Un Mismo Equipo: salir del "sinhogarismo" gracias a Instagram
- Un proyecto en las redes sociales, con 45.000 seguidores, ayuda a personas sin hogar a encontrar trabajo
- La iniciativa surigó en junio de 2021 y ya ha logrado que una veintena de "sintecho" dejen de vivir en la calle
- Este sábado, a las 08:30, emisión del reportaje de Cámara Abierta en RTVE Play, La 1 y Canal 24h
Como cada tarde, Abelardo Calvo prepara las tapas en el puesto de conservas donde trabaja, en un céntrico mercado de Madrid. La estampa no tiene nada de particular, si no fuera porque hace un año, este gallego de 54 años y cocinero de profesión, estaba viviendo en la calle. Al llegar la pandemia se quedó sin trabajo. Y sin derecho a paro, ni ahorros, de la noche a la mañana se vio convertido en un sintecho.
“Ningún ser humano ha nacido para vivir las veinticuatro horas en la calle“
"Fue muy duro", cuenta Abelardo. "Ningún ser humano ha nacido para vivir las veinticuatro horas en la calle. El problema es que cuando caes ahí, se juntan el cielo y la tierra, no sabes qué hacer... estás bloqueado, no encuentras la manera de salir adelante. Y después, imagínate... el frío, el trauma psicológico, la gente... Es un drama grandísimo".
Así pasó ocho meses. Hasta que un día, paseando, Gonzalo Perales se interesó por él. Al conocer su historia, le propuso hacerle una foto y subirla en Instagram a Un Mismo Equipo, la cuenta que Gonzalo acababa de crear para dar visibilidad a las personas sin hogar y ayudarles a encontrar trabajo. "Al principio fue una cuenta de Instagram que, con el tiempo, se ha convertido en una asociación", nos explica Gonzalo. "Nació en junio de 2021 ante el descubrimiento de que las redes sociales pueden ser una herramienta para hacer el bien. Y básicamente lo que hacemos es usarlas para ayudar a personas en situación de calle a encontrar una nueva oportunidad en la vida".
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La idea, cuenta Gonzalo, surgió de forma casual: "una amiga me hizo llegar una foto de un electricista que estaba en la calle pidiendo trabajo de lo que fuese. Yo tenía unos cuantos seguidores, así que compartí la foto y se hizo viral. En cosa de minutos tenía ofertas de empleo en distintas partes de España".
Así que siguió compartiendo casos similares: "A los dos días conocí a Elías, un camarero en paro por la pandemia... y tres cuartos de lo mismo. Ahí fue cuando me di cuenta del potencial que tenía y decidí crear la cuenta de Un Mismo Equipo, porque uno de mis mantras es que todos estamos en el mismo barco", nos explica el creador de esta iniciativa que acumula cuarenta y cinco mil seguidores.
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Al principio eran los voluntarios de Un Mismo Equipo los que recorrían las calles de Madrid buscando estos perfiles. "Nosotros solo somos un altavoz de estas personas, les ponemos en el mapa y contamos su historia para llamar la atención de empresas a las que les pueda interesar incorporar un talento invisibilizado en su plantilla", explica Perales. Y asegura que son muchos los que quieren arrimar el hombro. Como Micky Irisarri, empresario y dueño de Conservas Nudista, el puesto de conservas donde hoy trabaja Abelardo. "Me hablaron de él... le entrevisté y fue un flechazo. Es un tipo estupendo, con muchas ganas de trabajar, muy machaca", dice Micky del que ahora es su jefe de cocina.
La idea de Un mismo Equipo es sencilla: cada publicación que comparten funciona como una especie de currículum para personas sintecho, en el que describen su carácter, sus destrezas, su situación actual y cómo han acabado en la calle. El poder de difusión de Instagram hace el resto. De esta manera las empresas son las que preguntan directamente por los candidatos, y Un Mismo Equipo se encarga de facilitarles el contacto. Así, hasta ahora, han sacado de la calle a veinte personas sin hogar o en riesgo de exclusión. Como Ana, que llevaba un año durmiendo en su coche y comiendo una vez al día y hoy atiende una cafetería en un hotel de Gerona.
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Y cada día reciben más peticiones de ayuda, dice Pablo García, otro de los responsables del proyecto: "el perfil suele ser de una persona mayor, la mayoría varones de entre cuarenta y cinco a sesenta años, porque tienen más complicado que los jóvenes encontrar trabajo"
“En la calle he compartido acera y cama con ingenieros, médicos, farmacéuticos... “
Acabar en la calle es fácil, lo difícil es salir, cuenta Abelardo. La falta de aseo, o algo tan simple como no poder dar una dirección fija, van cerrando las puertas a los que se encuentran en esta situación: "en la calle he compartido acera y cama con ingenieros, médicos, farmacéuticos... En la calle hay gente muy preparada, pero a partir de los cincuenta, muchas empresas no los valoran", nos cuenta ahora al rememorar esos meses que pasó a la intemperie. "Tu acudes a una empresa y en el momento que dices que estás a pie de calle te dicen eso de 'ya te llamaremos'. Pero sabes que estás descartado", lamenta Abelardo.
En España hay entre 30.000 y 40.000 personas que duermen a la intemperie. Una cifra poco precisa y desactualizada, porque el último censo de personas sin hogar del INE se hizo ya hace una década. Las personas se sienten invisibles, por la soledad, el estigma y sobre todo, nuestra indiferencia: "Lacalle te come. Si no eres fuerte, te acaba de absorber", reconoce Abelardo. "Nadie habla contigo. Y hablar es fundamental para la gente que está en la calle, porque se sienten muy solas".
“Invitar a un café y sentarte diez minutos a hablar y preguntar cómo se encuentra... es de los mayores regalos“
Un diagnóstico que comparten los fundadores de Un Mismo Equipo: "todos tenemos tantas preocupaciones, que nos cuesta empatizar y ver por lo que está pasando el de al lado. Y si encima esa persona está en la calle, con un cartel y con falta de aseo propia de esa situación, nadie tiene interés en echarle una mano", dice Gonzalo Perales, que tiene claro cómo podemos empezar a ayudarles. "Invitar a un café y sentarte diez minutos a hablar y preguntar cómo se encuentra... es de los mayores regalos que podrás hacer a esa persona y de las cosas más satisfactorias y adictivas que nosotros hemos experimentado".
Porque, como él mismo dice, a veces basta un pequeño gesto para empezar a cambiar la realidad. Y algo que urge cambiar es que aún haya personas sin más techo que el cielo de nuestras ciudades.