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Guerra en Ucrania

Las cicatrices tras escapar del horror en Mariúpol: "Quienes se han quedado ya no estarán"

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Las cicatrices tras escapar del horror en Mariúpol: "Quienes se han quedado ya no estarán"

Las guerras dejan también daños irreversibles en quienes logran sobrevivir. Los que han vivido el infierno de Mariúpol jamás podrán olvidarlo, como una pareja que ahora relata a RTVE la historia de su huida de la ciudad a Odesa hace solo tres días.

Las sirenas suenan en la ciudad portuaria y sorprende ver el poco impacto que tiene la llamada a refugio en estas personas. "Para mí, este sonido es como una nana", explica a TVE mientras mira al mar sentado en un banco junto a su esposa. "Venimos de Mariúpol y lo que pasa allí, no lo he visto en ningún otro sitio", añade.

Y lo que pasa es la destrucción absoluta, la guerra en su crueldad máxima. Este infierno estará para siempre en este hombre, en su voz, en su forma de mirar.

De Jersón a Odesa para huir de la escasez

Los que salen huyendo de las bombas a veces tienen amigos o familiares con los que quedarse, pero no todos están en esa situación. En un centro donde antes acogían a víctimas de la violencia machista ahora se ocupan de las mujeres desplazadas y de sus hijos.

De Jersón viene una de las tantas familias que se alojan en el centro. No se han ido por los ataques, los rusos ocuparon muy pronto esta ciudad, pero han tenido que huir de la escasez. "No queda nada en las tiendas. No hay leche para los niños ni productos higiénicos. No se puede sobrevivir", indica a TVE.

Los que llegan dejan atrás una vida entera. Este es el caso de Ksyusha, de 19 años, que deja también el futuro que estaba por venir. "Estudiaba para ser intérprete en la universidad. Quiero volver a mi ciudad, allí lo tengo todo", lamenta.

Y es que Odesa es hoy un refugio de muchos ucranianos sin casa. Casi como un secreto, el hombre de Mariúpol cuenta que antes de la guerra "no tenía ni una cana" y que ha encontrado la calma mirando al mar.