Los juegos de mesa se reivindican: el mercado aumenta un 20% durante la pandemia
- Durante la pandemia el mercado de los juegos de mesa ha crecido casi un 20 %
- En España, existen unas 60 empresas dedicadas a los juegos de mesa que mueven unos 60 millones de euros
- El domingo, a las 22.30 horas, en el Canal 24 horas y en RTVE Play
Los periodos de confinamiento obligatorios por la pandemia han redescubierto los juegos de mesa. Pero el interés por esta actividad de ocio ya venía creciendo de unos años: un sector que reivindicar gozar de buena salud. En los centros de mayores se sigue jugando a la oca, el parchís, el tute, el mus o el dominó. Los boomers han crecido con el 'Monopoly', el 'Risk' o el 'Rummikub'. Y las generaciones más jóvenes prefieren variar de temática y resolver desafíos estratégicos e intelectuales.
Los juegos de mesa modernos
“Catán ha derrotado a Monopoly“
El director del festival Dau Barcelona, Oriol Comas, es uno de los mayores expertos del país en juegos de mesa. Comas explica que, a finales de los años 90 del siglo pasado, la aparición del juego 'Catán', con una mecánica de juego y un diseño novedosos, revolucionó el sector: "Lo que ahora se llama narrativa lo encontramos especialmente en los juegos de simulación histórica y los juegos de rol. Hasta los juegos actuales, el 'Monopoly' era 'el juego' y ahora 'el juego' es 'Catán'. 'Catán' ha derrotado a 'Monopoly'".
Catán es una creación del alemán Klaus Teuber y se publicó por primera vez en 1995. Desde entonces se han vendido más de 50 millones de ejemplares, dos millones al año. El éxito ha sido espectacular.
En España, llegó de la mano de la editorial Devir Iberia y su director, Joaquim Dorca, atribuye la buena acogida del producto al hecho que, durante la partida, ninguno de los participantes coge una gran ventaja respecto a los oponentes. Esto significa que el suspense se mantiene hasta el final, cosa que no ocurre con el 'Monopoly'. Y que además cambia la filosofía del juego: no se trata de machacar a los oponentes, sino de colaborar con ellos.
“A mí, me han dicho de friki para arriba“
Joaquim Dorca y Oriol Comas son dos boomers en una actividad de jóvenes. Fueron de los primeros en ver el potencial de los juegos de mesa. Dorca recuerda una anécdota que lo han llamado "de friki para arriba": "En el colegio, porque me gustaban los juegos de guerra, como poco me decían fascista". Los dos han hecho del juego un modo de vida: Dorca, editando juegos; Comas, haciendo difusión de esta forma de ocio que reivindica como acto cultural.
“El espectador, en el juego, es el protagonista del acto cultural“
"Leer un libro, ver una película, jugar a un juego de mesa son conceptualmente lo mismo. Solo que los que jugamos tenemos dos ventajas: una es que siempre jugamos en grupo; y la otra es que, en el juego, el ladrón eres tú, la princesa eres tú. El espectador, en el juego, es el protagonista del acto cultural", afirma Comas.
Porque creen que los juegos de mesa son cultura, reclaman que se les aplique un IVA del 4 %, como el de los libros; en lugar del 21 %, con el que actualmente están gravados.
Juegos para todos los gustos
El interés por los modernos juegos de mesa ha propiciado la creación de clubes de jugones y la apertura de locales donde echar una partida.
La ventaja de estos locales es que disponen de centenares de juegos con temáticas y mecánicas distintas. Sus responsables aconsejan a los clientes el juego más idóneo, según su perfil, sus gustos o sus intereses.
“El juego de mesa no es un juego de apuestas. Con las apuestas estás generando una posible adicción“
Laura González, propietaria de Replay Boardgame Outlet Café, un local donde pasar una tarde jugando con los amigos mientras se toma una hamburguesa, recalca que hay que distinguir juego de apuesta. "El juego de mesa no es un juego de apuestas. Con las apuestas estás generando una posible adicción. Las apuestas suelen aislar y, en cambio, aquí, se trata de socializar", matiza González. De hecho, este es el gran caballo de batalla del sector, que no entiende que las casas de apuestas sean llamadas salones de juegos.
Los parroquianos que disponen de más tiempo pueden atreverse con los llamados eurogames o los ameritrash. En los primeros, el azar es secundario; en los segundos, la temática es fundamental.
Quienes no quieran invertir demasiado tiempo en desplegar tableros y fichas pueden pasar el rato con algún filler, juegos rápidos, de cualquier temática.
Un filler podría ser el popular 'Virus'. Un juego de cartas de creación española que ya ha vendido más de un millón de unidades. Sus creadores, Santi Santiesteban, Domingo Cabrero y Carlos López, eran jugones y pasaban horas inventándose reglas nuevas para juegos viejos hasta que decidieron crear un juego propio.
Juegos de guerra, una clase de juegos
No hay manera más pacífica de jugar a soldados que entablar una partida de wargames, juegos de guerra con ejércitos de fichas. Cada jugador representa un ejército, un batallón o un pelotón; las fichas tienen distintos valores y pueden moverse según si tienen unas características u otras. Así, delante de un tablero, se pueden recrear batallas históricas o anticipar acciones militares de guerras posibles. No en vano, los wargames sirven para el entrenamiento militar.
