RuNet, el proyecto de Rusia para imponer el control absoluto de internet
- El Kremlin lleva años trabajando en una internet propia que le permitiría protegerse de ciberataques y controlar a sus ciudadanos
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Rusia lleva años trabajando en una internet propia con la que poder desconectarse de la red global. El proyecto, bautizado como RuNet, posibilitaria la creación de una red disponible solo en Rusia, similar a una intranet a gran escala. El objetivo, según el propio Kremlin, sería proteger al país de ataques cibernéticos y mantener sus conexiones ante cualquier emergencia, además de otorgarle autonomía frente a las grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos. Pero, por encima de cualquier finalidad, hay un aspecto que es difícil pasar por alto: esta internet propia también podría convertirse en una poderosísima herramienta de censura.
Desde el pasado 11 de marzo, el proyecto ya se encuentra operativo en las webs oficiales del Gobierno ruso, un paso que podría interpretarse como la fase previa a su implantación generalizada, aunque el Kremlin se ha encargado de negar este extremo, alegando que su desconexión parcial obedece exclusivamente a razones de protección ante ciberataques por parte de Ucrania y otros actores internacionales que apoyan la causa ucraniana, como Anonymous o los ciberpartisanos de Bielorrusia, quienes están desplegando una ofensiva virtual contra páginas web oficiales y otras infraestructuras críticas.
"RuNet es un proyecto que se ha iniciado hace pocos años, y aún no se ha aplicado de forma generalizada. Por el momento, solo en las webs oficiales del Gobierno, pero no está fagocitando el total del sistema ruso, que incluiría las actividades del día a día de la gente. Es decir, se ha orientado más hacia ciertos aspectos que tienen que ver con la seguridad nacional", explica a RTVE.es Raquel Jorge Ricart, investigadora experta en política digital y ciberseguridad en el Instituto Elcano, quien cree que "hay que prestarle atención de una forma muy cercana, sobre todo porque tendrá implicaciones en las propias libertades y derechos fundamentales de las personas de Rusia".
Para Nicolás de Pedro, investigador en el Institute for Statecraft de Londres, RuNet "responde al deseo del Gobierno ruso de tener un mayor control de la última capa, o el último dominio de comunicación que no controla plenamente", y sus esfuerzos de los últimos años "han ido en esa línea". Si finalmente se implanta, "los usuarios rusos no tendrán acceso a ninguna otra información que no sea la permitida, y habrá un margen mucho menor para la disidencia o para informaciones que no vayan en línea con el Kremlin", advierte en RTVE.es.
Ley rusa de Internet Soberana
En el caso de que RuNet diese el salto a la desconexión total, internet seguiría funcionando en el país, aunque reconduciendo todo el tráfico a servidores controlados por el Gobierno. Su habilitación sería posible gracias a la Ley de Internet Soberana, que entró en vigor en noviembre de 2019. Este texto refuerza el control estatal del ciberespacio, habilitando al Roskomnadzor, la entidad que controla las telecomunicaciones en Rusia, para apagar las conexiones con la red global y bloquear cualquier contenido, sin necesidad de autorización judicial.
Después de la aprobación de esta ley por parte de la Duma, Rusia realizó un ensayo general para comprobar la viabilidad técnica de RuNet. Los servidores se desconectaron de la red global, y las pruebas se completaron de manera satisfactoria, ya que los usuarios rusos, sin saberlo, pudieron conectarse a internet sin necesidad de acceder al sistema DNS global, utilizado en todo el mundo. Al menos eso es lo que informaron entonces los medios afines al Kremlin.
"Para crear una red independiente de internet, Rusia tiene que controlar la infraestructura: los servidores y las redes. Y luego hay otro aspecto que son los servidores de dominio, esas bases de datos que hacen que podamos identificar una dirección web en vez de un conjunto de números, y ellos llevan tiempo intentando crear sus propias bases de datos de DNS, o de servidores de nombre de dominio", detalla a RTVE.es Fernando Checa, profesor del máster en Marketing Digital de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), y experto en redes sociales.
Esta versión rusa de internet supondría, en la práctica, una carta en blanco para controlar cualquier contenido, y el Kremlin decidiría qué se puede ver y qué no, con la capacidad de deshabilitar la conexión en cualquier momento. También permitiría al Gobierno supervisar la navegación de los usuarios, que no podrían acceder a páginas extranjeras. Las restricciones en internet ya se han comenzado a ver en los últimos días, en el contexto de la invasión de Ucrania.
