Solo el 10,5% de los restaurantes con alguna estrella Michelín tienen a una mujer como cocinera
- Cuatro expertas en gastronomía hablan en el programa "Objetivo Igualdad" sobre la visibilidad de las mujeres en la gastronomía
- María José San Román, presidenta de la asociación “Mujeres en gastronomía” subraya que los hombres siguen teniendo privilegios
- El programa "Objetivo Igualdad" se emite el sábado a las 16'30h en Canal 24 horas
La cita para hablar sobre mujeres y gastronomía es en Alambique, una tienda y escuela de cocina fundada en 1974 por Clara-María González de Amezua junto a dos socias. Es un espacio dónde encontrar todo tipo de utensilios para cocinar, además de un proyecto empresarial en el que, hoy por hoy, siguen predominando las mujeres. Entre cuencos, cacillos y cristalerias proponemos lo primero definir qué es la gastronomía.
Sara Cucala, directora del documental "¿Oído? Ellas, la voz de la gastronomía" (disponible en RTVEPlay) afirma: "La gastronomía es más que la cocina, es un universo de mujeres del campo, de mujeres del mar, de mujeres escritoras, de enólogas, de sumilleres, de jefas de sala, etc. Unos espacios dónde hay mujeres, pero muchas veces en la sombra. Están en ese backstage tan importante para que el mundo funcione, aunque tienen muy poca visibilidad".
Darse cuenta de que a ellas no se las veía es lo que llevó a un grupo de amigas y cocineras a crear en octubre de 2018 “Mujeres en Gastronomía" (MEG)..La asociación se gestó en el restaurante Monastrell de Alicante, propiedad de María José San Román, una cocinera de primer nivel galardonada con múltiples premios, entre ellos una estrella Michelín y varios soles Repsol. Para la presidenta de esta pequeña revolución que ha nacido en las cocinas, el objetivo es: "Poner luz hacia las mujeres, para que haya una generación, la próxima, que tenga todas las posibilidades de libertad, de hacer lo que quieran. Es evidente que el talento no tiene género", dice con una amplia sonrisa esta embajadora de la dieta mediterránea. La asociación MEG cuenta con más de 1000 asociadas, entre ellas Elena Arkaz, Carme Ruscalleda, Ada Perellada, Fina Puigdeval, Inma Puig o Vivian Acosta, pero también sumilleres, ganaderas, distribuidoras, blogueras, periodistas... dispuestas a dar visibilidad a las mujeres, romper estereotipos y diagnosticar situaciones de desigualdad.
Mujeres tras el ojo de buey
Todos los grandes cocineros siempre reivindican a sus madres, tías o abuelas como maestras de la cocina. Sin embargo, los datos dicen que de los 228 restaurantes con alguna estrella Michelín de España, solo 24 tienen a una mujer como cocinera, lo que supone un 10, 5%. De los 11 que tienen tres estrellas Michelín, sólo uno lo lleva una mujer, Elena Arzak. Las mujeres siempre han cocinado. Algunos datos aseguran que sólo la mitad de los hombres españoles saben cocinar frente al 85% de las mujeres. ¿Qué ha pasado para que a las inventoras del arte de los fogones no se las reconozca? Para María José San Román, el cambio se produjo en los años 80 cuando la cocina se puso de moda y ser chef se convirtió en algo importante. Fue entonces cuando la mujer que siempre había estado en las cocinas paso a un segundo plano, asegura: "Y ahí seguimos. Ahora parece que no hay mujeres en el pódium de la gastronomía, pero trabajando somos la mitad".
““ Las mujeres cocinan para dar de comer a la gente y ellos para el éxito"“
Ana Lorente coincide en el análisis y apunta a que todo cambió con el nacimiento del chef propietario: "Cuando el chef con su toca de chef empezó a salir a la sala, entonces la gente, los clientes, descubrimos que al otro lado de aquella puerta de ojo de buey en la que siempre se veía una mano para decir que ya estaban listos los platos, había personas importantes; que el cocinero tenía valor, aunque muchas veces en la cocina estaban esas madres, esas tías que nunca salían a la sala". Sara Cucala recogió en su documental una frase de Oniztza Mokoroa, una luchadora de la gastronomía en el País Vasco que resume en su opinión lo que aún sigue ocurriendo: “Las mujeres cocinan para dar de comer a la gente y ellos para el éxito".
¿Un oficio de hombres?
A pesar de que el 48% del los alumnos de las escuelas de cocina son mujeres, solo el 18% de ellas llegan a la alta restauración. Teresa Gutiérrez, cocinera y propietaria del restaurante Azafrán en Villarrobledo (Albacete), nos cuenta que su maestro, de la escuela francesa, no entendía que dejara su carrera de odontología para entrar entre fogones. "Este es un mundo de hombres", le advirtió. Esta emprendedora en cuyo equipo de trabajo sólo hay mujeres reconoce que personalmente no ha sufrido discriminaciones por ser mujer, pero sí siente que la vida les exige más a ellas. "Cada día tengo que intentar ser mejor en mi trabajo, pero también quiero estar con mis hijos, así que tengo que repartir mi tiempo, porque no quiero perderme ninguna de las dos cosas. Eso a muchos hombres no les pasa", explica con claridad. "Por ejemplo, si voy a un evento siempre me preguntan dónde he dejado a mis hijos. A mi marido nadie le pregunta nunca por qué no están con él sus hijos", insiste esta joven madre.
Para la periodista y gastrónoma Ana Lorente, fundadora en 1975 de la Guía del Ocio, donde ejerció la crítica gastronómica, uno de los problemas fundamentales es que como en otros muchos sectores las mujeres en la gastronomía no pueden profesionalizarse o al menos dedicarse de lleno a sus profesiones. “Claro que las mujeres somos capaces de llevar los números y los negocios, pero si después de las cazuelas te tienes que poner a hacer números y además encargarte de los niños, de los padres, pues no es fácil y además está mal visto que las mujeres pongan sus aspiraciones profesionales por encima de sus “obligaciones”, asegura.
Fotos solo con señores
En su empeño por visibilizar el talento femenino, Maria José San Román afirma que no va a ningún sitio dónde sea la única mujer. "Ya no nos tragramos eso de 95 hombres y 5 mujeres en eventos como nos tienen acostumbradas. Estamos empezando a darnos cuenta de que esa foto es fea, nos tiene que doler a la vista, tenemos que protestar. Los hombres no son conscientes de sus privilegios", dice con rotundidad. Según cuenta, cuando les hace ver que sí hay mujeres para cualquier cita o evento, ellos se dan cuenta y lo entienden.
Sara Cucala confirma que el mundo de la gastronomía sigue siendo muy machista. Para demostrarlo lanza preguntas al aire que se contestan por sí solas: "¿Cuántas mujeres críticas gastrónomicas hay en este país? Ninguna ¿Cuántas mujeres que son jefas de sala son protagonistas de una portada de un diario un día que no sea el 8 de marzo? ¿Cuántas tienen puestos de responsabilidad?".
Ana Lorente ilustra este machismo con una anécdota reciente: "En el Casino de Madrid, en una entrega de premios a mujeres reconocidísimas en el mundo de la gastronomía, el director del evento saludó especialmente a sus maridos que estaban sentados en la primera fila y el público aplaudió a rabiar. ¿Cuántas veces hemos visto que esto ocurra cuando se presenta a un conferenciante? Nunca. Y aquí se repitió por tres veces. Eso es el machismo", concluye esta veterana gastrónoma, socia de la escuela de cocina A punto.