Los aficionados a estos juegos de guerra son también personas interesadas por la historia. Si hay un episodio histórico que les atrae, igual que leen un libro o ven una película sobre el tema, juegan a un juego. Saben historia y aprenden de la historia.
Òscar Oliver, miembro del club Snafu de Sabadell, lleva meses jugando junto a otros cinco compañeros, una partida que revive el sitio de Stalingrado durante la Segunda Guerra Mundial: "A mí, me ha tocado defender tantas veces la Unión Soviética que, sin estudiar geografía rusa, me sé la geografía rusa al dedillo".
Iván Prat, creador del juego '1714. El cas dels catalans' explica que, además de probar distintas mecánicas de juego para saber si funcionaría, para desarrollar la temática tuvo que leerse cuatro densos libros de historia sobre la Guerra de Sucesión "de autores reconocidos de distintos países".
“Intentas cambiar el curso de la historia, si no ¿qué gracia tendrían?“
Para Olvier, la emoción en los wargames históricos está en que "intentas cambiar el curso de la historia, si no ¿qué gracia tendrían?". Y Prat precisa que "se intenta que se pueda representar el conflicto con diferentes resultados, pero no muy diferentes de la realidad, porque si no se trataría de ciencia ficción". Así que no hay suspense sobre quién gana o pierde la batalla. Lo que engancha es el desarrollo, cómo se llega al resultado final de la partida.
“El buen jugador es aquel que es capaz de ganar teniendo el peor de los azares“
"En este tipo de juegos, el azar influye, pero el buen jugador es aquel que es capaz de ganar teniendo el peor de los azares. Y este azar tiene que estar porque si no, no sería un juego, sería un problema matemático", afirma Oliver.
Alrededor de los juegos
Gracias al aumento de la afición a los juegos de mesa, en España se está desarrollando una industria que ya mueve unos 60 millones de euros al año. Y además, durante la pandemia, el mercado ha crecido un 20 %.
Se han creado editoriales, como Tranjisgames, que edita un juego cada mes. La fundaron Santi Santiesteban y Domingo Cabrero, que gracias al éxito de 'Virus', crearon la empresa.
“El juego de mesa ya venía creciendo desde el año 2010, pero con la pandemia ha habido un boom“
Hay negocios auxiliares, como imprentas o talleres, que transforman las ideas en objetos. Alberto González, socio de AGRPriority explica que "el juego de mesa ya venía creciendo desde el año 2010, pero con la pandemia ha habido un boom. Se han fabricado juegos sin parar. Y hemos notado que muchos se agotaban; que hacías una tirada de 2.000 ejemplares y al cabo de seis meses ya tenías que hacer otra".
El taller de Alberto es ejemplo de desarrollo industrial: de ser una imprenta tradicional a un referente de la manufactura de juegos: "Yo nunca habría imaginado cuando empezamos con esto, cuando fabricábamos 4.000 unidades, a llegar al 2021 sacando más de tres millones de juegos".
A una escala menor, Mario Terrón abrió el año pasado un taller en Barcelona donde pintan para particulares las figuras del juego 'Warhammer', un juego ambientado en un mundo apocalíptico. Ha contratado a siete artistas pintores. Para el mismo Mario Terrón su historia es asombrosa: "Empecé pintando miniaturas y llamaba gente diciéndome que si les pintaba las suyas. Llegó la pandemia y me vi desbordado de proyectos. Por eso decidí contratar pintores. Se puede decir que en apenas un año he pasado de estar pintando figuritas por afición en el salón de casa con unos amigos, a tener una empresa".
Los beneficios de los juegos
Creadores, impresores, expertos en la materia, jugadores… Todos están de acuerdo en que los juegos de mesa son una actividad de ocio social. Y también hacen mención de las virtudes que tienen para el desarrollo cognitivo de los niños.
“Hay una demanda de los padres para desconectar a los hijos de los móviles y las consolas“
Parece incuestionable, como dice Alberto González, que los juegos de mesa alejan a los chiquillos de las pantallas: "Hay una demanda de los padres para desconectar a los hijos de los móviles y las consolas, para que interactúen".
"Cuando jugamos con otras personas nos estamos poniendo todos al mismo nivel. Todos estamos respetando unas mismas reglas. Practicamos cómo son las relaciones entre las personas, cómo surgen los conflictos, cómo gestionarlos", añade la psicóloga, Núria Vita.
“Los juegos de mesa nos han servido para trabajar unas destrezas muy importantes en el proceso de aprendizaje“
Núria Vita trabaja en un proyecto de la Universidad de Lleida junto a la editorial Mercurio para ver qué uso podrían tener los juegos de mesa más allá del entretenimiento. El estudio lo lleva a cabo en distintas escuelas del país y una de estas escuelas es el colegio Litterator, de Aranjuez.
Las maestras de esta escuela ya han sacado sus conclusiones: "Los juegos de mesa nos han servido para trabajar unas destrezas muy importantes en el proceso de aprendizaje como la memoria, la atención, la concentración, el respeto, la tolerancia a la frustración, la emoción. Y es que si no hay emoción no hay aprendizaje".