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Libros

Aquellos maravillosos programas infantiles de cuando TVE era la única televisión

  • Jorge San Román recuerda esos espacios en el libro Había una vez una tele…
  • Mazinger Z, Los payasos de la tele, La Bola de Cristal, Pippi Calzaslargas

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Detalle de la portada de 'Había una vez una tele'
Detalle de la portada de 'Había una vez una tele'

Hubo una época en la que solo había una televisión (TVE) y todos los niños veíamos los mismos programas infantiles que, como decía Petete, buscaban “enseñar y entretener”. Programas que marcaron la niñez de varias generaciones como El hombre y la tierra, Mazinger Z, Los payasos de la tele, La Bola de CristalJorge San Román (1965), un auténtico experto en cultura popular, repasa los más recordados en el libro Había una vez una tele… (Diábolo ediciones).

Jorge nos comenta cómo nació este libro: “La idea de contar en un libro la historia de los programas infantiles de televisión me la propuso Lorenzo Pascual, editor de Diábolo, pues siempre ha mostrado un gran interés en publicar obras dedicadas a la cultura de masas en sus diferentes formas, y especialmente a la Televisión”.

Y es que Jorge fue uno de esos niños criado con los programas infantiles de TVE: “Mis primeros recuerdos de la tele, algo borrosos y con interferencias, se remontan a los finales de los años 1960; Antena Infantil con los Chiripitiflaúticos Capitán Tan, Valentina, Locomotoro y el tío Aquiles (que tenía sobrinos a miles); las marionetas Violeta y la perrita Marilyn, de Herta Frankel; los dibujos animados… recuerdo verme, con cuatro o cinco años, en el regazo de mi madre, la noche de los sábados, y a ella tratando de hacerme dormir mientras veíamos al Dr. Gannon en el telefilme Centro Médico”.

“Eran programas de gran calidad”

Pero, más allá del factor nostálgico, Jorge asegura que estos programas siguen siendo recordados “Sobre todo porque tenían una gran calidad, en su mayoría. Desde pioneros como Oscar Banegas hasta innovadoras como Lolo Rico, la programación Infantil de TVE mantuvo durante años un nivel de calidad equiparable al de las mejores televisiones del mundo. Y eso deja su impronta en los espectadores, aunque hoy día, que lo tenemos todo al alcance de la mano gracias a los dispositivos móviles, puede resultar difícil para las nuevas generaciones comprender el impacto que la televisión tuvo para quienes la disfrutamos por vez primera, poco después de su llegada”.

Además, en aquella época los niños no abusábamos tanto de la televisión como parece por nuestros recuerdos: “En los años 1960 y 1970 la mayoría de los niños solíamos ver la tele después de llegar del colegio, mientras merendábamos pan con chocolate –asegura Jorge-. Después, hacíamos “los deberes” o salíamos a jugar, y cuando la Familia Telerín anunciaba que “había que irse a la cama, que era hora de descansar”, así lo hacíamos”. Salvo los fines de semana, que podíamos pasar más tiempo disfrutando de nuestros programas favoritos. Puede parecer una visión idealizada, pero es que era así”.

“Ahora –continúa-, las cosas han cambiado, y creo que eso es bueno, porque forma parte de la evolución. El vertiginoso desarrollo de la tecnología ha traído consigo ordenadores y teléfonos portátiles, plataformas con canales temáticos que permiten acceder a una oferta de programación (también Infantil), prácticamente ilimitada. Coincido con lo que el productor Claudio Biern dice al final del libro, señalando que es bueno que exista tanta oferta, pero eso no debe servir para que la tele o la tablet se conviertan en “tutora alimentaria” de los niños”.

40 años de historia de la televisión

Preguntamos a Jorge qué nos vamos a encontrar en el libro: Había una vez una Tele recorre cuarenta años de historia de la programación Infantil de Televisión Española, desde su fundación en 1956, cuando esta programación apenas consistía en la emisión de algunos espacios de circo o marionetas, grabados con una sola cámara fija en un estudio, hasta 1996, cuando comienza su declive”.

Desgraciadamente, muchos de aquellos programas, como nos explica Jorge: “Hubo un tiempo en que debido al elevado coste del soporte magnético, muchas cintas se regrababan, lo que hizo que se perdieran para siempre sus contenidos. Por otra parte, cuando los programas grabados se enviaban desde Prado del Rey a los distintos centros emisores regionales, a veces la cinta se extraviaba, o se volvía a grabar encima de ella”.

