Elisabeth Karin Pavón: "Llegué a tener pánico a comer"
- La artista sueca cuenta cómo superó la anorexia en el cómic 'Comiendo con miedo'
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“Llegué a tener pánico a comer”. Así describe Elisabeth Karin Pavón Rymer-Rythén, lo que sintió en la peor etapa de su enfermedad, la anorexia nerviosa, contra la que luchó durante nueve años. Una lucha que ha decidido compartir con los lectores en el cómic Comiendo con miedo, que ganó el premio para jóvenes artistas de la Fundación Nadine y que ahora publica Astronave.
“Era un miedo constante –añade Elisabeth-, porque el trastorno alimenticio, ese monstruo, era una parte de mí que me gritaba todo el rato que no comiera. Y lo único que quería es escuchar esa vocecilla, porque cuando comía sentía un montón de remordimientos. Era una lucha interna constante en la que tenía miedo de comer”.
Elisabeth, de 26 años, nos comenta por qué ha decidido contar su experiencia: “Cuando yo intentaba recuperarme de la anorexia, una de las mayores dificultades que encontré fue hablar de del problema, porque apenas había información sobre el tema. Y cuando intentaba hablar sobre ello la no lo entendía, no sabía qué estaba pasando. Sentía que me faltaban herramientas para para hablar de ello. Por eso, ahora que lo he superado, siento la necesidad de hablar sobre ello y creo que el cómic puede servir a otras personas, como herramienta para entender lo que les pasa y hablar sobre ello”.
"Me gustan mucho los cómics y durante muchos años he estado haciendo un diario ilustrado -añade-. Y revisando ese diario descubrí que en la época en la que estaba mal empezó a salir este monstruo. Y decidí que tenía que enseñárselo al mundo. Entonces yo no me atreví a contarselo a nadie por vergüenza, por culpa... pero ahora siendo que no se habla lo suficiente del tema. Así que decidí sacar mi monstruo a la luz".
“Un monstruo que te está matando”
Elisabeth ha dibujado la anorexia como un monstruo que, al principio, incluso puede caernos simpático. “Cuando aparece ese monstruo en tu vida, al principio te alivia mucho, te dice cosas que quieres oír. Luego te das cuenta de que empiezas a perder peso y que te sientes muy bien. La gente también te lo dice: ”¡Qué bien estás! ¡Has perdido peso! ¡qué maravilla! Y todo es todo es una fantasía, porque sientes que, por fin algo se te da bien. Que es algo de lo que, en verdad, tienes el control. Pero luego se te va de las manos y se convierte en un monstruo que te que te está matando”.
Y es que cuando Elisabeth sufrió la anorexia tenía quince años y sus padres acababan de separarse. “Realmente fueron muchas cosas –confiesa-. Porque estos trastornos son problemas muy complejos y no hay una única razón. En mi caso hubo muchos cambios en mi vida que no supe gestionar emocionalmente”.
“Y a la vez –añade-, mi cuerpo estaba cambiando. Tenía 15 años y no podía con toda esa inseguridad y todos esos cambios y descontrol. Necesitaba agarrarme a algo para recuperar el control. Y me agarré a ese monstruo de la anorexia, que me hizo sentir que recuperaba el control que había perdido”.
“En ese momento –añade-, te sientes en una especie de burbuja. Físicamente estás muy, muy cansada. No entiendes qué está pasando y vas un poco zombi por la vida. Tu cuerpo va encogiendo. Tu cabeza, tu cerebro, también va más lento. Y notas que vas desapareciendo en todos los sentidos. Y es porque quieres desaparecer. Es un suicidio muy lento pero efectivo”.
“Culpabilizamos a las personas que sufren trastornos alimenticios"
La joven autora asegura que los trastornos alimenticios siguen siendo un tema tabú: “Sigue existiendo muchísima desinformación y estigmas en torno al tema. Creo que todos, como sociedad, necesitamos entender y gestionar este problema de otra forma”.
“Porque –continúa-, seguimos culpando a las personas que pasan por ello, porque no comprendemos lo que es. Y la gente que lo padecemos sentimos vergüenza de hablar sobre ello. Yo no hablaba con nadie sobre lo que me pasaba porque me daba muchísima vergüenza y porque no sabía cómo explicarlo”.
Por eso, Elisabeth asegura que hablar sobre ello “ha sido muy sanador. Recopilar todos estos recuerdos y experiencias me ha ayudado a entender qué es lo que realmente pasó. Mientras hacía el cómic me daba cuenta de que tenía muchísimo sentido que este monstruo, este TCA, hubiera aparecido en mi vida, porque las señales estaban bien claras. Eso me ayudado a quitarme el sentimiento de culpa y a reconciliarme con el pasado”.
