Inmigración, lucha contra el terrorismo y el narcotráfico: las claves del giro histórico de España sobre el Sáhara
- La postura del Gobierno español respecto al conflicto saharaui abre una nueva etapa en las relaciones con Marruecos
- Los expertos creen que el movimiento pone fin a la neutralidad de Madrid y oficializa el alineamiento con Rabat
El giro histórico del Gobierno español respecto al conflicto saharaui conlleva una nueva etapa en las relaciones de nuestro país tanto con Marruecos como con Argelia. Se espera que cierre la brecha abierta desde hace meses entre Madrid y Rabat y tenga importantes consecuencias en aspectos como la gestión de los flujos migratorios, la lucha contra el terrorismo yihadista o la persecución del narcotráfico. Pero también supone un deterioro de la relación con Argel, que ha decidido retirar a su embajador en Madrid, lo que puede afectar además al suministro de gas en un momento crítico.
De manera imprevista, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, trasladó el viernes al rey Mohamed VI el respaldo de España a la propuesta de autonomía presentada por Marruecos en 2007 para el Sáhara Occidental como "la base más seria, creíble y realista para la resolución de esta disputa", en una misiva difundida por el Gabinete Real marroquí a través de un comunicado.
Un cambio de postura respecto a la posición que ha mantenido Madrid desde que en noviembre de 1975 cediera la antigua colonia del Sáhara Español a Marruecos y Mauritania, sin tener en cuenta la voluntad de la población saharaui y que condujo a la creación de la República Árabe Saharaui Democrática y al nacimiento de un conflicto armado entre Rabat y el Frente Polisario.
Los expertos consultados por RTVE.es consideran que, con este movimiento, Madrid pone fin a su neutralidad respecto al conflicto y oficializa su alineamiento con Rabat.
¿En qué consiste el plan marroquí de 2007?
El plan para el Sáhara Occidental que Marruecos presentó en 2007 ante Naciones Unidas supone enterrar 'de facto' cualquier perspectiva de independencia para la antigua colonia española, que dispondría de una autonomía muy limitada.
Así, el Sáhara contaría con sus propios órganos legislativo, ejecutivo y judicial, aunque los dictámenes de todos ello deberían ajustarse a los criterios nacionales. Además, disfrutaría de ciertas competencias en materia económica, infraestructuras, desarrollo social y cultura, aunque ámbitos clave como defensa, relaciones exteriores o religión, quedarían bajo los designios de Rabat.
¿Qué supone el giro de Madrid?
Hasta la fecha, el Gobierno español defendía los acuerdos de la ONU para celebrar un referéndum de autodeterminación para determinar su futuro. Ahora cambia por completo su posición, algo que para Rabat "supone un factor importante porque pone fin a 47 años de neutralidad; una neutralidad algo alterada durante los tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero, pero mucho más con la carta enviada por el presidente Sánchez al rey de Marruecos", asegura a RTVE.es Ignacio Cembrero, periodista especializado en el Magreb.
Jesús Núñez, codirector del Centro de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, señala en una entrevista a RNE que ya anteriormente "era clara la inclinación de España a favor de Rabat, en el sentido de que lo que buscábamos con nuestro vecino del sur era colaborar en el tema de la persecución del narcotráfico, la gestión de los flujos migratorios y en la colaboración frente a la amenaza del yihadismo".
Núñez añade que con este movimiento "se oficializa el alineamiento de España con Marruecos, ya precedido del de Estados Unidos, Francia o Alemania", con lo que demuestra que "España no quería quedarse sola".
¿En qué materias colaboran ambos países?
Marruecos y España colaboran en la lucha contra el terrorismo yihadista, sobre todo tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, especialmente en el desmembramiento conjunto de varias células leales al Estado Islámico, sobre todo en España.
Respecto a la inmigración ilegal, Madrid y Rabat mantienen varios acuerdos de cooperación internacional para contribuir a la financiación del despliegue de las autoridades marroquíes en actividades de lucha contra la inmigración irregular, el tráfico de inmigrantes y la trata de seres humanos. En los últimos años se han producido varios intentos saltos de las vallas de Ceuta y Melilla por migrantes, en su mayoría marroquíes.
El hecho reciente más destacado en este ámbito ocurrió el 17 de mayo de 2021, cuando Ceuta sufrió la peor crisis migratoria en años con la llegada de 6.000 migrantes procedentes de Marruecos, sin que las fuerza marroquíes lo evitaran, de los que 2.700 fueron devueltos. Una crisis que se generó tras la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, ingresado en un hospital de Logroño.
¿Qué beneficios obtiene España?
El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, afirmó el viernes, tras conocerse la "nueva etapa" de relaciones con Marruecos, que el acuerdo redunda en la estabilidad, la integridad territorial y la prosperidad" de ambos países, así como en el "respeto mutuo" y la "ausencia de acciones unilaterales". Aunque las partes no han desvelado ninguna contrapartida por este apoyo al plan marroquí, es evidente que en el trasfondo está la normalización de las relaciones entre ambos países.
