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Elecciones en Francia

La abstención de un electorado desmotivado, la gran amenaza para Macron en las elecciones francesas

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Carteles electorales de las elecciones presidenciales francesas en Burdeos, Francia
Carteles electorales de las elecciones presidenciales francesas en Burdeos, Francia

Este domingo los franceses votarán al próximo presidente de la República en la que es su cita con las urnas por excelencia. El interés por las elecciones presidenciales siempre ha sido mayor que en las europeas o las regionales, sin embargo, las encuestas prevén una participación muy baja, reflejo de un electorado falto de entusiasmo. Una alta abstención podría poner en aprietos a Emmanuel Macron, que pese a partir como favorito en los sondeos, cada vez acorta más la distancia con la que, todo apunta, será de nuevo su rival en la segunda vuelta, la líder de Agrupación Nacional, Marine Le Pen.

Las encuestas reflejan un porcentaje de abstención en torno al 30%, muy superior al registrado en la primera vuelta de los comicios de 2017 (22,2%) y por encima del récord alcanzado en 2002 (28,4%). El último sondeo publicado por Ipsos establece que solo el 69% de los franceses está "seguro" de ir a votar este domingo y un 11% está "casi seguro". A esto habría que sumarle el papel que puedan jugar los indecisos. Según la consulta de Ifop, el 23,1% de los franceses que han manifestado su intención de voto de cara a la primera ronda aún puede cambiar de opinión, por lo que las horas previas a la elección podrían ser clave. ¿Qué factores explican una alta abstención?

Una baja participación puede atender a diversas razones, según explica la profesora de Ciencia Política de la URJC Irene Sánchez Vitores. Por un lado, al hecho de que las elecciones se presenten como una competición con un claro ganador. “Conocer quién va a ganar la elección desmoviliza al electorado. Cuando se da por sentado que un candidato va a obtener un margen de victoria amplio frente a los demás, los potenciales votantes del resto pueden decidir quedarse en casa movidos por la sensación de que no merece la pena ir a votar”.

Por otro lado, entra en juego una escasa capacidad de movilización del electorado por parte de las élites políticas. Pese a contar con un amplio número de candidatos, Francia se enfrenta a problemas de oferta política. “Es algo paradójico, porque hay muchas fuerzas políticas y, sin embargo, parece que ninguna está logrando encantar a los votantes. Hay un alto nivel de descontento”, añade Sánchez.

Incluso la parrilla televisiva de la noche del domingo refleja un cambio de tendencia. La cadena de televisión francesa con más audiencia, TF1, ha sustituido su habitual debate electoral por la emisión de la película ‘Los visitantes’, una decisión que el jefe de informativos del grupo justifica en la “evolución” en los “gustos y expectativas” de los espectadores.

Crisis económica, guerra y desencanto

Emmanuel Macron llegaba al final de su mandato poniendo el foco en la recuperación económica tras la pandemia. Sin embargo, la guerra en Ucrania. Cuando se produjo la invasión, el conflicto pasó a ser la segunda inquietud del electorado, solo por detrás del poder adquisitivo. El interés ha descendido desde entonces, pero la economía se mantiene en la cúspide de las preocupaciones de los franceses y la situación bélica alimenta la intranquilidad. "La guerra en Ucrania supone un recrudecimiento de la crisis económica que arrastramos desde 2020 y esto también genera desafecto entre los votantes", expone Jorge Tamames, investigador del Real Instituto Elcano.

Según la última consulta de Ipsos, inquietud, incertidumbre y cansancio son los principales sentimientos que abordan a la población francesa en el contexto actual. "Parecía que con los fondos Next Generation, entrábamos en un periodo de salida de la crisis, sin embargo, la guerra ha sembrado mucha incertidumbre sobre el precio de la energía y la economía en general, para la que ningún candidato termina de tener una respuesta que genere mucha ilusión entre el electorado", añade Sánchez Vitores.

