Cronología de la guerra abierta entre Casado y Ayuso: de una estrecha amistad a acusaciones de corrupción
- Han bastado tres años para dinamitar una relación que se remonta hasta casi hace dos décadas
- El motivo, el control del PP de Madrid: Ayuso quiere presidirlo y desde Génova muestran reticencias
De amigos a rivales. De una relación de "máxima confianza" a acusaciones de espionaje. Y de celebrar victorias a declarar una guerra total en la que parece que solo puede quedar uno. Han bastado tres años para dinamitar una relación que se remonta hasta casi hace dos décadas, cuando Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso coincidieron en las Nuevas Generaciones del PP. Nada entonces hacía presagiar que ambos llegarían a ser los dos pesos pesados del partido ni que protagonizarían una de las crisis institucionales más profundas de la historia del PP.
El motivo de la discordia es el control del PP de Madrid. Ayuso quiere presidirlo, tal como ocurre en el resto de comunidades donde gobierna el PP -donde el líder del partido es el presidente autonómico-, pero desde Génova muestran sus reticencias ante el peligro de que el partido quede bajo la batuta de quien ha marcado perfil propio y rechazado todo tipo de tutelas. Precisamente el presidente del partido en cada región es quien controla el aparato y elige las listas a su antojo, algo a tener en cuenta en una comunidad tan determinante como Madrid y que vuelve de nuevo a las urnas el próximo año.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Enero de 2019: la apuesta de Casado por Ayuso
La estrecha amistad entre y Ayuso llevó al líder de los ‘populares’ a apostar por ella para encabezar la lista del PP a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Fue en enero de 2019, cuando Ayuso era casi desconocida y apenas contaba con experiencia previa de gestión. El movimiento no sentó nada bien a Ángel Garrido, que entonces presidía la Comunidad tras la salida de Cristina Cifuentes, pero tampoco a otros ‘barones populares', que se echaban las manos a la cabeza con algunas de las declaraciones de Ayuso en plena campaña, como las pronunciadas sobre los concebidos no nacidos o los atascos de madrugada como seña de identidad de la capital.
El resultado no fue bueno para el PP: perdió las elecciones obteniendo 30 diputados, siete menos que el socialista Ángel Gabilondo. No obstante, salvó los muebles gracias a un acuerdo de coalición con Ciudadanos, que se quedó a solo cuatro escaños de empatar con el PP. Y colocó como hombre de confianza a Miguel Ángel Rodríguez, quien fuera mano derecha de José María Aznar. Para muchos, este fue el punto de inflexión en la relación entre ambos.
Febrero de 2020: ‘azote’ de Sánchez durante la pandemia
Con la irrupción de la pandemia, la presidenta de la Comunidad de Madrid se posicionó como el ‘azote’ del Gobierno y convirtió al jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, en su principal rival, pese a que lo natural hubiese sido que esa figura le correspondiese a Casado. Ayuso abrió una guerra con Moncloa por la compra de mascarillas -las que precisamente ahora han desatado la batalla interna en el PP-, presionó por una desescalada más rápida y acusó a Sánchez de querer “arruinar a los madrileños”.
Además, gestionó por libre la pandemia, tomando sus propias decisiones sin tener en cuenta la línea marcada por el partido: mantuvo abiertos bares y comercios, en contra del criterio de otras autonomías gobernadas por el PP, y designó a Madrid como una tierra de "libertad".
Marzo de 2021: adelanto electoral en Madrid
Con las encuestas a favor, Ayuso aprovechó el terremoto político en Murcia para adelantar las elecciones en la Comunidad de Madrid. Y surgieron los primeros roces con la dirección del PP. La presidenta madrileña quería conformar sus propias listas, pero desde Génova optaban por imponer algunos nombres en los primeros puestos como el del hasta entonces líder de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana Toni Cantó.
Ayuso, sin embargo, se negó: "Me presento yo y el proyecto lo encabezo yo y la Comunidad de Madrid me la he echado a las espaldas yo y así pienso seguir haciéndolo", aseguraba, aunque posteriormente le cediera la dirección de la Oficina del Español, de nueva creación.
