Terror y desesperación en Mariúpol: "Hemos visto fallecidos por la falta de medicamentos"
- Organismos internacionales denuncian la situación "desesperada", en un asedio que ya dura 12 días
- Sigue la última hora del conflicto entre Rusia y Ucrania en directo
Incomunicados, a temperaturas bajo cero y sin agua ni alimentos. Es el escenario insostenible en Mariúpol, donde 400.000 personas resisten a los bombardeos tras 12 días de asedio por las tropas rusas. Una situación límite de la guerra en Ucrania que podría desembocar en una catástrofe humanitaria, según denuncian las ONG sobre el terreno.
La medida del sufrimiento de sus habitantes la aportan los mensajes que envían las ONG desde una ciudad que agoniza ante el cerco ruso, que de momento no ha conseguido tomarla. Médicos Sin Fronteras trabaja desde hace días en Mariúpol y denuncia que no hay agua potable ni medicamentos desde hace más de una semana, una situación que ha provocado la muerte de enfermos. "Hemos visto personas que han muerto por falta de medicamentos, hay muchos casos así", explica el voluntario de MSF Olexander.
“Los vecinos simplemente cavan el agujero en el suelo y ponen sus cuerpos dentro“
Además, la ONG también cuenta que hay muertos y heridos tirados en el suelo. "Los vecinos simplemente cavan el agujero en el suelo y ponen sus cuerpos dentro", añade.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios ya ha advertido que los habitantes de la ciudad portuaria están "desesperados", y ya se han reportado "saqueos y violentos enfrentamientos entre civiles" por el desabastecimiento de supermercados y farmacias.
Una ciudad incomunicada y desabastecida
La falta de agua ha llevado a algunos habitantes de Mariúpol a recurrir al agua del suelo hervida para hidratarse y la higiene básica es impensable. Además, Médicos Sin Fronteras denuncia el vacío informativo en la ciudad desde hace una semana, que ha provocado un apagón entre distritos de la ciudad. "La población está muy preocupada por sus familiares. No saben si están vivos o no", resume Olexander en un mensaje emitido este sábado.
La Cruz Roja también tiene voluntarios en la zona. Sus cooperantes han alojado en el edificio donde se ubican sus oficinas a familias enteras, según explican en Twitter. “Mantenemos el refugio, el sótano, solo para los niños y sus madres. Todos los demás adultos y niños mayores de 12 años duermen en la oficina. Hace mucho frío. Todavía tenemos algo de combustible para los generadores, por lo que tenemos electricidad durante tres o cuatro horas al día”, apuntan.
“La gente pide medicinas especialmente para diabéticos y pacientes con cáncer. Pero ya no hay forma de encontrarlas en la ciudad. Las personas empiezan a enfermar por el frío”, relatan sobre las peticiones de ayuda que se multiplican entre los más vulnerables.
"Tenemos solo comida para unos días"
La población de Mariúpol resiste desde hace días a la espera de la apertura de un corredor humanitario que les permita huir del asedio ruso. Muchos se vieron obligados a abandonar sus casas con lo necesario ante los primeros ataques y, precisamente, los víveres están empezando a acabarse.
“Trajimos toda la comida que teníamos en nuestras casas. También visitamos las viviendas destruidas y dañadas de nuestros colegas para recoger los alimentos que quedaban allí. Tenemos solo comida para unos días", alertan desde Cruz Roja sobre el agotamiento de la población que subsiste entre los escombros de una ciudad arrasada.
“No hay suministro de electricidad, agua y gas. Lo que significa que no hay medios para calentar. Algunas personas todavía tienen comida, pero no estoy seguro de cuánto durará. Muchos informan que no tienen comida para los niños”, añaden.
Los planes de evacuación para abrir un pasillo humanitario que diluya el bloqueo han fracasado otra semana más. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha pedido este sábado "un alto el fuego" a Rusia para poder suministrar la ayuda a la población civil. Pero tal y como ha sucedido en la última semana, los bombarderos rusos se han cebado con las zonas residenciales de Mariúpol reduciendo a la nada numerosas viviendas. Tras el ataque a un hospital materno infantil hace unos días, este sábado las autoridades ucranianas han denunciado el ataque a una mezquita donde había 80 personas.
Anastasiya Erashova es una de los miles civiles víctimas de la guerra: perdió a uno de sus hijos en las explosiones. "Llegamos al lugar donde estaba mi hermano, todos juntos. Las mujeres y los niños pasaron a la clandestinidad y luego un mortero golpeó ese edificio. Quedamos atrapados bajo tierra y dos niños murieron. Nadie pudo salvarlos", explica entre lágrimas.
Mientras, Rusia acusa al ejército ucraniano de haber destruido todos los accesos de entrada y salida a la ciudad, y las autoridades locales apuntan a que las tropas del Kremlin han matado a unos 1.500 residentes con sus ataques.