Asimismo, Tamames hace referencia a un "pesimismo inherente" en la sociedad francesa. "Es un país donde las encuestas año tras año han ido recogiendo los mayores índices de pesimismo de cara al futuro". Además, en comparación con otros países europeos, "los índices de asociacionismo, de pertenencia a un partido político, sindicato, etc. son muy bajos". No obstante, cada vez que un presidente lleva a cabo reformas impopulares, la sociedad francesa no duda en salir a la calle a reclamar sus derechos. "Combinan momentos de profunda apatía con otros de movilidad extrema".

Los jóvenes, los grandes ausentes en las urnas

Como apunta un análisis de Ipsos, los abstencionistas suelen ser más numerosos entre la población menos favorecida y los jóvenes. En las elecciones presidenciales de 2017, casi el 30% de los menores de 35 años no votó en la primera vuelta, mientras que en la franja de edad entre 60 y 69 años el porcentaje se redujo hasta el 16% y hasta el 12% en los mayores de 70. Según los últimos sondeos, más del 40% de los menores de 35 años no está seguro de ir a votar el domingo.

"Los jóvenes en general votan menos siempre, ya sea porque están interesados en otro tipo de participación política o por cuestiones sociales, como que tienen menos obligaciones que les impliquen socialmente", expone Sánchez Vitores. Los jóvenes, explica, votan menos y, cuando lo hacen, suelen inclinarse por opciones más radicales. Además, como ocurre en el resto de países europeos, este sector de la población no representa un porcentaje muy grande y suele movilizarse poco, por lo que los partidos suelen prestarle poca atención. "Es raro que los temas que más les preocupan copen la atención en una campaña electoral".

Se produce, por lo tanto, una desconexión entre la oferta política y este sector de la demanda. Los jóvenes no se movilizan, pero tampoco sienten que las fuerzas políticas llamen a su movilización. En esta campaña se percibe un intento de captar su atención por parte del candidato de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon. "Su insistencia en la crisis climática está muy orientada a intentar activar a un tipo de votante joven", expone Tamames. Sin embargo, añade, se está topando con dificultades porque "es un voto más difícil de activar que el de otros grupos demográficos".

Además, también en las pasadas presidenciales, la participación evolucionó de manera lineal conforme al nivel de renta de los hogares. Se situó en un 70% entre los votantes con ingresos por debajo de los 1.250 € al mes y ascendió hasta un 84% en aquellos con ingresos superiores a los 3.000 € mensuales.

Macron, contra la ultraderecha y la abstención

En un contexto electoral marcado por la invasión rusa en Ucrania, Emmanuel Macron retrasó al máximo su entrada en campaña, enfocándose en su papel de líder europeo en tiempos de guerra. "No hay magia en esta campaña. Nadie está emocionado, ni los franceses, ni los periodistas políticos, ni siquiera nosotros en la campaña", dijo una fuente cercana a Macron citada por Reuters. Las últimas encuestas otorgan al actual presidente un 27,6% de los votos, seguido de cerca por Le Pen, con un 20,4%.

La distancia entre los dos principales candidatos se ha acortado en las últimas semanas, por lo que el porcentaje de participación y la decisión final de los indecisos puede resultar determinante. Quizás por eso el presidente utilizó su único mitin de la campaña para llamar a la población a acudir a las urnas y no creer "a los que dicen que la elección ya está jugada".

"Es realmente paradójico que le preocupe ahora una abstención elevada, porque Macron ha sido el primero en desentenderse de la campaña electoral", argumenta Tamames. "Ha proyectado una imagen de hombre de Estado en tiempos de guerrasin descender a la arena política, lo que pasa es que esta es una estrategia inherentemente desmovilizadora, ya que no genera una llamada a filas potente", añade.

De hecho, mientras que en las elecciones de 2017 se alzó con una holgada victoria frente a Le Pen, las encuestas reflejan un porcentaje mucho más ajustado en un hipotético, pero cada vez más probable, enfrentamiento entre ambos. Una baja participación podría desencadenar en un descenso del llamado voto útil que consiguió atraer en las pasadas elecciones. "El pretexto de detener al partido de Le Pen se ha empleado para defender una serie de políticas económicas y sociales que no siempre gozan del respaldo de la mayoría de la población. Llega un punto en el que la amenaza de que gane la derecha radical no moviliza con la misma eficacia", concluye Tamames.