La AIE propone sustituir el gas ruso por el de otros países y acelerar proyectos eólicos y solares
- Ha publicado un decálogo para reducir en un año más del 33% de las importaciones de gas ruso en la Unión Europea
- Edificios más eficientes, cambio de calderas de gas y más energías renovables, las claves de un ahorro que notarían las familias
La dependencia energética de Rusia, gran productor de crudo y gas, ha llevado a la Agencia Internacional de la Energía (AIE), grupo que engloba a los grandes países consumidores, ha elaborar un plan con 10 medidas con las que la UE podría reducir en más de una tercera parte sus importaciones de gas natural ruso en un año.
Aprovechar el vencimiento de los contratos de gas con Rusia
El primero de sus objetivos tiene que ver con los contratos de gas vigentes con Rusia, y aboga por aprovechar este momento para no firmar ningún nuevo contrato de suministro de gas natural con Rusia. Esto permitiría una mayor diversidad en el suministro este año y los siguientes.
En esta línea, su segunda recomendación es sustituir el gas natural que llega de Rusia comprando más a otros países, en particular a Estados Unidos, Azerbaiyán, Catar y Argelia. Con esta medida se podría prescindir de 30.000 millones de metros cúbicos de gas importado de Rusia.
Además, de cara a las temporadas frías, destaca en su tercer punto que es importante fijar unas obligaciones mínimas de almacenamiento de gas a los países de la UE. Esto mejoraría la resiliencia del sistema de gas ante posibles problemas de suministro el próximo invierno. Según la AIE, la coordinación regional de almacenamiento y acceso al gas es "un elemento importante de solidaridad entre los estados miembros de la Unión".
Impulsar las fuentes renovables para no depender tanto del gas
En su cuarto punto apuesta por acelerar el despliegue de nuevos proyectos eólicos y solares para la generación de electricidad y disminuir el uso de gas en 60.000 millones de metros cúbicos en un año. La implementación rápida de paneles solares en azoteas de los hogares "puede reducir las facturas de los consumidores", según apunta el organismo, de forma que aboga por poner en marcha un programa de subvenciones del 20% a corto plazo para financiar estos sistemas y, así, "duplicar el ritmo de inversión".
En su quinto punto hace alusión a la energía nuclear, "la fuente más grande de electricidad de bajas emisiones de la UE", según apunta. Pretende, por tanto, maximizar la electricidad mediante la bioenergía y la nuclear, por ejemplo, retrasando el cierre programado de algunos reactores atómicos, lo que reduciría la utilización de gas en 13.000 millones de metros cúbicos de gas el próximo año.
A nivel fiscal, en su sexta medida defiende aplicar impuestos a corto plazo por los beneficios imprevistos de las eléctricas para proteger a los consumidores vulnerables de los precios elevados.
Impulsar la eficiencia energética de los edificios
En su séptimo objetivo pone en el foco acelerar el cambio de calderas de gas por bombas de calor, lo que supondría una reducción adicional de 2.000 millones de metros cúbicos de gas en un año.
Según explica en el documento, las bombas de calor "ofrecen una forma muy eficiente y rentable de calentar los hogares" y una buena alternativa para "maximizar la eficiencia energética" de las casas, de forma que las familias tendrían que pagar menos para calentar sus casas si, además, los edificios están construidos con materiales térmicos más eficientes y que guardan mejor el calor en temporadas frías.
Por ello, reclama apoyo científico y una inversión inicial de 15.000 millones de euros. Esta idea va en consonancia con su octavo objetivo, que apuesta por mejorar eficiencia energética en los edificios y en la industria para ahorrar cerca de 2.000 millones de metros cúbicos de gas al año.
Siguiendo esta tendencia, se propone una novena meta, que los consumidores reduzcan en un grado centígrado el termostato de sus calefacciones, algo que evitaría 10.000 millones de metros cúbicos de gas en un año. Según explica la AIE, la temperatura de un edificio medio en Europa llega a los 22 grados y un reajuste en hogares y edificios comerciales, acompañado de una mayor conciencia pública, podría traducirse en un ahorro considerable de energía.
Finalmente, su último objetivo se centra en intensificar los esfuerzos para diversificar y descarbonizar las fuentes de generación de electricidad. La reducción de la dependencia energética de Europa respecto a Rusia, sobre todo del gas natural, pero también del petróleo, será uno de los asuntos que se abordarán en la cumbre informal de líderes de la UE que se celebrará los próximos días 10 y 11 de marzo en Versalles (Francia).
La AIE matiza en su decálogo que hay varios métodos para reducir la dependencia del gas de Rusia, pero la principal opción a corto plazo para por "abandonar el uso de gas en el sector eléctrico a través de una mayor demanda de la flota de carbón de Europa o mediante el uso de combustibles alternativos, principalmente combustibles líquidos, dentro de las centrales eléctricas de gas existentes", según expone en el documento.