Pastores: una profesión en peligro de desaparición
- Cada vez quedan menos pastores en los campos
- La falta de relevo generacional y las condiciones de trabajo frenan la mano de obra
El pastoreo es una de las profesiones que está sufriendo la falta de mano de obra y el inexistente relevo generacional. En la provincia de Cuenca cada vez quedan menos personas que se dediquen al pastoreo y preocupa el camino hacia la desaparición que se prevé.
Vicente Caja, vecino de la localidad conquense de Buenache de la Sierra, es pastor desde hace más de 40 años y de los pocos que queda en la provincia. Actualmente sale a pastorear alrededor de 900 ovejas, una cantidad para la que seguramente haría falta más de una persona, pero no todo el mundo está preparado ni dispuesto a la dureza del oficio.
“Este trabajo es muy duro, es de estar trabajando todos los días de la semana y todos los días del año“
“Este trabajo es muy duro, es de estar trabajando todos los días de la semana y todos los días del año, entonces la gente joven ve en otras profesiones otras salidas”, nos cuenta Vicente. Además, señala que el pastoreo no entiende de fines de semana ni de vacaciones, “en este trabajo si tienes familia no puedes dedicarles el mismo tiempo y ofrecerles las mismas oportunidades que en otros lugares”, afirma.
Crecen las ofertas
Hace unas semanas, ASAJA Cuenca publicaba en sus redes sociales una oferta de empleo como pastor en una pequeña localidad conquense. Además del puesto de trabajo, se ofrecía también una vivienda gratuita a quien lo aceptase. Una historia que más que anecdótica, cada vez se está repitiendo más en la provincia.
Manuel Torrero, secretario general de ASAJA Cuenca, comenta que esto “es solamente el reflejo de una realidad que viene ocurriendo de forma silenciosa desde hace más de una década, en la que es muy difícil encontrar trabajadores”. Pero todo es una cadena de consecuencias y es que, la falta de mano de obra se refleja en que “cuando un titular de una explotación ganadera de ovino o caprino -fundamentalmente en extensivo- se jubila, cesa la actividad y desaparece ese rebaño”, lamenta Torrero.
“Cuando un titular de una explotación ganadera se jubila, cesa la actividad y desaparece ese rebaño“
Pero no es solo la dureza del propio trabajo lo que hace que ya no haya tanta gente que opte por esta profesión. El entorno rural en el que se desarrolla también es una traba. Vicente afirma que “la vida en los pueblos, en cuanto a servicios, es muy deficitaria”. Aunque admiten ser conscientes de que no pueden exigir los mismos servicios que en las grandes ciudades o en lugares donde hay mucha población, señala que por lo menos piden tener unos servicios básicos que sean de calidad, “y me estoy refiriendo a comunicaciones, carreteras, internet o telefonía móvil”, apunta Vicente.
Clave para el medio ambiente
Vicente nos confiesa que le entristece que la labor de pastor se esté perdiendo, ya que es a lo que ha dedicado toda su vida. Pero dejando de un lado la parte más sentimental, también nos cuenta que el medio ambiente sufre las consecuencias: “La ganadería lo que hace es controlar las hierbas y los arbustos, por lo que si en zonas de ganado se produce un incendio, es mucho más difícil que este sea muy voraz. Pero además de controlar las hierbas, enriquecen los suelos con el estiércol y hacen que las plantas crezcan más sanas”, señala el pastor.
En cuanto a la perspectiva de futuro, las previsiones no invitan al optimismo y tampoco están claros los pasos a seguir. “Es un oficio que para facilitarlo requeriría también unos cambios importantes en las estructuras de las explotaciones agrarias, de tal manera que facilitasen el pastoreo de estos rebaños”, apunta Manuel Torrero.
Una situación crítica a la que se enfrenta la profesión de pastor y que solo el tiempo dirá si consigue sobrevivir