Mayo de 2021: Ayuso arrasa en Madrid y surgen rumores de aspiraciones nacionales
Esta vez la campaña de Ayuso fue un éxito y le llevó a arrasar en las elecciones autonómicas. Se impuso con 65 escaños, más del doble de los obtenidos en 2019, y a cuatro de la mayoría absoluta. Superó además a todo el bloque de la izquierda junto. El presidente del PP no desaprovechó la ocasión e hizo de la victoria de Ayuso, la suya propia. "Madrid ha hecho una moción de censura democrática al sanchismo (…) Madrid es el kilómetro cero del cambio en España", aseveró Casado, convencido de que esta victoria sería el primer paso para su llegada a la Moncloa.
Sin embargo, la incuestionable victoria de la presidenta madrileña también fue entendida como un triunfo personal de la candidata, no del PP ni de su líder. De hecho, algunos expresidentes ‘populares’ como Esperanza Aguirre pidieron a Casado que fuese más "humilde y flexible" y siguiese la "estrategia” de Ayuso, porque la suya "no había dado resultado" hasta el momento.
Pero desde Génova lo descartaban, como también que la dirección trasladase a sus ‘barones’ territoriales que copiasen la estrategia de la líder madrileña. “Los presidentes del PP saben perfectamente cuál es situación que mejor se adapta a su realidad y las medidas que tienen que hacer. No hay dos comunidades autónomas iguales y todas están haciendo un gran trabajo”, zanjaba el portavoz del partido y alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida.
En la misma línea, Ayuso negaba tener más tirón electoral que el líder de su partido. "Somos lo mismo, el mismo proyecto, el mismo partido, esta es su casa, es su cuna, nacimos juntos políticamente y aplico recetas que casi siempre que van por el mismo camino", recalcaba.
Septiembre de 2021: la candidatura al Congreso del PP, Almeida y la “tercera vía”
Las aguas ‘populares’ volvieron a su cauce durante el verano. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, se mostró incluso a favor de que Ayuso liderase el partido en la región, tal como señaló en una entrevista en La Hora de la 1 de TVE. Pero en septiembre todo saltó por los aires cuando la presidenta de la Comunidad anunció que tenía intención de presentarse para liderar el PP madrileño. En Génova, donde calentaban los motores de la convención nacional del partido -convocada en octubre- este anuncio no gustó, al no ser el momento adecuado para el mismo. En su opinión, el calendario para renovar el liderazgo del partido en Madrid debía ser tarea de la dirección nacional y Ayuso se había saltado todas las reglas.
A partir de aquí empieza un tira y afloja que ahora, con la investigación interna del PP a Ayuso por presuntas irregularidades, es posible encajar mejor. Precisamente fue en septiembre de 2021 cuando, según la versión del PP, llegó a la dirección nacional del partido “una información sobre un supuesto cobro de comisiones relativo a un contrato sanitario en Madrid en beneficio del entorno de Ayuso”. Al recibir esta información, Casado convocó a Ayuso en su despacho para “aclararlo de forma inmediata” y exigirle explicaciones.
Entretanto, Egea corregía su posición previa sobre la candidatura de Ayuso: "Son los militantes los que eligen", sostenía. Mientras que Casado metió a Almeida en la ecuación para concurrir a las primarias autonómicas (pese a que el alcalde nunca ha anunciado su candidatura).
A ellos se sumó una “tercera vía”, esto es, que sea Pío García Escudero o Ana Camins quien presida el PP de Madrid y así no se descompense la balanza de poderes entre la Comunidad y el Ayuntamiento. El propio García Egea, mano derecha de Casado, apostó por esta posibilidad: "En Madrid hoy existe un modelo en el que tenemos a Pío García-Escudero de presidente del PP de Madrid, a Ayuso de la Comunidad y a Almeida de alcalde. Ese modelo [de tricefalia] se ha visto que ha funcionado", destacó.
Pero, lejos de dar marcha atrás, Ayuso se reafirmó en su intención de presidir el PP, como hacen los presidentes de Galicia o Andalucía en sus respectivos partidos. Además, reclamó el adelanto del congreso, fijado en el primer semestre de 2022. A su causa se unió la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre, que denunció "intoxicaciones" de "niñatos" y "chiquilicuatres" de Génova.
