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Microcréditos para empoderar a mujeres colombianas vulnerables

  • Las mujeres colombianas solicitan más préstamos pequeños que los hombres
  • Utilizan el dinero para poner en marcha pequeños negocios

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Microcréditos para empoderar a mujeres colombianas vulnerables

En la mesa de costura de su taller, Berta apila decenas de telas verdes con las que confeccionará bolsas reciclables para hacer la compra. Aunque esta se ha convertido en una de las principales líneas de su negocio, no es la única, además: cose, borda, diseña y decora prendas de vestir. Hace ocho años, esta madre cabeza de familia no imaginaba que iba a cumplir su sueño de convertirse en una pequeña empresaria.

Entonces, Berta tenía las ganas de salir adelante, pero le faltaba el dinero para hacerse autónoma; solo necesitaba una máquina de coser, pero no tenía ni ahorros ni un aval bancario para pedir un préstamo.

"Cuando yo trabajaba de empleada en los almacenes pues nunca pensé que íbamos a tener todo esto aquí en la casa" confiesa Berta mientras muestra orgullosa una de sus últimas adquisiciones, una máquina para estampar diseños en la ropa.

La suerte tocó a su puerta cuando su vida se cruzó con la Fundación delamujer, una organización que lleva 30 años trabajando para empoderar a colombianas de bajos recursos que no tienen opciones para recurrir a un crédito convencional.

Así fue como esta emprendedora pudo pedir sus primeros 250 euros. Con ese dinero y lo poco que iba ganando vendiendo ropa de revistas, consiguió comprar una máquina. En los últimos años, ha solicitado -y también pagado- 15 microcréditos, y los ha utilizado para ampliar su negocio hasta tal punto que ha perdido la cuenta.

"Aquí tengo una, dos, tres, cuatro (...) Allá dentro está la de bordar, con esa son ocho máquinas. Nueve con esta de aquí..." contabiliza Berta quien pasó de coser pequeños remiendos a tener épocas de mucho trabajo.

Micro créditos para empoderar a mujeres vulnerables

Berta, la mujer del centro, una emprendedora de un negocio de costura en Colombia. BEATRIZ VIAÑO

"Aquí también hacemos los uniformes de colegios y de empresas: Hay una compañía que tiene unos treinta trabajadores. Cuando toca confeccionar esa ropa tengo que contratar a otras mujeres para que cosan en sus casas y me ayuden porque de lo contrario no podría hacer las entregas a tiempo" afirma Berta.

La última cantidad que ha pedido, unos cuatro mil euros que tendrá que pagar durante los próximos tres años, los ha invertido en la compra de un coche para que sus hijos puedan trasladarla a las zonas rurales y así prestar sus servicios a domicilio.

Gracias a estos pequeños préstamos, que la banca tradicional le negaba, Berta ha conseguido el empuje que necesitaba para sacar adelante su negocio. Al igual que ella, miles de colombianas han podido poner en marcha sus emprendimientos en los últimos 30 años a través de la Fundación delamujer.

Impulsar negocios de mujeres sin recursos, la mejor forma de empoderarlas

En la ciudad colombiana de Popayán visitamos una de las oficinas de esta organización. Aquí tienen unos 1.000 clientes en cartera, más del 70% son mujeres.

"Hay mujeres que tienen cultivos de café, de caña, que crían cerdos, animales. Personas del campo y de estratos bajos y microempresarias que empiezan con proyectos muy pequeños de modistería, panadería, venta de mercancía... todos los negocios que te puedes imaginar. Y hacemos ese apoyo desde que son pequeños y vemos cómo van creciendo y se van empoderando", nos cuenta María Alejandra López directora de la oficina de Popayán de la Fundación delamujer.

Estas vías de crédito están pensadas para que las mujeres puedan pagar las cuotas sin asfixiarse. "Tenemos unas asesoras que van a los negocios de los clientes y les asesoran. Hacemos un análisis de sus proveedores. Una vez que cruzamos esa información sabemos cuánto venden y cuánto realmente pueden pagar. Porque lo que les otorgamos son créditos responsables" explica María Alejandra López.

Una vez realizados los cálculos, el dinero que se presta va desde un salario mínimo colombiano, unos 250 euros, hasta los 120 salarios, que equivalen a cerca de 30.000 euros.

Las clientas que van terminando de pagar esa deuda, normalmente vuelven a solicitar un préstamo nuevo para ampliar sus negocios. "Hay por ejemplo mujeres que hacen arepas que venden por la calle y a medida que van creciendo van abriendo otros puestos en otros puntos diferentes de la ciudad para seguir vendiendo", asegura la directora de la oficina de la Fundación delamujer en Popayán, que reconoce que le genera mucha satisfacción ver cómo mujeres vulnerables han podido empoderarse gracias a estas líneas de crédito que no les ofrece ningún banco convencional.