De cantaora a Motomami: cronología de Rosalía por Rosalía
- Su nuevo disco es la última muestra de su ambición y evolución perpetua
"Las etiquetas son límites del lenguaje y el que etiqueta, al final, es el etiquetado”. La cita de Rosalía es de 2017, anterior a la mayoría de sus transformaciones estilísticas, en una entrevista con RTVE.es. Con 29 años, la artista es ya una de las grandes estrellas españolas de la historia la música popular. Su tercer disco, Motomami, se anuncia como su entrada definitiva en el universo de artistas globales, sin miedo a mezclar en su coctelera todas las tendencias urbanas y latinas.
Decir que Rosalía evoluciona es un pleonasmo: su característica es la movilidad continua. Aunque está ligada a las raíces flamencas de su educación sentimental y estudios, lleva años virando por dónde quiere. Y, más allá de la percepción de su público, siempre ha sido coherente en una voluntad de metamorfosis perpetua.
“Mi primera vez fue una comida con la familia de mi padre: no quería canta, lo hice con los ojos cerrados porque tenía vergüenza y cuando acabé toda la familia se puso a llorar. Me impactó, me preguntaba: ¿por qué? No acababa de entender. Y con el tiempo dije, ok: uno se puede comunicar con la música”, explica Rosalía sobre su momento fundacional en Caminos del Flamenco.
“Sobre los 13 años, empecé a salir, mis amigos eran mayores. Tenían buenos bafles en sus coches customizados, era algo muy normal en Hospitalet. Y sonaba mucho flamenco y rumba en las discotecas. Mucho de ese ambiente en los hijos de inmigrantes andaluces. Descubrí Camarón, Diego Cigala, de todo”.
Con 21 años, actúa junto al guitarrista Juan ‘Chicuelo’ Gómez en el Festival Grec de Barcelona y en el Festival Internacional de Panamá. "Yo canto inspirada en la estética de los cantaores pre-camaronistas, de la edad de oro del flamenco: Valderrama, Vallejo, Gloria, La niña de los peines. Todo eso me lo enseñó mi maestro y tengo un vínculo con esos cantes”.
Colaboración con C. Tangana (2016): “No fue algo estratégico”
La querencia de Rosalía a combinarse con la música urbana se destapó en la colaboración con el rapero C. Tangana en "Antes de morirme" (precedida por "Llámame más tarde"). "La colaboración con C. Tangana adquirió una dimensión brutal e inesperada, pero no fue algo estratégico. Para mí fue lo mismo que cuando colaboro con Chicuelo, con Alfredo Lagos o con Albert Palomar", explicaba en RTVE.es .
Y ya defendía la hibridación libre. "Para mí no hay géneros, hay artistas. Y decir que un género es mejor que otro me parece elitista", argumenta Rosalía. "La música tiene funciones, en cada momento puedo escuchar una cosa, desde mainstream americano a punk, jazz, pop, dancehall o música clásica. Me influye Kendrick Lamar y me influye Lole y Manuel".
"Los Ángeles" (2017): “Quiero explicar el flamenco desde aquí y ahora”
"Es una declaración de principios una reivindicación personal de esos cantes, de la música de raíz y de una forma de cantar que no es muy habitual ahora mismo", explicaba. Desde que tenía 17 años fue tentada por las discográficas, pero no lo vio claro hasta poder reflejar a su manera sus estudios de flamenco en colaboración con Raúl Refree.
"Me decían que grabara fusiones de electrónica y copla, que iba a ser un bombazo, pero a mí me rechinaba. Yo quería estar orgullosa de mi primer trabajo, siempre me he guiado por mi intuición y nunca he tenido prisa", sostenía. “Yo tengo un compromiso conmigo misma y con mi manera de entender la música. Hago música y me desentiendo de la reacción que pueda haber después de mi proceso creativo".
El mal querer (2018): “No tenía carga pop, sino experimental”
Nacido como un proyecto final de carrera de sus estudios, durante su producción comenzó a adquirir una dimensión gigante acabó traspasando fronteras. “Tenía la ilusión, la esperanza y la fe de que podía pasar. Cuanto más tiempo pasa, creo que el disco no tenía carga pop sino experimental”.
El disco es la quintaesencia de la disolución del flamenco en la música popular contemporánea. “La raíz es fundamental, pero a partir de ahí tengo que salir y hacer mis propias propuestas”.
También una reivindicación temática feminista. “Era una excusa para poner sobre la mesa que queda mucho por hacer. Hay que darle mucho más amor y mucho más respeto a la mujer en todos los sentidos, laboralmente y como sociedad”. Y repasaba referentes: “Para empezar mi madre, con una gran ética con el trabajo con la gente que quiere. Mi hermana, que es una fuerza creativa. Y además necesito nombrar a La Paquera, una mujer nada complaciente al expresarse, que cantaba con el pecho abierto. Y La niña de los peines, Lola Flores, Carmen Amaya por su forma única de bailar”.
“Con altura”, con J Balvin (2019)
La segunda colaboración con J Balvin, lanzada en primavera de 2019, se convirtió en el segundo videoclip más visto de una artista en todo el año.
“Me gustaría que no me importase tanto todo porque a lo mejor viviría más tranquila, pero no me sale. Cada decisión, en producción, diseño, videoclips… Me importan todos los detalles porque al final es lo que hace que algo sea redondo”.