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Aumentan los embarazos en menores africanas después del confinamiento

  • En África, las leyes educativas expulsaban a las jóvenes mamás de la escuela, además de sufrir el rechazo de sus compañeros
  • Después del COVID 19 y, ante el abandono escolar, países como Zimbabue permiten a las madres adolescentes volver a clase

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Aumentan los embarazos en menores africanas tras el confinamiento

Virginia se levanta pronto y, como cada mañana, coge un viejo balde blanco para ir al río. Las aguas bajan grises y sucias pero le sirven para su aseo y el de su bebé. Después, levantará a sus hermanos para ir al colegio y hará las tareas domésticas. Tiene 13 años e iba a la escuela pero con el confinamiento y el cierre de colegios, se quedó en casa.

Virginia ha sido mamá hace unos meses. Un hombre mayor le prometió casarse con ella y alejarla de la pobreza. Ahora ya sabe que no cumplirá con su palabra. "Esta es mi vida. Es lo que hago todos los días". La menor ya no ha vuelto a clase, la vergüenza y el rechazo de sus propios compañeros se lo impiden.

Virginia Mavhunga vive con sus padres y hermanos en una diminuta y destartalada casa de cemento y uralita, en un suburbio a las afueras de Murewa, un municipio a 75 kilómetros al noreste de la capital de Harare, en Zimbabue. Sin formación alguna, sabe que no tendrá muchas oportunidades para salir de la miseria. Cuando su bebé duerme sobre un pequeño colchón en el suelo, la adolescente repasa sus apuntes escolares para no olvidar lo que aprendió en el colegio. "Me gustaría volver a clase a terminar mis estudios".

Los embarazos, causa de abandono escolar

Pero casi ninguna madre menor de edad vuelve. Según cifras del Ministerio de Educación de Zimbabue, uno de cada ocho casos de abandono escolar se debe a embarazos o matrimonios infantiles. El férreo confinamiento del país, que duró seis meses, dejó las aulas vacías y también se cerraron los establecimientos dónde comprar métodos anticonceptivos.

La tasa de menores embarazadas se disparó y el Gobierno de Zimbabue tuvo que reaccionar. Reformó la Ley de Educación Nacional que expulsaba a las adolescentes en cinta para que puedan volver a clase. Se permitió también cambiar el uniforme por ropa holgada apropiada para los meses de gestación.

"Hemos impulsado programas comunitarios en todo el país para animar a estas chicas a que vuelvan a clase, no es el fin del mundo", aseguraba hace unos meses Taungana Ndoro, portavoz del Ministerio de Educación.

Otros países africanos también cambiaron sus leyes de educación después del COVID 19. La UNESCO calcula que un millón de niñas de África subsaharianas corren el riesgo de no regresar a la escuela debido a un embarazo durante el cierre de los colegios por la pandemia de coronavirus.

En 2015, Médicos Sin Fronteras creó un proyecto de salud sexual y reproductiva, precisamente en un suburbio de Mbare, cerca de Harare, para ayudar a adolescentes y jóvenes. "Formamos a personas de la comunidad para que, a su vez, hagan esa labor de promoción de la salud, de persona a persona", nos dice Regina Magore, una de las profesoras de salud de MSF.

Estos formadores se encargan de explicar a los jóvenes cómo utilizar métodos contraceptivos, cómo se transmiten las enfermedades venéreas o información sobre las pruebas del VIH y de embarazo. Los formadores locales también acuden a escuelas de primaria y secundaria.

"Empoderar a estas madres hace que puedan aspirar a un futuro mejor"

"También tenemos un programa para formar a madres adolescentes en cuidados natales y cómo utilizar los métodos anticonceptivos. Vienen una vez por semana durante tres meses. Hemos formado ya a más de 40 mamás que han obtenido un diploma como promotoras de salud comunitaria", explica a RTVE.es Regina Magore en una entrevista a través de vídeo desde Mbare.

Su ONG ha impulsado otro proyecto para que otras madres adolescentes que hayan abandonado el colegio aprendan a hacer jabones o productos cosméticos para ganarse la vida. "Empoderar a estas madres hace que puedan aspirar a un futuro mejor pero es importante también incluir a sus familias. Por ejemplo, quedándose con el bebé para que ellas puedan volver a la escuela o para que acudan de forma ocasional a recibir formación. También es importante que haya centros donde las madres adolescentes puedan dejar a sus bebés mientras ellas acuden a la escuela o reciben formación", asegura Regina Magore.

África tiene una de las tasas de embarazos de adolescentes más altas del mundo, según la ONU. El confinamiento no solo ha aumentado estos casos sino también el de los abusos sexuales y los matrimonios infantiles, aunque en muchos países africanos están prohíbidos.

Las relaciones sexuales consentidas se permiten a partir de los 16 o 18 años, dependiendo del país, pero muchas adolescentes de entre 14 y 16 años no se atreven a denunciar por miedo a ser estigmatizadas en caso de que haya habido abusos o violación. Por eso, en África los colegios se han convertido en un refugio seguro para la mayoría de los niños.