Dos años con COVID: cuando la vida ni huele ni sabe a nada
- Cerca del 90% de pacientes covid presenta perdida de olfato
- Elena, Yusura y Javier perdieron el gusto y el olfato cuando empezó la pandemia
- Ahora entrenan sus sentidos en un programa del Hospital Clínico de Madrid
Elena Marcos es enfermera y contrajo coronavirus hace dos años mientras trabajaba en la UCI. Como secuela sufre la pérdida del olfato y del gusto: "Yo tenía una placa de cristal gas y este mes la he cambiado por una de inducción porque me da miedo tener un escape de gas con los niños, no es lo común tener un escape de gas, pero como no percibo bien los olores, tengo que buscar medidas de precaución y eliminar peligros", asegura.
“Yusura: "Todo, casi todo me sabe igual, a una cuchara antigua de hierro que tenía mi abuela en su casa"“
Yussara Malvar ha pasado dos veces el covid, la segunda hace un año. Desde entonces sigue sin poder apreciar los sabores de los alimentos. En su lugar, el aroma de la comida le llega distorsionado: "Todo, casi todo me sabe igual, a una cuchara antigua de hierro que tenía mi abuela en su casa, a un sabor como de hierro, metálico y hay algunos alimentos que llegan como a quemarme la lengua, sin estar calientes. Es una sensación de quemazón".
“Elena: "Pulverizaba para limpiar y no olía nada, hasta que me di cuenta de que tenía las manos enrojecidas"“
Ambas recuerdan el momento preciso en el que ya no pudieron captar los olores de su entorno. Elena Marcos estaba limpiando: "Me di cuenta un día mientras estaba limpiando con la disolución que nos habían aconsejado de lejía rebajada y yo pulverizaba para limpiar y no olía nada, hasta que me di cuenta de que tenía las manos enrojecidas del contacto con la lejía".
Yussura Malvar se dio cuenta desayunando: "Estaba en casa, todavía en aislamiento de la segunda vez que me contagié, y un día tomando café no me supo a nada. Lo tiré y lo volví a hacer y seguía sin saber a nada y me tomé una tostada y tampoco me sabía a nada, me pareció raro".
Entrenar el olfato
La pérdida del olfato, lo que se denomina anosmia, suele llevar aparejada una alteración del sabor de los alimentos. Pablo Sarrió es otorrino y responsable de la Unidad del Olfato del Hospital Clínico San Carlos de Madrid: "En los casos de coronavirus no está tan claro que sea una pérdida propia del sentido del gusto, por eso no nos gusta denominarlo ni disgeusia ni ageusia a lo que produce el coronavirus. El sabor de los alimentos recibe información cerebral de varios sentidos; del gusto, que nos permite diferenciar cinco sabores básicos y del tacto, que nos permite distinguir texturas y del olfato".
Varios estudios europeos muestran que cerca del 90% de pacientes covid presenta perdida de olfato. La mayoría, un 80% se recupera en menos de un mes. Del 20% restante, una de cada tres, lo recobra tras un entrenamiento de seis meses. Para el resto, la evolución varía entre la mejoría parcial, la recuperacion casi total y el no retorno del olfato.
Tener dañado el olfato y el gusto afecta a la calidad de vida, a quehaceres como el cocinar, pero también se pierde un centinela que avisa de situaciones de peligro, como un escape de gas o el olor a quemado. Y puede limitar la vida profesional de personas que se dedican a la hostelería o que son bomberos, apunta el doctor Pablo Sarrió al referirse a la terapia que entrena el olfato.
Una terapia que describe uno de los pacientes, Javier Olivares:" Dos veces al día se huelen cuatro esencias. Al principio, rosa, eucalipto, clavo y limón, cada uno, un par de minutos, y se descansa entre ellos. Y hay que intentar hacer una asociación visual, con algún recuerdo que nos evoque".
Ejemplo de esa relación entre memoria y olfato es la historia de la magdalena que Marcel Proust narró en su obra 'En busca del tiempo perdido'. Yussura Malvar espera dejar atrás esta secuela. Hasta entonces, imagina sabores y aromas a traves de la memoria:" Yo digo que soy chocolatera, a veces como tarta de chocolate por el recuerdo, sé que está rica, pero me entristece no poder saborear el chocolate como antes".