La ultraderecha en Europa: de los cordones sanitarios a los gobiernos de coalición
- En países como Alemania o Francia hay consenso para evitar que la extrema derecha llegue al poder
- Sin embargo, países como Países Bajos, Austria o Finlandia han contado con Ejecutivos sustentados por 'ultras'
El acuerdo de Gobierno en Castilla y León entre el Partido Popular y Vox ha facilitado que, por primera vez, un partido ultraconservador vaya a formar parte de un Ejecutivo regional en España. De forma paralela, formaciones como PSOE, Unidas Podemos y Ciudadanos han criticado lo que califican como 'pacto de la vergüenza', lamentando que los populares, al igual que sucede en países como Alemania o Francia, no hayan impuesto un "cordón sanitario a la extrema derecha".
Sin embargo, este veto no es la norma en Europa, donde en muchos de sus Estados la extrema derecha ha logrado un sitio en las instituciones. En algunos países, como Polonia o Hungría, gobiernan actualmente con holgura formaciones que, sin ser estrictamente ultraderechistas, sí se posicionan en contra de la inmigración y los derechos del colectivo LGTBi, entre otras cuestiones polémicas.
En otros muchos, la extrema derecha ha apoyado e incluso ha participado en Ejecutivos de coalición, como es el caso de Países Bajos, Austria o Finlandia.
Francia, la precursora del cordón sanitario
La metáfora del cordón sanitario surgió en Francia en los años ochenta del siglo XX, como forma de impedir la llegada al poder del Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen y, hasta la fecha, ha funcionado, en buena parte gracias al sistema de elección presidencial en dos vueltas
La resistencia de este cordón sanitario se ha puesto a prueba en dos ocasiones: en 2002, cuando la izquierda dio su voto al derechista Jacques Chirac, frente a Jean-Marie Le Pen. Y quince años después, en 2015, cuando Macron logró la victoria en segunda vuelta frente a Marine Le Pen, hija del anterior líder ultraderechista.
El próximo 10 de abril los franceses volverán a las urnas: Macron y Le Pen parten como favoritos para volver a verse las caras en la segunda vuelta, aunque la extrema derecha contará con otro actor, el ensayista Éric Zemmour, que se presentará a los comicios al frente del partido Reconquista.
Alemania, un acuerdo que acabó en crisis política
En Alemania existe una postura muy sólida en todo el espectro político respecto a los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AdF), con quien el resto de los partidos ni pactan ni siquiera se sientan a hablar.
Prueba de ello fue la crisis política que se produjo en 2020 tras las elecciones regionales en Turingia, cuando el candidato liberal Thomas Kemmerich tuvo que dimitir un día después de ser elegido con los votos favorables de la CDU de Angela Merkel y la AdF. El escándalo provocó también la salida de la entonces secretaria general de la CDU, Annegret Kramp-Kareembauer, que vio de este modo truncada su carrera como posible sucesora de la canciller alemana.
AdF tiene representación en el Bundestag desde 2017, así como en la mayoría de los parlamentos regionales del país, aunque no gobierna en ninguno y está bajo vigilancia de los servicios secretos alemanes.
Bélgica, un pacto a siete para aislar a la extrema derecha
Bélgica es otro de los países en los que funciona el cordón sanitario frente a la extrema derecha, al menos hasta ahora. El Vlaams Belang, nacionalistas flamencos que defienden la independencia del norte, representan la opción más extrema del país, que estuvo 493 días sin Gobierno hasta que un acuerdo entre siete partidos, sin presencia de la ultraderecha, puso al liberal Alexander de Croo al frente del Ejecutivo.
Desde su entrada en el Parlamento belga en 2007, Vlaams Belang ha vivido altibajos, aunque en los últimos comicios la formación logró sus mejores resultados, con 18 diputados, y fue la segunda fuerza en la región de Flandes.
Italia, una pugna entre la Liga y los Hermanos de Italia
En Italia, dos partidos representan las posiciones ultraconservadoras: la Liga de Matteo Salvini y los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, que aglutinan en torno al 40% de la estimación de voto. La Liga logró un extraño acuerdo en 2018 con el Movimiento 5 Estrellas que le permitió pactar un Gobierno de coalición, pero terminó por romperse apenas un año después de su formación. En la actualidad, forma parte del Ejecutivo de Mario Draghi con tres ministros.
Por su parte, los Hermanos de Italia es el partido que más se asemejaría a Vox en sus postulados y su ascenso en las encuestas es meteórico en los últimos meses, hasta el punto de que se baraja un posible 'sorpasso' a la Liga como partido hegemónico en la derecha más conservadora en el país transalpino.
Grecia, el ocaso de Amanecer Dorado
La crisis económica y los sucesivos rescates financieros en Grecia prendieron la mecha para el ascenso del partido neonazi Amanecer Dorado, euroescéptico y xenófobo, que en 2015 llegó a ser la tercera fuerza política, con el 6,8% de los votos y 17 diputados.
Sin embargo, los principales partidos impusieron un cordón sanitario a los ultraderechistas, que cuatro años después desaparecieron del Parlamento griego. En 2020, la Justicia condenó a prisión a la cúpula del partido, que fue considerado una organización criminal.
