque el caso se seguía investigando. Un señalamiento público contra la única líder ‘popular’, a excepción de Alberto Núñez Feijóo, que ha acercado al PP a una mayoría absoluta en unas elecciones autonómicas desde que Casado es presidente y un verso suelto que lleva haciendo sombra a su liderazgo desde entonces. Una dirigente molesta para un PP que no quiere que se convierta en la presidenta del PP de Madrid, motivo por el que la guerra estalló ya hace meses. Una líder, en definitiva, que allí donde ha ido (ya sea para hacer campaña o a múltiples actos) ha sido recibida a gritos de “presidenta”.

La acusación de Génova ha sido la gota que ha colmado el vaso para Ayuso. Inmediatamente, ha convocado una rueda de prensa sin preguntas para pasado el mediodía exclusivamente para hablar de estas cuestiones. Pero antes, se tenía que enfrentar a la sesión de control a su Gobierno en la Asamblea de Madrid, en la que no ha podido eludir las críticas de la oposición, que ha anunciado que llevará el caso de los contratos a la Fiscalía y ha presentado una solicitud de creación comisión de investigación por el caso. Ya ahí, ha negado ningún tipo de “contratación irregular” y ha cargado contra los ataques a su familia.

Ayuso: "Nunca imaginé que el PP actuaría de modo tan cruel e injusto contra mí"

“Nunca podría imaginar que la dirección nacional de mi partido iba a actuar de un modo tan cruel y tan injusto contra mí”, ha comenzado su intervención Ayuso ante los medios de comunicación. Ya no había marcha atrás. “No hay nada más grave que acusar a alguien de la propia casa, con responsabilidad de gobierno, de corrupción, y hacerlo sin pruebas, metiendo por medio a mi familia que no tiene nada que ver con la vida política”.

Ayuso ha admitido la “relación comercial” de su hermano con la empresa de mascarillas adjudicataria del contrato pero ha insistido en que no hay irregularidad y ha acusado a la dirección nacional de “fabricar corrupciones” contra ella y le ha retado a demostrarlas. Ha cargado contra las “continuas filtraciones” de Génova contra su “honorabilidad” y ha señalado directamente a Casado: “Las declaraciones que durante toda la mañana están publicando los medios de comunicación y que provienen del entorno de Pablo Casado y que él no desmiente son lo peor que se puede esperar de los políticos y, además, lo hace desde el anonimato".

Si hubiera querido hundir al partido, lo hubiera hecho hace meses

Pero aún le quedaban cartuchos por lanzar con frases como estas: “Que dirigentes del PP hayan actuado así es gravísimo”; “si hubiera querido hundir al partido, lo hubiera hecho hace meses pero no quise”; “pido que se depuren responsabilidades”. Y un último dardo envenenado al líder de la formación y a su número dos: “He devuelto mi compromiso con Casado pasando de 22 escaños que nos daban las encuestas a la mayoría absoluta que estoy convencida que tenemos hoy (...) Quisiera saber cuántos votos han conseguido para el PP aquellos que llevan meses dedicados a mí”.

Casado calla y Génova abre expediente por declaraciones "casi delictivas"

El golpe era imposible de esquivar y Casado no ha salido en ningún momento a defenderse. El secretario general del PP, Teodoro García-Egea, ha comparecido poco después de Ayuso sí ha admitido preguntas para decir que los servicios jurídicos del PP están estudiando unas declaraciones “casi delictivas” de la presidenta madrileña y para informar de que el partido le abriría un expediente por lo ocurrido. Y es que en los estatutos del Partido Popular se contempla la posible la expulsión de un dirigente que haga declaraciones de semejante calado contra la formación o sus máximos dirigentes, algo que abre un abismo de dudas no solo en la carrera política de Ayuso, sino en el futuro de la Presidencia de la Comunidad de Madrid.

En una suerte de paralelismo, el número dos del PP ha empleado los mismos términos que Ayuso al decir: "Nunca pude imaginar que se atacara de una forma tan cruel e injusta a la dirección de un partido que le ha dado todo". Y ha dicho coincidir con la presidenta madrileña en cuanto a que “la familia es lo más importante" y que por eso "no tolerará una sola acusación más" sobre "su honorabilidad ni sobre los afiliados del PP".

Egea, sin embargo, ha defendido que su obligación es asegurar que el partido está "libre de toda sospecha" y que sus cargos están comprometidos con la "ejemplaridad y la transparencia". Por eso, ha dicho que, tras el conocimiento del contrato relacionado con el hermano de Ayuso y siguiendo el “procedimiento habitual” de buenas prácticas, el partido emplazó a Ayuso a aportar más información para aclarar lo ocurrido “hasta el día de hoy” pero “ha sido en vano”. También ha negado "tajantemente" que su partido "haya elaborado ningún dossier sobre Ayuso" y ha advertido: “La verdad siempre se abre paso”.

Tiemblan los cimientos del PP entre críticas y líderes que piden conocer la verdad

La bomba entre Ayuso y Génova ha sido expansiva y ha tocado a todo el PP. Barones 'populares' como el presidente gallego, Alberto núñez Feijóo, o el reciente ganador de las elecciones en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha pedido una aclaración por lo ocurrido. Feijóo ha advertido de que sería "inaudito e imperdonable" si alguien en el PP encargó espiar a Ayuso y que, de ser así, "deberá explicar por qué y asumir sus responsabilidades".Y Mañueco ha afirmado: "Yo tengo bastante con lo que tengo. Lo que sí me gustaría es que esto se aclare cuanto antes y no tengo nada más que decir". Juan Moreno, el líder andaluz, a quien le queda poco para medir su fuerza en las urnas, ha marcado distancias y ha dicho no interesarle "ninguna cosa ajena a mi tierra".