Hoy es el aniversario de Mazinger Z, el robot que nació de la mano del japonés Go Nagai y que llenaba las tardes de los niños a principios de los años 80.

“Por eso, de programas legendarios como por ejemplo Chiripitifláutico (1973-1974), apenas se conservan un par de emisiones completas y algunos fragmentos” –continúa Jorge-. Con todo, Televisión Española cuenta con uno de los mejores archivos de imágenes del mundo, y seguro nos reserva grandes sorpresas una vez haya completado su digitalización”.

“Hay un período –continúa- que abarca desde la inauguración oficial de TVE en 1956, hasta la llegada del Video-Tape, a mediados de 1960, del que no existen grabaciones,  solo se conservan algunas fotografías, y en algunos casos, ni siquiera eso”.

Pero las dificultades no le han impedido recrear aquellos maravillosos años televisivos: “Por otro lado, está el período que abarca mi memoria, cuando más tele veía, hasta finales de los años 1980, más o menos, una etapa que he intentado plantear del modo menos emocional posible, aunque no sé si lo he conseguido. Luego está el período en el que dejé de ver la tele – me perdí cosas tan buenas como La Bola de Cristal –, pero gracias, entre otras fuentes, a las antiguas cintas de vídeo, he podido retomar mi historia de espectador de la programación Infantil de TVE en dónde la dejé”.

Momentos y personajes inolvidables

Uno de los momentos que marcó nuestra infancia, y que ningún niño de la época olvidaremos jamás, fue la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente, el 4 de marzo de 1980, mientras rodaba en Alaska.

“Fue verdaderamente traumático –comenta Jorge-, porque Félix Rodríguez de la Fuente ha sido un personaje único, que supo combinar sus conocimientos científicos y su desmedido amor hacia la Naturaleza, con un estilo de narrar personalísimo, adictivo. Fue un visionario que al frente de un extraordinario equipo de profesionales consiguió introducir en nuestros hogares una perspectiva de la Naturaleza cercana, como nunca hasta el momento la habíamos visto. Y añadiría lo mejor que puede decirse de alguien que se dedica al medio televisivo: nos hizo mejores personas”.

Pero Jorge también echa de menos a muchos otros rostros de la televisión infantil de esa época: “A la inolvidable y maravillosa María Luisa Seco, presentando sus libros infantiles favoritos. A Paula Gardoqui en La Casa del reloj. Aún con nueve años, los sábados por la tarde, me plantaba sentado en una silla dada la vuelta, sujetando una escoba, y seguía en el televisor del salón las instrucciones de Fofó, el querido Payaso de la Tele, para conducir, sin salir de casa, “El auto de papá” (la escoba servía como caja de cambios). Por la mañana, la misma silla me había servido para cabalgar a lomos de un caballo imaginario, siguiendo las aventuras de El Jinete Escarlata. ¿Os imagináis a un niño de nueve años haciendo hoy día esa clase de cosas?”

Los mejores programas infantiles de la época

Preguntamos a Jorge cuáles cree que fueron los cinco mejores programas infantiles de esa época: “Me encantó Pippi Calzaslargas, sigue pareciéndome una serie maravillosa y Pippi un personaje genial. Por supuesto Barrio Sésamo, y todo, todo lo que Jim Henson hizo para televisión, especialmente El Show de los Teleñecos El Cuentacuentos”.

“Como solo me dejas nombrar cinco, Un globo, dos globos, tres globos, fue un programa-contenedor que incluyó series fantásticas (Mundo Submarino, de Jacques Cousteau, Vickie el vikingo), y aquel espacio se iniciaba con una preciosa canción escrita por Gloria Fuertes, que decía “Un globo, dos globos, tres globos/La luna es un globo que se me escapó/Un globo, dos globos, tres globos/La tierra es el globo donde vivo yo”.

Pero… más allá de la nostalgia… ¿Se podrían hacer versiones actuales de aquellos programas? “Sinceramente, de ninguno –contesta Jorge-. En mi opinión, la programación Infantil de TVE, que contaba con excelentes programas, tanto “enlatados” como de producción propia, fue evolucionando adaptando su oferta al público en cada momento, y aquellos tiempos nada tienen que ver con los que hoy vivimos. Ni nosotros ni nuestro país somos los mismos, y buena parte de ello se lo debemos (o tiene la culpa), la Televisión”.

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