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Cáncer de próstata, entre la invisibilidad y el rechazo: "Repercute en la autoestima masculina"

  • Este tumor, el más frecuente en la población masculina española, repercute directamente en la autoestima
  • Aunque la supervivencia es muy alta, los pacientes pueden padecer disfunción eréctil o incontinencia de orina

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El cáncer de próstata es el más frecuente en hombres españoles.
El cáncer de próstata es el más frecuente en hombres españoles.

El fallecimiento de Javier Imbroda, exseleccionador nacional de baloncesto y consejero andaluz de Educación, debido a un cáncer de próstata, y el anuncio de que Louis Van Gaal padece la misma enfermedad, han puesto de relevancia la dimensión de este tumor, que es el más frecuente en hombres, y también el tercero que más muertes provoca, por detrás del de pulmón y del colorrectal. Solo en España, se estima que fueron diagnosticados casi 36.000 casos en 2021, según los datos de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN). Esta cifra representa 154 casos por cada 100.000 hombres, 16 puntos más que el cáncer de mama, el más frecuente en mujeres.

Sin embargo, su alta prevalencia contrasta con una escasa visibilidad a nivel social, lo que en muchos casos retrasa su detección y empeora el pronóstico. Antonio Prieto, presidente de la Asociación de Cáncer de Próstata (ANCAP), habla de "estigmatización", ya que esta enfermedad "repercute en la autoestima masculina", un aspecto que está muy unido a la esfera de la sexualidad. "Si no tienes una erección parece que eres menos hombre, cuando no todos los pacientes de cáncer de próstata se quedan sin sexualidad", afirma.

Si no tienes una erección parece que eres menos hombre, cuando no todos los pacientes de cáncer de próstata se quedan sin sexualidad

Según explica este urólogo, estos pacientes "pueden tener problemas de erección, pero la sexualidad la mantienen, lo que ocurre es que hay que trabajar una nueva, y una adaptación a una sexualidad distinta. La eyaculación se puede perder, aunque no todo es eyaculación y erección, hay muchas más facetas que hay que aprender a explorar, y para eso necesitamos psicólogos, sexólogos y otros profesionales de apoyo".

La asociación a la que representa, ANCAP, es la única en España que se dedica a apoyar y asesorar específicamente a los afectados por el cáncer de próstata, y el rechazo es parte de su rutina diaria. Como ejemplo de esta oposición, Prieto describe las dificultades que están teniendo para encontrar a personajes públicos que hayan superado la enfermedad y presten su imagen para hacer campaña. "Ninguno quiere", asegura.

Importancia del diagnóstico precoz

Si el cáncer de próstata se diagnostica en estadios iniciales, el pronóstico es mucho más favorable. En estas primeras etapas, es curable en una gran mayoría de casos mediante técnicas de cirugía, radioterapia, braquiterapia u hormonoterapia. Aunque todavía un 10% de los diagnósticos se corresponde con casos avanzados, en fase metastásica, lo que complica mucho el tratamiento y las perspectivas de supervivencia. "Como ocurre en casi todos los tumores, cogerlos en períodos precoces nos permite curarlos en muchos casos. El diagnóstico temprano salva vidas", apunta Antonio Prieto.

Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la supervivencia de los pacientes con cáncer de próstata se ha triplicado en los últimos 15 años gracias al desarrollo de nuevos agentes hormonales, quimioterapia o radiofármacos, pasando de 12-18 meses en 2005, cuando solo se disponía de quimioterapia, a los más de los 36 meses actuales. La supervivencia neta a cinco años de los pacientes diagnosticados en el periodo 2008-2013 fue de 89,8%, la más elevada entre los tumores frecuentes.

Sin embargo, a pesar de este aumento significativo de la supervivencia, la gran asignatura pendiente sigue siendo la resistencia masculina a la hora de realizarse pruebas diagnósticas. "Cuando comienzan a padecer los síntomas, algunos pacientes no se atreven a ir a su médico de cabecera a pedir una prueba, que a veces puede ser un tacto rectal, a lo que los hombres son normalmente reacios", asegura a RTVE.es María José Méndez Vidal, vocal de la junta directiva de SEOM, quien considera que "en general, la mujer está más dispuesta a ir de forma voluntaria al ginecólogo, a hacerse una mamografía, o a cualquier prueba preventiva".

"El hombre es más reacio a hacerse estas pruebas y se diagnostica más avanzado por este motivo. Y en cáncer de próstata mucho más, porque primero sabe que el diagnóstico puede ir por un tacto rectal, y que luego pueden realizarle una biopsia que también se hace a través del recto y es una prueba molesta. Además, están las consecuencias de un posible tratamiento: radioterapia, cirugía... Que producen no solo problemas de impotencia o disfunción eréctil, sino también incontinencia de orina y otros problemas secundarios", agrega esta oncóloga médica, que desarrolla su trabajo en el Hospital Reina Sofía de Córdoba.

Una enfermedad "más social que clínica"

La intervención y el tratamiento pueden dejar secuelas a algunos de los pacientes, lo que hace que la vertiente psicológica de esta dolencia sea muy importante, y la convierta en una enfermedad "más social que clínica". "El hombre se queda muy vulnerable", manifiesta Antonio Prieto, presidente de ANCAP, quien sin embargo describe cómo, después de la cirugía, "lo más frecuente es que el paciente salga bien y sin ninguna secuela". Aunque reconoce que problemas como la incontinencia de orina "sí que aparecen de forma temporal o a veces a más largo plazo", si bien para esta secuela también hay solución.

Según describe este especialista, para el problema de la incontinencia de orina, que es uno de los más habituales, existen diferentes remedios, como la rehabilitación del suelo pélvico, inyecciones, mallas, esfínteres artificiales… "Hay un abanico completo, pero muchos hombres se quedan con sus problemas de orina diciendo que están bien, aunque sabes que van mojados y llevan el pañal", asegura.

En otros casos, la intervención quirúrgica se acompaña de un tratamiento hormonal, o es sustituida por este, donde se lleva a cabo una privación de andrógenos, con el objetivo de reducir todo lo posible la testosterona, ya que estas hormonas estimulan el crecimiento de las células cancerosas de la próstata. Este tratamiento puede tener consecuencias como sofoco, cansancio, tendencia a engordar... "Es un poco como lo que ocurre con las mujeres cuando pierden de forma brusca los estrógenos. De hecho, cuando los pacientes no son muy conscientes de lo que les está pasando, yo les digo que es como una especie de menopausia en el varón", explica María José Méndez Vidal.

Además, también se produce disfunción eréctil y disminución de la libido. Aunque esta oncóloga aclara que, cuando el cáncer de próstata es localizado, el tratamiento de hormonas es temporal, y suele reducirse a un período de dos o tres años. "Se trata de un tratamiento especialmente duro, porque afecta a una esfera muy importante para los pacientes varones, pero yo también veo que ellos comprenden que gracias a eso pueden estabilizar la enfermedad y sobrevivir, y se van adaptando", asegura, y resalta que estos hombres siempre reciben "mucha ayuda" y "mucho entendimiento" por parte de sus parejas.

A pesar de los datos positivos que arroja la supervivencia del cáncer de próstata, cada año mueren entre 5.000 y 6.000 personas por esta enfermedad en España, una cifra que es un cálculo, ya que no hay registros. Los especialistas creen que la mortalidad se podría reducir aún más si se potencian las pruebas preventivas entre la población masculina, y para eso la primera barrera que habría que derribar es la de la estigmatización social.