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Prisión permanente revisable para Ana Sandamil por el asesinato de su hija Desirée Leal

  • La Audiencia Provincial de Lugo la considera autora de un delito de asesinato, con agravante de parentesco
  • La mujer acabó con la vida de la pequeña, de siete años, el 3 de mayo de 2019 en Muimenta (Cospeito)

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La acusada, Ana Sandamil, en la Audiencia Provincial de Lugo tras escuchar el veredicto del jurado popular.
La condenada Ana Sandamil, en la Audiencia Provincial de Lugo tras escuchar el veredicto del jurado popular.

La Audiencia Provincial de Lugo ha condenado a prisión permanente revisable a Ana Sandamil, por el asesinato de su única hija, la pequeña Desirée Leal, después de drogarla con un medicamento pautado para crisis de insomnio, en el año 2019, en la localidad de Muimenta (Cospeito), cuando la niña tenía solo siete años de edad.

La sentencia, confirmada por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, llega después del veredicto de culpabilidad emitido por el jurado popular el pasado 16 de febrero, al no apreciar la tesis de la defensa y considerar que, a pesar de su trastorno mental, Ana Sandamil tenía capacidad para comprender lo que estaba haciendo y el alcance de sus actos cuando asfixió a su hija.

En ese momento el jurado precisó que lo hizo porque no quería cederle al padre la custodia compartida de la pequeña Desirée Leal, que se despertó y trató de defenderse cuando su madre la asfixió. Después de ese veredicto de culpabilidad, la acusación, tanto popular como particular, ya esperaba una condena "muy dura", a prisión permanente revisable.

Agravante de parentesco y atenuante de alteración mental leve

El tribunal considera a Sandamil autora de un delito de asesinato, con la agravante de parentesco, y el atenuante analógico de alteración mental o psíquica, aunque de carácter leve.

Respecto a la gravedad de los hechos, la sentencia tiene en cuenta que el ataque se produjo cuando la niña "se encontraba durmiendo a solas con su madre en su habitación y probablemente adormilada por la trazodona que le suministró", según se encontró en la autopsia, y considera que la menor no tuvo posibilidad alguna de defensa, dada la "absoluta desproporción entre las posibilidades de agresión o ataque a la niña y su agresora".

La magistrada hace hincapié en que el ataque se produjo "durmiendo" y que el instinto llevó a la menor a intentar defenderse, "pero no había posibilidad alguna de éxito en ese intento, ante ese ataque violento y sorpresivo de su propia madre, decidida a acabar con su vida".

Hechos acreditados: le suministró un fármaco y la asfixió después

El jurado, con su veredicto de culpabilidad, consideró acreditado que la acusada, quien dormía en la misma cama que su hija la noche de los echos, con la finalidad de acabar con su vida, suministró a Desirée un fármaco con efectos sedantes y, a continuación, "la asfixió con sus propias manos, ejerciendo presión en su cuello y obstruyendo también sus vías respiratorias, boca y nariz, para lo cual pudo emplear, además de sus manos, alguno de los objetos que había en la habitación", como un cojín.

Posteriormente, recoge la sentencia, "la condenada acudió al dormitorio de su madre, le comunicó que había muerto e ingirió unas pastillas sabiendo que no le provocarían la muerte", segundo se indica en la resolución.

Uno de los puntos relevantes de este caso era determinar si, como argumentaba la defensa de Ana Sandamil, no era consciente de los hechos cuando se produjeron por un supuesto trastorno psicótico.

Sobre esta cuestión, el jurado, basándose en los informes de la pericial de psicología y de psiquiatría, estimó que no existe una relación directa entre el trastorno que sufre la acusada, incluso en su aspecto de posibles delirios, y la acción de dar muerte a su hija, "más allá del estrés que en ella generaba la relación de las dos con el padre" de la menor.

Tenía "afectadas sus capacidades" pero solo de forma "parcial"

En el momento de matar a Desirée, según el jurado, Ana Sandamil "tenía afectadas sus capacidades cognitiva y volitiva, de forma significativa o relevante, pero sólo de forma parcial y no importante, especialmente la volitiva". Además, considera que se produjo una "simulación/exageración de la psicopatología por parte de la acusada, sobre todo en cuanto a las alteraciones de memoria".

Según la resolución, la sospechosa era conocedora de la intención del padre de la menor, con quien mantuvo una relación sentimental durante cuatro años, de modificar el acuerdo de custodia, ampliando el régimen de visitas o reformando la guardia y custodia para que fuera compartida, con el fin de pasar más tiempo con la niña. "Esa fue la principal razón de que diera muerte a su hija", consideró el tribunal.

Para ello, días antes de los hechos, la condenada indagó en Internet sobre los medios con los cuales podía acabar con la vida de su hija y realizó una búsqueda de un veneno llamado estricnina

El fallo también afirma que, en el juicio, la mujer insistió en la falta de recuerdos sobre los hechos, pero que esta amnesia "fue puesta en entredicho por la prueba pericial" y se apreciaba "selectiva" para la noche de los hechos.

El padre de Desirée: "Nunca se hará justicia, mi niña está en el cementerio"

El padre de la pequeña Desirée, José Manuel Leal, ha reconocido que, "dentro de lo que cabe”, esta condena supone un cierto alivio, porque al menos la asesina de su hija “va a cumplir la máxima pena establecida en este país, porque ha sido condenada a prisión permanente revisable”.

Sin embargo, a sus ojos nada compensa por completo el dolor: “No es nada. Nunca se hará justicia (...) mi niña está en una caja en el cementerio”, ha dicho el padre de la menor, que era "una niña llena de alegría, una niña llena de amor, incluso hacia su propia madre, que le arrebató la vida de forma tan brutal”.

Después de conocerse el fallo, la Fundación Amigos de Galicia, que actuó como acusación popular en el juicio, ha manifestado su satisfacción con la condena, porque, creen, "se ha hecho justicia".

En el momento del veredicto, la entidad aseguró que "la acusada y su familia" habían "dirigido todas sus acciones para su defensa", dejando de un lado los intereses de la menor. "Echamos de menos un perdón por lo ocurrido a la pequeña que, al fin y al cabo, es la mayor perjudicada y la única que no puede defenderse por la pena eterna a la que su madre la condenó".