2 de octubre de 2021: Convención Nacional del PP y bloqueo
En el mes de octubre arrancó con la Convención Nacional del PP. Las tensiones por el liderazgo regional eran evidentes y así se constató en el cónclave, donde Ayuso se ausentó de la cita en Madrid debido a un viaje a Estados Unidos. Finalmente acudió a la clausura en Valencia y acaparó todos los focos, no solo por el reencuentro entre ambos líderes sino por sus palabras hacia el presidente: "Tengo meridianamente claro dónde está mi sitio, que es Madrid. Daré lo mejor para que seas presidente", aseguró, con el fin de dejar -al menos en público- a un lado las guerras internas.
Pese a la foto de unidad, que cerró semanas de especulaciones, el paso de Ayuso levantó suspicacias entre algunos barones, acostumbrados a que vaya por libre, y molestó además el protagonismo que asumió en la cita.
20 de octubre de 2021: investigación interna a Ayuso y bloqueo a Egea
Esta tregua duró apenas dos semanas, las necesarias para que la dirección del PP iniciase una “investigación interna” para dilucidar si el hermano de Ayuso habría cobrado unas supuestas comisiones por un contrato durante la primera ola de coronavirus en 2020. Y así se le informó a la presidenta madrileña el 20 de octubre. “Es el procedimiento que se sigue en todos los casos y no prejuzga nada”, ha recalcado Egea.
Unos días más tarde se hizo público que Ayuso había bloqueado por whatsapp al secretario general del partido. Entonces, la presidenta alegó que lo hizo solo en uno de los dos móviles que poseía porque solo lo utilizaba para "tener línea urgente con sus contactos más directos", como son los miembros de su gabinete y del Ejecutivo madrileño. Ahora, la dirección del PP ha señalado que fue porque se le pidió explicaciones por el mencionado contrato.
Noviembre de 2021: la batalla interna se recrudece
Unas semanas después, ya en noviembre, el caso de las supuestas comisiones a su hermano se cuela en la Asamblea de Madrid. La diputada socialista Carmen López deslizó que el hermano de la presidenta se dedica "a ir a los hospitales a sugerir con qué empresas" deben contratar. Unas palabras que provocaron su expulsión por parte de la presidenta de la Cámara, María Eugenia Carballedo, y la marcha posterior de Más Madrid, PSOE, Unidas Podemos y Vox del hemiciclo de la Asamblea a modo de protesta. Para Ayuso, esas acusaciones eran "el precio" que ella tiene que pagar "por gobernar" y "por estar arriba en las encuestas".
Y tan solo unos días después la noticia saltaba en la prensa: la Comunidad de Madrid adjudicó a dedo 1,5 millones de euros en mascarillas a un empresario amigo de Ayuso, adelantaba eldiario.es. Y la líder madrileña apuntaba a fuego amigo: “Filtraciones hay. No sé de dónde. No digo que vengan ni siquiera de dentro de la casa (PP), y quiero pensar que no es así, pero es cierto que llevo desde que soy candidata a la Presidencia 17 querellas en todos los juzgados habidos y por haber. Todas han sido archivadas, no se ha aceptado ni una", sostenía.
Entretanto, se celebró el congreso del PP de Castilla-La Mancha. Ayuso volvió a ser la estrella. La presidenta aprovechó a su llegada para volver a reivindicar que le gustaría que el congreso regional de Madrid se celebrara "lo antes posible". Y aclaró: "Para evitar el desgaste". Sin embargo, Génova insistía en respetar los tiempos, pues antes del de Madrid debían celebrarse los congresos de las regiones pluriprovinciales.
Precisamente para intentar apagar el fuego interno, Almeida mantuvo un encuentro con la líder madrileña en la sede del gobierno regional, donde volvió a proponerle que pactaran una tercera persona para liderar el partido. Pero Ayuso siguió rechazando esta vía. Y sin haber solucionado uno de los principales frentes como era la fecha de celebración del Congreso, entró a valorar cómo debía ser la fórmula de elección: a su juicio, que la militancia tenga la última palabra, pues es donde reside buena parte de sus apoyos.
También en noviembre tuvo lugar el congreso del PP de Andalucía, donde Casado reivindicó un PP en el que "no caben los solistas" ni el personalismo: "Esto no es un 'talent show' de megalomanías, es un instrumento para mejorar la vida de la gente", apuntó. Además, el líder ‘popular’ respondió al consejo que dio la presidenta madrileña a Juanma Moreno al recomendarle que "vuele libre" con la convocatoria de elecciones: "Juanma, tienes las manos libres para hacer lo que consideres que es lo mejor para España", le dijo.
