Ucrania acusa a Rusia de bombardear la sede de Cruz Roja en Mariúpol: "Otro crimen de guerra"
- El edificio estaba marcado con una cruz roja sobre fondo blanco, que indica la presencia de civiles o carga humanitaria
- De momento se desconoce si hay víctimas en el ataque, según la Defensora del Pueblo ucraniano
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La Defensora del Pueblo ucraniano ha acusado este miércoles a Rusia de bombardear la sede del Comité Internacional de Cruz Roja en Mariúpol, aunque desconoce si hay víctimas en el ataque. La ciudad portuaria en el sureste del país está desde hace semanas asediada, con intensos combates en sus calles en los últimos días de guerra en Ucrania.
"La aviación y la artillería enemigas dispararon contra un edificio marcado con una cruz roja sobre fondo blanco, lo que indica la presencia de heridos, civiles o carga humanitaria", ha escrito Liudmila Denísova en un comunicado difundido por redes sociales.
Denísova ha condenado lo que considera "otro crimen de guerra del ejército ruso de acuerdo con el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional", así como una "grave violación de los Convenios de Ginebra de 1949" en una ciudad que, según los periodistas y civiles en la zona, está siendo reducida a escombros.
El Comité Internacional de Cruz Roja ha confirmado que la imagen de los daños corresponde a su almacén en la ciudad, de la que huyó hace dos semanas por las dificultades para desplegar su ayuda por la persistencia de los combates y la falta de garantías de seguridad.
De este modo, la entidad humanitaria no tiene manera de conocer la gravedad del impacto y tampoco sabe si ha habido víctimas. Según recoge la agencia Efe, sí ha explicado que ya se habían repartido todos los suministros que tenían en el almacén, pero desconocen si el espacio se ha utilizado luego.
La Defensora del Pueblo ucraniano ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que condene estas acciones "bárbaras". "Hasta ahora, los únicos que bombardearon edificios y vehículos marcados con cruces rojas fueron las tropas de la Alemania de Hitler", ha defendido.
Un total de 1.665 personas han sido evacuadas de Mariúpol en las últimas horas, según las autoridades ucranianas. No obstante, el último intento este miércoles probablemente ha fracasado de nuevo, según ha afirmado el gobernador ucraniano de Donetsk, Pavlo Kirilenko, que también denuncia el uso de bombas de fósforo por parte de los rusos en la línea de frente de su región.
Infierno en Mariúpol
Según el ayuntamiento de Mariúpol, más de 5.000 personas han muerto en el asedio a su ciudad desde que comenzó la guerra. Principal puerto del Mar de Azov, la ciudad es un punto estratégico para el Kremlin, que conseguiría crear un corredor desde la península de Crimea, anexionada por Rusia en 2014, hasta las regiones secesionistas de Lugansk y Donetsk.
Las autoridades ucranianas han denunciado en el pasado de otros "crímenes de guerra" del Ejército de Vladímir Putin en esta ciudad: desde el bombardeo en a un hospital materno-infantil a la destrucción de un teatro que servía de refugio para centenares de civiles.
El Ejército ruso ha negado en repetidas ocasiones estos ataques, acusando a veces al Batallón Azov (unidad militar con origen en la extrema derecha, integrada en las Fuerzas Armadas ucranianas) o asegurando en otras ocasiones que el objetivo era una sede de este grupo militar, con raíz en Mariúpol.
Desde que las tropas rusas y prorrusas están en las calles de Mariúpol, el Ministerio de Defensa en Ucrania habla también de violaciones a mujeres y asesinatos a civiles.
Este miércoles, la responsable de derechos humanos de la ONU, Michelle Bachelet, ha afirmado que algunos bombardeos rusos y ataques a ciudades pueden ser "crímenes de guerra" y ha confirmado que existen "denuncias creíbles" del uso de municiones de racimo contra civiles, si bien, al pronunciar estas palabras, no se ha referido concretamente a los hechos en Mariúpol.
La ciudad, de 400.000 habitantes, quedó bloqueada por las fuerzas de Rusia en las primeras jornadas de la invasión, un asedio férreo que se mantuvo en el tiempo hasta que el agua, los alimentos y las medicinas comenzaron a escasear. Otros básicos como la luz o la calefacción se cortaron con los primeros bombardeos.
Sin embargo, la imposibilidad de mantener un alto el fuego continuó retrasando las evacuaciones de la población civil, mientras Rusia culpaba a Ucrania, y viceversa.
En las últimas semanas, finalmente, miles de civiles han podido huir a través de corredores humanitarios en sus coches privados, pero aún quedan unas 100.000 personas atrapadas, según las autoridades locales.