Austria, de la ultraderecha a los ecologistas
Austria es otro de los países europeos que ha contado con representantes de la extrema derecha en su Gobierno central. La última vez fue entre 2017 y 2019, fruto del acuerdo entre el Partido Popular (ÖVP) y los ultraderechistas del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) -segunda fuerza-, reeditando un pacto que ya se dio en 1999 y facilitando el primer mandato como canciller de Sebastian Kurtz. El FPÖ obtuvo hasta cinco asientos en el Consejo de Ministros, con carteras clave como Interior, Exteriores o Defensa.
El acuerdo saltó por los aires dos años después por un escándalo de corrupción que salpicó al líder del FPÖ y en aquel momento vicecanciller, Heinz-Christian Strache, que tuvo que dimitir. Tras celebrarse elecciones adelantadas, Kurtz logró una nueva victoria, aunque en esta ocasión cambió radicalmente de socios, pactando un Gobierno con Los Verdes.
Países Bajos: Rutte llegó al poder gracias al PVV
En Países Bajos, el conservador Mark Rutte gobierna desde más de una década gracias a diferentes coaliciones. En 2010, cuando accedió al poder, lo hizo en base al apoyo de los democristianos y del ultraderechista Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders, partidario de "desislamizar" los Países Bajos y "devolver Holanda a los holandeses". El acuerdo solo duró dos años y desde entonces Rutte ha buscado otros socios para mantenerse como primer ministro.
Pero el PVV sigue exhibiendo músculo electoral y se ha consolidado como tercera fuerza política con sus mensajes euroescépticos, nacionalistas y en contra de la inmigración.
Finlandia, paso fugaz por el Ejecutivo
El partido Verdaderos Finlandeses es, en la actualidad, la segunda formación más votada en Finladia, solo superada por un estrecho margen por los socialdemócratas. Aunque ahora mismo está fuera del Gobierno finlandés, esta formación nacionalista y antiinmigración formó parte del Ejecutivo de coalición del centrista Juha Sipilä, que se apoyó en los ultraconservadores y en el Partido de Coalición Nacional para ser primer ministro entre 2015 y 2019.
Noruega, larga tradición parlamentaria
En Noruega, el populista Partido del Progreso está plenamente consolidado como fuerza parlamentaria ya que, desde 1973, solo ha dejado de obtener representación en el período 1977-1981.
En 2013 entró por primera vez a formar parte de un Ejecutivo, el de la conservadora Erna Solberg, acuerdo reeditado en 2017. En los últimos comicios, el Partido del Progreso sufrió un importante retroceso y actualmente está en la oposición.
Hungría, el ultranacionalismo de Orbán
Probablemente el abanderado del populismo de derechas hoy por hoy en Europa es el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, en el cargo desde 2010. Aunque no se define estrictamente como un partido de ultraderecha, la postura de Orbán en asuntos como la inmigración, el euroescepticismo o el rechazo a la homosexualidad han llevado a la radicalización de su mensaje.
Su hegemonía actual parece inamovible, toda vez que en las últimas elecciones, en 2018, logró casi la mitad del voto y dos tercios de los diputados en el Parlamento húngaro.
Polonia, la consolidación de los ultraconservadores
Polonia es uno de los países más conservadores de Europa y en el que tiene un mayor peso la Iglesia católica. Con la izquierda relegada a un papel casi testimonial, el partido Ley y Orden del primer ministro Mateusz Morawiecki se ha consolidado en el poder en los últimos años con un discurso nacionalista y constantes enfrentamientos con la UE debido a sus posiciones en asuntos como la independencia judicial, la libertad de prensa o los derechos de la comunidad LGTBI.
Sin embargo, en el país existe una fuerza de derecha aún más radical, el KORNWiN, que en los últimos comicios acudió bajo una coalición que obtuvo el 6,8% de los votos y 11 asientos de los 460 del Parlamento polaco, situándose como quinta fuerza. Uno de sus líderes es Janusz Korwin-Mikke, un polémico europarlamentario que defendió la brecha salarial porque, dijo, las mujeres "son más débiles y menos inteligentes".
Bulgaria: Borisov, investido gracias a la extrema derecha
Tras dos legislaturas como primer ministro de Bulgaria, en 2017 el conservador y populista Boiko Borisov logró mantenerse al frente del Gobierno gracias a su acuerdo con Patriotas Unidos, una alianza de tres formaciones con discursos xenófobos y euroescépticos.
En 2021 Borisov volvió a lograr una nueva victoria, que fue insuficiente ya que el pacto entre cuatro partidos de centro-izquierda y centro-derecha permitió al centrista Kiril Petkov situarse al frente del Gobierno del país más pobre de la Unión Europea.
Portugal, el ascenso de Ventura
La extrema derecha en Portugal no tenía representación parlamentaria hasta 2019, cuando la Chega de André Ventura logró un escaño. Pero en los recientes comicios del 31 de enero, la formación ultraderechista que aboga por el cierre de fronteras y un discurso en contra de la inmigración, se convirtió en tercera fuerza, confirmando las previsiones de las encuestas., aunque la histórica mayoría absoluta del socialista António Costa aleja por ahora a la Chega de cualquier posibilidad de formar parte del Ejecutivo luso.