“Es importante darte cuenta de que no estás loca”
A Elisabeth le gustaría que este cómic sirviera de ayuda a jóvenes que puedan estar pasando por lo que ella sufrió. “Creo que puede ayudarles a darse cuenta de que no están locas y de que ese problema le pasa a mucha más gente de la que creemos. Y que se atrevan a pedir ayuda. También para que los familiares cercanos entiendan por lo que pasamos y entender que necesitamos esa ayuda”.
Preguntamos a Elisabeth ¿Qué podemos hacer si sospechamos que alguien puede sufrir algún trastorno alimenticio? “Lo primero y fundamental es mostrar a esa persona que estás ahí. Que sienta la confianza contigo de contártelo, si quiere. Pero no obligarla a hacer nada, ni culparla. Tratarla siempre con respeto y decirle que estás ahí para lo que sea. Y si es necesario pedir ayuda profesional, porque cada caso es un mundo. Y la ayuda de los terapeutas es fundamental”.
Pero nunca debemos intentar hacerles comer a la fuerza, como nos comenta Elisabeth: “Por supuesto. En el cómic explico que los TCA realmente no son un problema con la comida sino un problema que se refleja en la comida. Es decir, son un montón de emociones y situaciones que no sabemos gestionar porque no tenemos las herramientas adecuadas y las gestionamos a través de la comida o del ejercicio. El único síntoma puede ser esa obsesión por la comida, pero realmente hay muchas cosas detrás: un dolor muy grande, tristeza, miedo o angustia, que realmente es lo que hay que tratar para poder salir de este problema”.
Los cánones de belleza y la presión social
Elisabeth Karin Pavón Rymer-Rythén asegura que los actuales cánones de belleza y la presión social también son factores que pueden provocar los trastornos alimenticios. “Todos somos un poco responsables porque vivimos en una cultura que está basada en la imagen y en el culto al cuerpo. Habría que cambiar eso inmediatamente. Empezando por la publicidad, que sigue bombardeándonos con esas imágenes de mujeres y hombres “perfectos”, entre comillas”.
“Las redes sociales –continúa Elisabeth-, han contribuido a aumentar este problema con los filtros o la modificación de las fotos, ya que crean una realidad que no existe y nos incita a aspirar a ella. Es cierto que a las mujeres nos bombardean mucho más con estos ideales de belleza, ya sea porque consumimos más o por controlarnos con todo tipo de dietas o productos”.
Por eso Elisabeth ha decidido combatir este problema con las mismas armas a través de su cuenta de Instagram (@comiendoconmiedo). “Intento mirar con ojo crítico todas esas cuentas y perfiles que incitan a tener un TCA. Mirar las cosas con cabeza y hablar de las consecuencias que puede tener seguir ese tipo de contenidos, que pueden ser peligrosos para la salud. Y luchar contra esos perfiles”.
Le costó 9 años recuperarse
Como vemos en el cómic los afectados por un TCA (Trastornos de Conducta Alimentaria) pueden tardar años en superarlo. “Al principio recibí un tratamiento que no funcionó y que simplemente fue alargando todo el proceso –asegura Elisabeth-. Y mientras, el monstruo se iba haciendo más y más grande. Superarlo requiere mucho trabajo y esfuerzo. Es muy duro, pero merece la pena”.
“Hay que llevar la parte de la alimentación y de las conductas alimentarias de la mano de la salud mental –añade-. Tratar tus traumas y tus problemas con un psicólogo. La salud del cuerpo y de la mente tienen que ir de la mano porque si no va a haber una descompensación”.
Preguntamos a Elisabeth si sigue conviviendo con el monstruo o tiene miedo de que vuelva a aparecer. “Estoy muy contenta de poder decir que ese monstruo ya no está en mi vida y no tengo miedo de que vuelva a aparecer. Pero también soy consciente de que tengo que estar alerta porque los TCA se pueden comparar con cualquier adicción. Si tú has fumado toda tu vida y consigues dejarlo luego tienes que tener cuidado de no volver a fumar un cigarrillo. Y en este tema es igual, tengo que tener cuidado de no volver a pasarme con la dieta ni hacer ejercicio extremo. No puedo bajar la guardia”.
“Me gustaría seguir haciendo cómics”
Elisabeth ha podido hacer este cómic gracias al premio de la Fundación Nadine para jóvenes artistas. "Le di mucha importancia a este proyecto y sentí que realmente era algo necesario, que mucha gente lo lo necesita. Y lo pude hacer gracias a ese premio de Nadine, porque hacer una novela gráfica lleva mucho tiempo y esfuerzo".
En cuanto a sus proyectos, Elisabeth asegura que: "Hacer este cómic ha sido una gran experiencia y me ha ayudado muchísimo a todos los niveles. Por eso estoy pensando en hacer una segunda parte o algo relacionado con el tema de los Trastornos Alimenticios, porque son todo un mundo y se pueden sacar muchas cosas. Como digo, lo más importante es que se hable sobre ello".