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Guerra en Ucrania

Los hospitales infantiles en tiempos de guerra: "Con mi mamá al lado no tengo miedo"

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Los hospitales infantiles en tiempos de guerra: "Con mi mamá al lado no tengo miedo"

En Brovary, a unos 30 kilómetros de Kiev, se encuentra un pequeño hospital infantil. Aunque ahora las tropas rusas se encuentran a unos 15 kilómetros de la zona, esta ciudad situada en la periferia de la capital de Ucrania ha sido objetivo del ejército de Putin en varias ocasiones desde que empezó la guerra en Ucrania.

Por este motivo, muchos niños han sido evacuados y parte del personal sanitario desde que comenzó el conflicto. Otros se quedan y lucen bata amarilla y calzado azul, los colores de la bandera de Ucrania.

En una de las habitaciones del hospital se encuentra Ira con su hija Serafina, ingresada durante la guerra después de entrar en coma diabético y no encontrar insulina en la aldea en la que viven para tratarla.

"Sí ha habido muchos ataques, escuchábamos las sirenas y yo intentaba calmar a mi hija, pero es difícil explicar la guerra a los niños. Ellos preguntan y tienen miedo", cuenta Ira.

Serafina, sin embargo, parece sentirse protegida. "Con mi mamá al lado no tengo miedo", asegura sin soltar las manos de su madre, quien siempre está a su lado.

En el hospital no hay hombres, están en el frente

Los hombres están en la guerra o preparados para en cualquier momento ser llamados a luchar. Así que en las habitaciones del hospital solo están las madres.

Como Anastasia, embarazada y cuidando también de su hija enferma. "Escapé a Leópolis por los ataques con mis dos hijos, pero mi hija se puso enferma y volví hasta aquí para poder asegurarme de encontrar un hospital cerca de mi casa, pero seguimos escuchando las bombas", relata.

En el sótano, en medio de mantas y sillones de la sala de espera, se encuentra el refugio para los pequeños pacientes cuando suenan las bombas. Y es que ya ni los hospitales son seguros. Desde que empezó la guerra, la OMS ha reconocido 70 ataques contra centros sanitarios.

"Las noches son horribles", dice la responsable del hospital. Cuando suenan las sirenas, "hay que bajar a los niños llorando mientras se agarran a sus muñecos y llaman a sus madres", confiesa mientras rompe a llorar.