El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ha mostrado su seguridad en que, tras este acuerdo, se va a producir "una relación estable", con el compromiso por parte de Marruecos "a colaborar contra la trata de personas, contra la inmigración ilegal".
"Podemos especular cuáles son las razones, pero hasta ahora no ha quedado claro en ningún caso, no ha quedado explicado y eso es algo que necesita la sociedad española", afirma Jesús Núñez. El experto recuerda que "hasta ahora, todos los ofrecimientos, todas las facilidades que España ha puesto en relación con nuestro vecino del sur no han servido ni para garantizar que se cumplan realmente los acuerdos que se firman entre las dos capitales ni para evitar que Marruecos, que cada vez se siente más fuerte, siga avanzando en algo que no se ajusta en realidad a lo que el derecho internacional había determinado en su día para la celebración de ese referéndum".
Ignacio Cembrero considera que España no obtiene "prácticamente ninguna contrapartida" ya que en el acuerdo no figura "ningún compromiso" sobre Ceuta y Melilla, sobre las aguas frente a Canarias o sobre inmigración irregular. Sí cree que "en los próximos días" se producirá una "normalización de las relaciones", con el regreso a Madrid "de la embajadora marroquí, que fue retirada en mayo del año pasado, se reabrirá el tráfico de pasajeros a través del Estrecho, que lleva más de dos años cortado, y quizá también reabrirá las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla, pero no va a ir mucho más allá", dice el periodista.
¿Por qué en este momento?
"El acuerdo se produce ahora porque las presiones marroquíes sobre el Gobierno español son constantes desde hace 15 meses, desde que Marruecos desencadenó la crisis, y porque el Gobierno piensa que tendrá menos eco, porque el foco está puesto en la guerra que se desarrolla en Ucrania", señala Ignacio Cembrero.
El experto en el Sáhara considera que a estas razones se une el hecho de que en los últimos meses "tenemos una menor dependencia del gas argelino" tras el acuerdo alcanzado con Estados Unidos, que le convierte actualmente en el principal suministrador de gas natural a España.
¿Qué dependencia tiene España respecto a Marruecos?
Marruecos es uno de los principales socios comerciales de España fuera de la Unión Europea. En 2020, las exportaciones españolas a su vecino del sur superaron los 7.380 millones de euros, con productos como combustibles y lubricantes, componentes para automoción y tejidos para confección. A cambio España importa moluscos y crustáceos, prendas de vestir y material eléctrico.
"La dependencia comercial es mutua", señala Ignacio Cembrero, quien puntualiza que "por mucho que se vaya cacareando, las inversiones españolas en Marruecos son escasas".
Según datos del ICEx, alrededor de 65 empresas españolas están radicadas en el país magrebí en ámbitos como el turístico, tecnológico, textil, agroalimentario, transporte, servicios a empresas y producción energética o ingeniería civil.
¿Cómo puede afectar a las relaciones con Argelia?
Argelia, que siempre ha apoyado la lucha del pueblo saharaui por la celebración de un referéndum de autodeterminación, ha reaccionado este sábado llamando a consultas a su embajador en Madrid tras el "repentino cambio" de España sobre el Sáhara, según una nota del Ministerio de Exteriores argelino, "muy sorprendido" por el apoyo de España al proyecto de Marruecos.
"Las autoridades argelinas no fueron informadas previamente y se han enterado por la prensa de un tema que les afecta de lleno", añade Ignacio Cembrero.
Sin embargo, fuentes de Moncloa han afirmado a TVE que el Gobierno español "informó previamente" al argelino sobre su posición y han destacado que Argelia es "un socio estratégico, prioritario y fiable" con el que pretende mantener "una relación privilegiada".
Argel rompió relaciones diplomáticas con Rabat el pasado mes de agosto y en noviembre procedió al cierre del Gasoducto Magreb-Europa (GME) que bombeaba gas hasta la península Ibérica a través de Marruecos.
Pese a la tradicional dependencia española del gas argelino, en los dos primeros meses de 2022 EE.UU. ha desbancado a Argelia como primer suministrador a nuestro país con el 32,9% del total importado, frente al 23,2% comprado al Estado africano.
¿En qué situación queda el Frente Polisario?
Posiblemente el gran perdedor de esta situación sea el Frente Polisario, quien ha criticado la "lamentable decisión" adoptada por España y ha lamentado que Pedro Sánchez haya utilizado al pueblo saharaui como "moneda de cambio" para restaurar las relaciones con Marruecos.
"Militarmente el Frente Polisario es la parte más débil de la ecuación, es claramente David contra Goliat", asegura a RNE el codirector del Centro de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, Jesús Núñez, quien considera que, además, "políticamente ha quedado desasistido, ni siquiera Argelia está dispuesta hoy a jugársela por el Polisario, más allá de que siga acogiendo la población refugiada".
Núñez recuerda que Marruecos "no es una democracia plena" por lo que "decir que todo se va a basar en el reconocimiento de una autonomía con cierta transparencia y de competencia es directamente una declaración de voluntades" que deja abiertas "muchas incógnitas".