Rusia planea prohibir la entrada a ciudadanos de países que cometan acciones "inamistosas"
- Moscú publicó a principios de marzo una lista de países "no amigos" a raíz de las sanciones económicas por la invasión
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Rusia está preparando un decreto para restringir la entrada al país a los ciudadanos de países que cometan acciones "inamistosas" contra el Kremlin, según ha anunciado el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, en medio de la guerra en Ucrania y las sanciones impuestas por los aliados occidentales.
"Se está preparando un proyecto de decreto presidencial para introducir medidas de represalia relativas a los visados, en relación con las acciones inamistosas de varios gobiernos extranjeros", ha indicado el jefe de la diplomacia rusa, en una reunión del partido en el gobierno, Rusia Unida, e informa la agencia Tass.
Lavrov ha añadido que el proyecto preveía "toda una serie de restricciones" a la entrada en Rusia, pero no ha especificado qué países y qué tipo de personas serían sancionadas en particular.
Pulso con los países "no amigos"
A principios de marzo, Moscú publicó una lista de países "no amigos" a raíz de las sanciones económicas impuestas como respuesta a la invasión de Ucrania. Entre ellos se encuentra Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido, Canadá, Japón, Suiza, Taiwán, Corea del Sur, Noruega y Australia, aunque el gobierno de Vladímir Putin todavía no ha concretado si las restricciones se aplicarán a los mismos.
Los países aliados de Ucrania han tomado una serie de medidas para lastrar a Rusia desde que Putin ordenó la invasión. Las sanciones han ido aumentando conforme se ha intensificado la agresión y afectan a los activos de la oligarquía cercana al Kremlin, pero también a entidades bancarias, el sector energético o la tecnología.
Aunque la Unión Europea actuó con celeridad, Estados Unidos ha ido más lejos y recientemente el presidente Joe Biden ha anunciado la prohibición de importar gas y petróleo ruso, así como la de marisco, vodka y diamantes procedentes del país euroasiático. Sus efectos ya se han comenzado a notar en la economía, aunque los aliados de Occidente esperan asestar un golpe a "largo plazo".