"Ahora mismo es importante para el Kremlin el control de internet fundamentalmente porque una parte importante de la guerra en Ucrania se está viviendo también en el mundo digital, a todos los niveles. Han cerrado el acceso a las diferentes redes sociales, a Twitter y a Facebook; pero de una manera inteligente lo que están haciendo es replicar esas redes sociales que son tremendamente populares. En el caso de Facebook, con el clon VK, que es la red más utilizada en Rusia. Y la próxima semana se inaugura Rosgram, el clon que en Rusia se ha planteado para Instagram. Se permite que el ciudadano siga publicando sus fotografías, sus vídeos, etc. Y que incluso pueda recuperar sus contactos, pero en un entorno completamente controlado, eso sí", indica Fernando Checa.
Ofreciendo esa versión nacional de los servicios de las grandes compañías tecnológicas de internet, el Kremlin intentaría evitar que la desconexión generase descontento entre su población, ya que, como apunta este profesor de la UNIR, "los servicios que el ruso medio está utilizando cambiarían poco". "Ese replique puede funcionar, como lo ha hecho en China. Sin duda, habría muchos millones de personas que se sentirían frustradas por no poder acceder a servicios extranjeros, pero serían pocas comparados con la población total. A veces nos estamos acercando a este problema desde un punto de vista demasiado eurocentrista, pensando que si se los quitamos, la población rusa se va a echar a la calle, pero puede que no sea así", expresa.
Deficiencias tecnológicas de Rusia
La comparación con el modelo chino resulta inevitable. Sin embargo, hay diferencias muy marcadas entre ambos países, comenzando por su desarrollo tecnológico, algo que podría impactar negativamente en el acceso a los servicios disponibles en la RuNet. En este sentido, Raquel Jorge Ricart opina que "China y Rusia se asemejan en los sistemas y en las técnicas para controlar la información que fluye en el día a día de las personas a nivel general, pero se diferencian en que China es un país tecnológicamente mucho más maduro, con más capacidades, más acuerdos y más estrategias internacionales".
"Rusia, al no ser un país tecnológicamente maduro, por mucho que quiera aislarse, al fin y al cabo va a tener que depender bien de empresas de fuera que inviertan en ella, o bien de otras empresas que le ayuden dentro con todos los servicios que tiene que ofrecer. Por lo que buscará a China, pero China estará entre la espada y la pared, ya que igual que colabora con Rusia, también tiene flujos a través de internet con otros países del mundo", continúa la investigadora del Instituto Elcano, quien augura que "las empresas tecnológicas rusas van a tener problemas porque sus inversores se les van, y porque ellas por sí solas no tienen el suficiente desarrollo".
Para solucionar este problema, el profesor de la UNIR Fernando Checa cree que Rusia "cerrará internet pero dejará salidas", algo nuevamente "similar a lo que ocurre en China", donde "no tienen una red de internet propia, pero sí que tienen un gran sistema de cortafuegos que permite acceder a webs internacionales, aunque el contenido que se visualiza está completamente controlado". "Van a dejar esas puertas abiertas, porque si no, los problemas económicos, unidos a la situación actual, podrían ser mayúsculos", pronostica.
Las empresas, grandes perjudicadas
Además de la libertad individual, la economía sería la otra gran perjudicada por la desconexión de internet, y supondría un nuevo mazazo para las empresas rusas que ya se han visto golpeadas por la desbandada internacional y las sanciones derivadas de la invasión de Ucrania. Muchas de ellas tienen sus servicios contratados en el extranjero, y por ello el Kremlin lleva ya tiempo intentando que los alojen en servidores rusos. "Existe el riesgo económico derivado de que estas empresas, por mucho que ahora tengan sanciones, queden aisladas completamente de un sistema de internet global en el que pueden trabajar y comunicarse con empresas de otros países", valora Raquel Jorge Ricart, quien recuerda que no solo será un problema para las grandes compañías, sino que "las pymes cada vez dependen más de las grandes plataformas tecnológicas, y van a tener mayores problemas para insertarse en la economía global".
Aunque, como piensa Nicolás de Pedro, investigador del Institute for Statecraft de Londres, en la deriva del Gobierno de Putin la economía ha pasado a un segundo plano de interés. "Es posible que la implantación de RuNet resulte muy perjudicial para las empresas rusas, pero la prioridad del Kremlin no es esa. Están priorizando lo que ellos interpretan como su seguridad y supervivencia frente a los beneficios económicos", opina.
La invasión de Ucrania y el repliegue agresivo de la Rusia de Putin sobre sí misma pueden representar el punto de inflexión que conduzca a un nuevo escenario internacional, también en el mundo cibernético. "Internet se liberaliza a finales de los años 60 y desde entonces ha sido una red descentralizada y más o menos libre, pero nos podemos encontrar en la tercera década del siglo XXI que ese gran mundo de internet de pronto empieza a estar fragmentado", asegura Fernando Checa, quien manifiesta que "se abren expectativas que pueden llevar a pensar que el internet tal y como lo hemos conocido hasta ahora puede llegar a romperse".