Diciembre de 2021: ruptura total de relaciones
El último mes del año se escenifica como el momento de la ruptura total de relaciones entre Casado y Ayuso. Fue cuando la presidenta madrileña conoce la existencia de ese supuesto espionaje orquestado por el PP contra su hermano. A pesar de que el alcalde de Madrid ha desmentido su existencia y que no se han visto involucrados funcionarios del Ayuntamiento, la polémica ha derivado en una primera dimisión: la de Ángel Carromero, coordinador general de la alcaldía y persona de confianza de la dirección nacional al que se le ha relacionado con dicha investigación.
Ante este contexto, la dirección nacional del PP asume que el conflicto irá a más porque entiende que Ayuso "no frena", y que "hace tiempo" que cruzó "líneas rojas". Ayuso, por su parte, augura más "guerra" si no se convoca "pronto" el Congreso.
Enero de 2022: tregua por las elecciones en Castilla y León
Sin embargo, el adelanto electoral en Castilla y León firma una paz momentánea en las filas ‘populares’. En enero, a pocos días del comienzo de la campaña electoral, la presidenta de la Comunidad de Madrid y el secretario general del partido llegaron juntos a un desayuno informativo y escenificaron una imagen de “total normalidad" tras haber dado en el último trimestre "algunos titulares".
"Lo que estamos ahora es encabezando un período muy importante para España este 2022. Somos la alternativa política y no tenemos algo más importante que hacer que demostrarle a los ciudadanos que somos el mejor partido y el más preparado para liderar ese cambio", subrayó la dirigente regional, llegando incluso a tender la mano al presidente del partido para que “llegue lo antes posible" a La Moncloa.
La presidenta madrileña se volcó en la campaña en Castilla y León duplicando sus actos, mientras que el PP abrazó su modelo con el fin de lograr una amplia mayoría que permitiese a Alfonso Fernández Mañueco gobernar en solitario.
Febrero de 2022: acusaciones de corrupción y espionaje
Esa ansiada mayoría no llegó y, apenas un día después de los comicios, Ayuso volvió a la carga y pidió que "no se siga retrasando" el congreso "de marras". Eso sí, lo hizo en un tono conciliador, señalando que su propósito no es "presionar" a la dirección del PP sino para que la ilusión de la región, que se vio el 4M, "no pare". Desde Génova, sin embargo, advirtieron de que no es momento de "personalismos".
Lo sucedido en las últimas 48 horas es de sobra conocido. Ayuso acusa a Casado de urdir un plan para destruirla, tras revelar El Confidencial que altos cargos de la dirección nacional del partido intentaron llevar a cabo una investigación contra Ayuso y su entorno familiar mediante la contratación de detectives privados. La presidenta autonómica señala directamente a Casado de vincularla con la corrupción "sin pruebas" e involucrando a su familia y de actuar de forma "cruel" e "injusta" contra ella, y el partido le abre un expediente informativo.
Casado rompe su silencio para pedirle explicaciones, insinuando que ha podido cometer tráfico de influencias. “El problema no es el contrato, es si ha habido una transferencia de comisiones a un familiar”, ha subrayado. Porque “la cuestión, más allá de si es legal, es si es entendible que, el 1 de abril de 2020, cuando morían al día 700 personas, se puede contratar con tu hermana y recibir 300.000 euros de beneficios por vender mascarillas”.
Y le ha recordado que está donde está porque así decidió él: “Lo que ocurrió ayer es algo que no merezco personalmente. Jamás he retirado mi apoyo a Isabel Díaz Ayuso, a la que llevo apoyando 17 años”.
Ayuso ha reconocido que su hermano cobró 55.850 euros como "contraprestación" por traer mascarillas de China a Madrid, a través de una empresa contratada por la Comunidad de Madrid, pero que todo era legal. Ahora le toca resolver al PP si estas explicaciones son suficientes.
Alberto Nuñez-Feijóo ha pedido a Casado y Ayuso que se sienten a hablar "sin intermediarios", pero dentro del PP pocos creen que se pueda ya coser una herida que está desangrando al partido como nunca se había visto en su historia.