Mujeres, no madres: "El cuestionamiento que he visto hacia mí no lo he visto en los hombres"
- Cada vez son más las mujeres que descartan tener hijos y reivindican una libertad cuestionada por muchos
- La tasa de natalidad sigue descendiendo y las que no quieren ser madres se ven estigmatizadas
No ser madre es una elección. No una obligación. Entonces, ¿por qué se cuestiona a las mujeres que no quieren tener hijos?, ¿por qué se les pregunta hasta la impertinencia por esa decisión? Es una intromisión en su intimidad, que molesta al 10% de las españolas que han decidido libremente romper con ese destino.
“Sara: "Nunca he desesado ser madre. Por todo lo que implica, no es una opción que quiera para mi"“
Sara tiene 26 años y Cristina 38. Podrían ser madres, pero no lo son, ni lo van a ser. Han decidido anteponer su carrera profesional y su vida social a la maternidad. "Ya no es una cuestión de por qué no quiero ser madre, sino qué quiero para mi misma. Para mí, mi profesión es prioritaria". Sara dice que, en su caso, es una cuestión de falta de deseo: "Nunca he deseado ser madre. Por todo lo que implica, no es una opción que quiera para mí".
El castigo social
Hasta no hace tanto, la mujer sin hijos era una excepción: nueve de cada diez eran madres. Pero las cosas están cambiando. Hoy en los países occidentales, una cuarta parte de las mayores de 45 años han decidido no serlo. Pero en un país con la natalidad bajo mínimos, no cumplir con el rol de engendrar y cuidar es un problema.
"Cualquier elemento que cuestione la maternidad sigue siendo altamente peligroso a nivel social porque se espera que sea algo natural para las mujeres, por eso se habla del instinto maternal, que diferentes estudios demuestran que no existe, sino que es algo más bien educacional". Por eso, explica Beatriz Ranea -socióloga y profesora de la Universidad Complutense de Madrid-, "esa idea de que el deseo de ser madre es algo inherente a todas las mujeres lo que proyecta es la idea de que no se puede cuestionar, es algo que todas las mujeres tenemos que llevar a término".
Detrás de cada decisión hay múltiples motivos que a menudo tienen que justificar. En esto, los hombres también tienen ventaja. Sara dice que siempre lo ha tenido claro, pero añade, "el cuestionamiento que he visto hacia mí no lo he visto en el caso de los hombres, y no solo eso. Me dicen que voy a cambiar de opinión; eres muy joven, me dicen, como si no supiera lo que quiero para mí". "Que yo sea una mujer de 38 años que le esté dando más valor a mi carrera profesional que a la maternidad es algo que cuestiona mi familia y mis amigos preguntándome si he conocido a alguien, diciéndome que se me va a pasar el arroz". Es más, se lamenta Cristina, "hay otro estereotipo que nos niegan a las mujeres: la ambición".
Todas las mujeres se plantean en algún momento de su vida la maternidad. Y la decisión, antes o después, llega, pero ahora no se toma de forma íntima. El entorno opina y presiona: "Da igual el motivo que tengas, si no quieres ser madre eres egoísta. Si te sales del canon de pareja heterosexual con hijos te cuestionan". A su lado asiente Teresa, portavoz de la Fundación Mujeres. "Hemos adelantado mucho en derechos, pero cuando topamos con la familia y la maternidad se reproduce la mística. Esa Doris Day que tenía que ser feliz con sus hijos y la batidora sigue estando presente".
Ambiciosas, raras, incompletas. Es el precio de nadar a contracorriente. "Se supone que la mujer está programada biológicamente para tener un hijo y, si no lo tienes, estas siendo egoísta, porque no le das al mundo lo que le debes". Si por algo se definen estas mujeres, dice Ranea, "es su valentía por expresarlo públicamente".
Es hora de acabar con el estigma: la generación NO-MO
Cada vez son más. Se habla incluso de una generación: la generación NO-MO. Es la abreviatura de 'No mothers', en inglés. El movimiento nació en 2011 en Hollywood. Su cara más visible: la actriz Jennifer Aniston. También en España tenemos a nuestras NO-MO: Alaska, Marta Hazas o Maribel Verdú. "Lo guay es respetar a todo el mundo, a los que quieren tener siete hijos y a los que no queremos, lo que pasa es que la tolerancia es algo que cuesta encontrar", dice Verdú.
Las españolas nacidas a mediados de los 70 son la generación con menos hijos de la historia de este país. Algunos antropólogos aseguran que si hubieran hecho como sus madres y abuelas habría 20 millones más de españoles menores de 43 años. Los más alarmistas temen por sus pensiones, el sistema de bienestar.
Hasta el papa Francisco ha alertado sobre el egoísmo de las parejas que prefieren tener mascotas en lugar de hijos. "¿Pero por qué tengo yo que asegurar la supervivencia de la especie?, dice una indignada Sara: "Yo tengo una perra a la que adoro y cuando oigo este tipo de declaraciones digo ¡qué injusto!, ¡qué hipócrita viniendo de alguien que tampoco es padre ni ha dedicado su vida a la crianza". Es más fácil, añade Cristina, "hacer a las mujeres responsables de la natalidad, mientras que es un objetivo estatal. Si tanta necesidad tienen, ¿por qué no asumen la responsabilidad de los cuidados".
La madre arrepentida, un tabú aún mayor
La presión social funciona. Se piensa en la maternidad como una experiencia idílica y perfecta que nos va a proporcionar felicidad constante. Lo vemos en decenas de anuncios de televisión: "Una mujer no es más mujer por ser madre y la maternidad no es un paraíso constante. Muchas mujeres se dan cuentan cuando ya son madres".
Sara dice que no se arrepiente de su decisión, pero le "encantaría" que cada una de las madres desde la honestidad total se hicieran la misma pregunta: "¿Realmente te ha hecho feliz ser madre?, ¿cuántas se arrepienten de serlo?". "Ese es un tabú aun mayor", dice Beatriz Ranea, porque si una madre reconoce que se arrepiente se la ubicará en el lugar de la mala madre, donde nadie quiere estar".