Y, como en toda guerra, hay frentes que ya venían de tiempo atrás y voces críticas entre bandos. Si bien el silencio ha sido sepulcral entre diputados nacionales y autonómicos, Cayetana Álvarez de Toledo ha hecho una excepción y ha roto una lanza en favor de Ayuso para aclarar lo ocurrido porque de lo que se trata es de emplear "métodos sucios propios de un vertedero" contra la presidenta madrileña.

Álvarez de Toledo pide a Casado explicaciones por el espionaje a Ayuso: "No se pueden utilizar métodos sucios propios de vertedero"

La expresidenta del PP Esperanza Aguirre ha exigido por su parte el cese de Egea porque, “cuando alguien acusa de algo, tiene que presentar pruebas”. Sobre todo, ha asegurado, cuando Ayuso “ha sido extraordinariamente leal al partido en todo momento y al presidente”. Y ha pedido al PP que “reflexiones”: “Me parece que nos estamos dando un tiro en el pie”. Hay un entorno cercano a Aguirre y a Ayuso que lleva tiempo viendo con ojos críticos a la actual dirección nacional (la expresidenta llegó a hablar de “niñatos”) y que se muestran más fieles a Ayuso.

En una situación más compleja se encuentra Almeida, que si bien es portavoz nacional del PP, le une una amistad con Ayuso, algo que ha tratado de hacer compatible en su declaración para explicar lo ocurrido. También Ayuso se ha referido al alcalde al destacar que ambos han trabajado con “lealtad” y al decir: "Me creo sus palabras. No hemos hecho otra cosa que trabajar juntos".

El congreso regional del PP que no llega y que detonó todo

Ante tal rotura de las relaciones cuesta creer que, hace tan solo seis días, Casado y Ayuso se estaban abrazando en un mítin de campaña del PP de Castilla y León, en el acto de cierre de los ‘populares’ antes de las elecciones del domingo. El PP ha tirado de la popularidad de Ayuso para llenar los auditorios en los actos de campaña de las pasadas elecciones autonómicas. Pero la tensión en esa foto del abrazo, como en otras que se han producido de forma similar en los últimos meses (muchas de ellas forzadas para mostrar unidad), se ha ido haciendo cada vez más palpable.

Todo comenzó en agosto con el anuncio de Ayuso de concurrir a las primarias del PP madrileño para ser su futura presidenta. La noticia fue bien acogida por Egea a título personal y no dudó en darle su “total apoyo” en una entrevista en TVE. Pero todo cambió poco después y Casado metió a Almeida en la ecuación para concurrir a las primarias autonómicas (pese a que el alcalde nunca ha anunciado su candidatura).

El nerviosismo de la presidenta madrileña por celebrar cuanto antes el congreso regional ha ido aumentando con el paso del tiempo y su entorno llegó incluso a amenazar con emprender acciones legales porque se estaban incumpliendo según decían los estatutos del partido. Mientras, Génova insistía en que se celebraría en la primera mitad de este año, aunque nunca se ha puesto fecha.

Ayuso siempre ha apremiado a la dirección nacional, al tiempo que aseguraba que no quería “presionar” y que su posición era “leal”. Entre tanto, en otoño tuvo lugar la Convención Nacional del PP para reforzar el liderazgo de Casado, pero Ayuso mantuvo el pulso hasta el final contraprogramando el acto con un viaje a Nueva York para promocionar Madrid. Sí estuvo en el último día de una convención para mostrar una imagen de unidad y tuvo que repetir en varias ocasiones que el líder del partido era Casado, que asumía cuál era su papel y que su carrera política se limitaba a la Comunidad de Madrid.

En estos últimos meses las filtraciones a la prensa por uno y otro lado no han cesado. Una informó de que Ayuso había bloqueado en whatsapp poco después al secretario general de la formación. Ahora, la dirección del PP ha señalado que fue porque se le pidió entonces explicaciones por el mencionado contrato.

Y el propio Casado ha llegado a llamar la atención a Ayuso en alguna ocasión, sin mencionarla explícitamente. Así, en noviembre reivindicó un PP en el que "no caben los solistas" y advirtió a Ayuso de que “esto no es un talent show”: "Somos una orquesta afinada, no la suma de planes individualistas". Pero ella, que siempre ha tenido voz propia en cuestiones de partido como sobre si pactar o no con Vox (recientemente ha desafiado el criterio de la dirección nacional al mostrarse favorable de hacerlo en Castilla y León), respondió que “tener criterio propio no es ser desleal”

Pero con el fuego cruzado de hoy, ya no se trata de tener o no criterio propio. La guerra, que hasta ahora había sido fría, ha entrado al combate cuerpo a cuerpo y de forma pública. El PP tiene además en juego ahora mismo sus liderazgos en un momento en el que Vox acecha con fuerza, como se ha visto en las últimas elecciones autonómicas.

Y en este contexto de ruptura el Partido Popular tendrá que afrontar otros grandes retos como la formación de gobierno en Castilla y León, las elecciones en Andalucía (a celebrar, como tarde, en diciembre) y prepararse para el ciclo electoral de 2023 (generales, autonómicas y municipales) con un Pablo Casado al que cada vez le llegan más críticas. Entre las más recientes, la del expresidente José María Aznar, que ya le advirtió en la pasada campaña que lo importante no es “quién” llegue a La Moncloa sino “para qué”.