Gordofobia: prejuicios, desprecio e ignorancia
- Las personas obesas o con cuerpos que no responden a la norma denuncian desprecio social y discriminaciones de todo tipo
- La presión estética es mayor sobre las mujeres y las niñas para que cumplan con un estereotipo corporal
- "Stop Gordofobia", en Objetivo Igualdad, este sábado a las 16'30h en Canal 24h y RTVEPlay
En una sociedad donde importa más la apariencia y el parecer que el ser, la estética que la ética, la gordofobia tiene su espacio, consciente e inconsciente. Las dietas hacen furor y, quien más o quien menos, sobre todo con cada comienzo de año, dentro de los buenos propósitos incluye el ponerse a dieta, adelgazar. Se desprecia la obesidad, como un estigma que margina. En la calle, en las redes, abundan los comentarios jocosos y sarcásticos respecto a los “gordos” y, sobre todo, las “gordas”. En suma, abunda la “gordofobia”… gordofobia social, médica, estética y, faltaría más, también sexista.
El peso y la gordofobia
Cada vez hay más personas que sufren el riesgo de sufrir este rechazo. En España, la obesidad ha crecido en los últimos 30 años. Según la última Encuesta Europea de Salud en España (2020), el 16,5% de los hombres y el 15,5% de las mujeres de 18 años y más son obesos. Y presentan sobrepeso, el 44,9% de los hombres y un 30,6% de las mujeres.
La “Guía básica sobre gordofobia” publicada por el Instituto Canario de Igualdad la define como: “El odio, rechazo y violencia que sufren las personas gordas por el hecho de ser gordas”. Una discriminación que se alimenta de los “prejuicios respecto a los hábitos, costumbres y salud de las personas gordas, los cuales se nutren de la creencia de que el cuerpo gordo responde a una falta de voluntad o de autocuidado, de no hacer el esfuerzo suficiente para ser delgado, motivo por el cual merece “castigo” o rechazo”.
Denunciar la discriminación
Magda Piñeyro, Noa Sánchez y Mónica González son tres mujeres que conocen muy bien los retos que supone hacer frente a una gordofobia que han sufrido desde su niñez. Hoy ya no se ocultan; al contrario, miran al frente, se sienten fuertes y capaces, incluso, de ayudar a otras mujeres y denunciar esta discriminación social.
“El auténtico problema social es la gordofobia, no la gordura“
Magda Piñeyro, uruguaya y canaria de adopción, es la autora del libro 10 gritos contra la gordofobia, un espacio que se define como “crítica contra los cánones de belleza establecidos” y cuya consigna es “¡Todos los cuerpos, todas las bellezas!”. Magda desgrana cada uno de los hitos del rechazo padecido a medida que fue creciendo, de su sufrimiento y de su lucha. Ahora, lo tiene claro, la gordofobia y no la gordura es el problema social. Por ello, considera que la prioridad es acabar con la discriminación, con la gordofobia, cuidar la salud mental y fomentar una buena alimentación y forma de vida más saludable.
Noa Sánchez es modelo “curvy”, que describe como “aquella que tiene sus curvas”. Y además parece muy satisfecha de las suyas, tras haber tenido también una infancia y adolescencia difíciles. La moda y, en particular, la compra de ropa es un problema, sobre todo para las mujeres. Explica que las tallas, que parecería que responden a un sistema normalizado y común, varían según las marcas, ya que cada talla tiene tres variantes, con una diferencia entre sí de alrededor de un centímetro o más. Por ello, no es de extrañar que la talla que viene bien en una tienda, no venga bien en otra.
Tras odiar su cuerpo y dañarlo en busca del “modelo ideal” impuesto en nuestra sociedad, Noa Sánchez descubrió que había un mundo enorme y donde tenía sitio detrás el mundo creado por los prejuicios y rechazos sociales. Aunque tanto mujeres como hombres son víctimas de la gordofobia, su componente estético hace que se cebe en especial con las primeras.
Gordofobia social y médica
Mónica González subraya que la gordofobia convierte “el cuerpo gordo en un buzón de sugerencias, ya que cualquiera se permite opinar no solo sobre un cuerpo obeso, sino también indicarle lo que tendría que hacer para “cuidarse” sin que nadie se lo pida".
Dado su componente estético, la gordofobia afecta de forma especial a las mujeres y las discrimina en numerosos ámbitos de su vida, tanto laboral como social. Incluso cuando puede afectar a su salud, ya que puede suponer la denegación de un seguro. Mónica González señala que existe también una “gordofobia médica”, en virtud de la cual, ante cualquier problema de salud, muchas veces el único comentario es que “tiene que adelgazar”. Determinados aparatos médicos como los respiradores o los medios de diagnóstico por imágenes, como, por ejemplo, un TAC, no están adaptados para personas obesas. Al final, indica, muchas dejan de ir al médico porque no se sienten ni escuchadas ni atendidas.
En esta sociedad donde impera la “imagen”, Fernando Botero, a la pregunta de por qué pinta “mujeres gordas”, asegura que él no ha pintado una mujer gorda en su vida. Botero se autodefine como “pintor de volumen”, del “volumen de la voluptuosidad”, mediante el cual quiere expresar “la sensualidad que debe tener el arte”. Es más, en una ocasión a esta pregunta recurrente de un crítico, le contestó que a él le parecían esbeltas.
Magda, Noa y Mónica coinciden en que es esencial cambiar la relación con nuestro cuerpo: escucharlo, cuidarlo, aceptarlo, cambiar la mirada. Como le dice Noa a su sobrina, que también recibe menosprecios por su sobrepeso: “Tú eres la guionista y la actriz principal de tu película y eso no te lo puede quitar nadie”.