'El Imperio de Trigan', el clásico que mezcla el drama shakesperiano con la fantasía de Tolkien
- Se publica este clásico del cómic británico de Mike Butterworth y Don Lawrence
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Tras Zarpa de Acero y Spider, la editorial Dolmen sigue con la reedición de los grandes clásicos del cómic británico con el espectacular El imperio de Trigan, de Mike Butterworth y Don Lawrence, una fascinante serie sobre una cultura alienígena futurista, inspirada en la estética del imperio romano, que se adelantó en 20 años a las novelas gráficas pintadas de los 80.
Un excelente cómic-río, heredero de grandes novelas de ciencia-ficción como Dune o El Señor de los anillos, y en la que el contraste entre la tecnología y el atrezzo del Impero Romano, crea un universo fascinante.
Y es que, cada página de Lawrence es, simplemente, espectacular. Con un dominio impresionante de la anatomía y unos fondos cuidados hasta el más mínimo detalle.
Destacar la cuidada edición de Dolmen, que reproduce las pinturas de Lawrence con una gran calidad y que nos ofrece un montón de extras como interesantes artículos sobre el cómic e ilustraciones inéditas.
Una edición a la altura de un cómic que marcó época y que hoy, nos sigue asombrando con sus sugerentes imágenes, que parecen salidas de una película de Serie B de los años 50, pero ejecutadas con un presupuesto del cine de Marvel de la actualidad.
Ciencia ficción y problemas sociales
El cómic cuenta el auge y caída una civilización alienígena, que residía en el planeta Elekton, y que se inspiraba en el imperio romano y en space operas como Flash Gordon. Una civilización situada a años luz de la Tierra que estaba dividida en pequeñas tribus hasta la aparición de hombre llamado Trigo que las unió y las llevó más allá de las estrellas.
Pero a pesar de ser una obra de ciencia ficción, la serie se inspira en nuestra historia y en antiguas culturas, como el mencionado Imperio Romano. Incluso la ciudad de Trigan, el epicentro de la historia, estaba edificada sobre cinco colinas, en referencia a las siete colinas donde se construyó Roma. Y los triganos visten togas y armaduras romanas, a pesar de que luego disparen con pistolas láser.
Mientras que Hericon, el otro imperio que rivaliza con Trigan, tiene una apariencia basada en los imperios bizantino y persa. Un contraste entre la historia y la ciencia ficción que, como decimos, es uno de los puntos fuertes del cómic.
Amparándose en ese mundo de fantasía, el cómic también se atrevió a denunciar problemas del mundo real como el racismo, la diferencia de clases o el trato vejatorio que se daba a algunas minorías sociales (problemas que, por desgracia, siguen persentes en las sociedades actuales). Lo que también hay que destacar es el escaso protagonismo de las mujeres en la historia (en eso si que las cosas han mejorado, al menos un poco)
Dos grandes autores
Destacar los interesantes artículos del cómic, como los dedicados a los autores. Empezando por el guionista Mike Butterworth, toda una estrella del cómic británico en aquella época en la que, por desgracia, los cómics solían aparecer sin firmar, por lo que hay algunas dudas sobre su producción, que intentan resolverse en el mencionado artículo. Mike empezó escribiendo guiones para cómics del oeste, como Billy el niño y Búfalo Bill, que eran muy populares en la época. E incluso escribió las hazañas del popular bandolero británico Dick Turpin.
Butterworth también llegó a colaborar con el español Jesús Blasco (Zarpa de Acero) en Rob Riley, uncómic realista sobre un escolar corriente que tuvo un gran éxito.
E incluso parece que pudo participar en Britons, Never, Never, Never Shall Be Slaves, una serie ambientada durante la ocupación romana de Inglaterra, que narraba las aventuras de una aldea que resistía ante el invasor gracias a una poción mágica y donde vivía un repartidor de menhires. Si, se trataba de una versión britanizada de Astérix y Obélix para los británicos.
Pero Lawrence siempre será recordado por los guiones de El Imperio de Trigan. Al igual que Don Lawrence, siempre será el artista cuyas fabulosas ilustraciones popularizaron la serie en todo el mundo.
Lawrence estudió en una Academia de arte hasta que se vió seducido por los grandes clásicos del cómic, sobre todo El príncipe valiente de Harold Foster, cuyo realismo le inspiraría para sus espectaculares ilustraciones.
Curiosamente, para empezar en el mundo del cómic, un editor le pidió que dibujase el personaje de Marvelman, que luego cambiaría el nombre por Miracleman (por problemas de derechos con la editorial Marvel) y protagonizaría uno de los cómics más famosos de los 80 con guiones de Alan Moore y dibujos del recientemente fallecido Gary Leach.
Lawrence empezó dibujando historietas del oeste (ya os hemos dicho que era uno de los géneros más populares de la época), pero su primer gran éxito fue Karl the Viking (1963), un cómic apaisado protagonizado por un vikingo, donde ya dio muestras de su espectacular realismo a la altura de sus ídolos de la época: Frank Hampton (Dan Dare), Frank Bellamy (Fraser of Africa) y Ron Embleton (Wulf the Briton). La diferencia con esos artistas es que Lawrence todavía no trabajaba en color.
Pero tras algunos cómics de ensayo, en los que se superó rápidamente, Lawrence publicó las primeras páginas de El Imperio de Trigan, el 18 de septiembre de 1965. Dibujaría 40 aventuras para la serie, cambiando para siempre la historia del cómic británico y mundial.
Destacar también el otro gran éxito de Lawrence, el cómic Storm, que realizó para los Países Bajos y que también mezclaba la ciencia ficción y la fantasía.