La vida bajo las bombas en Járkov: la resistencia de los vecinos que se niegan a huir
- El centro de la ciudad, desierto tras los ataques a instalaciones del Gobierno y Ejército y a edificios de civiles
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La ofensiva rusa continúa sin tregua con ataques en el centro y el este del país, mientras los habitantes de ciudades como Járkov, la segunda mayor de Ucrania, se niegan a huir en una vida diaria rota por los constantes bombardeos en mitad del caos y la destrucción. Este mismo sábado un centro comercial ha sido atacado, además de restaurantes y farmacias. Las explosiones dejan al menos un muerto y una decena de heridos y las autoridades intentan controlar el incendio que se ha generado.
El centro de Járkov aparece desierto en una diáspora improvisada tras los ataques aéreos y terrestres a instalaciones de Gobierno y Ejército, aunque también ha alcanzado edificios de civiles donde se aprecia la dentellada de la metralla o los daños provocados por la onda expansiva de las bombas. Todos los inmuebles se encuentran muy cerca unos de otros y en la mayoría de los casos están destrozados. Es el día a día de unos ciudadanos que se han amoldado al terror sistemático.
Natalia, una activista y nacionalista ucraniana, muestra a un equipo de TVE cómo ha quedado la sede de su ONG. Su organización trabaja junto a la Fiscalía en la documentación de crímenes de guerra como los bombardeos deliberados a la población civil y asegura que tiene pruebas de 250 casos sólo en Járkov. Natalia defiende el acercamiento a Europa y sostiene que los saboteadores rusos querían matarla en una estrategia calculada para atemorizar a los vecinos y permitir la entrada de las tropas de Moscú.
Barrios como campo de batalla
Oficialmente, las autoridades de la ciudad reconocen que la mitad de los dos millones de habitantes de Járkov se ha ido, y en lugares como Pyatyhatky, el abandono es casi total.
En este barrio del norte de la ciudad, los bombardeos son frecuentes. No hay ningún edificio completamente destruido pero la artillería ha aterrorizado y puesto en fuga al vecindario. Serguei es de los pocos que se ha quedado, aunque no puede vivir en su casa, porque hace tres días un obús entró por el techo de su salón. Cuenta que afortunadamente se encontraba en un refugio cuando todo ocurrió, y allí continúa viviendo.
Otros vecinos también se niegan a marcharse a pesar de infierno al que se han acostumbrado. Es el caso de Yulia que reconoce resignada que se queda con su madre en un barrio condenado a ser un campo de batalla mientras dure la guerra.
Después de que Rusia anunciara hace dos semanas que iba a concentrar su ofensiva en el Donbás, en el este de Ucrania, los bombardeos sobre la capital y otras zonas del interior se han repetido en los últimos días como represalia por el hundimiento de su buque insignia Moskva, aunque Moscú sigue negando que el fuego enemigo fuera la causa y lo achacan a un incendio accidental.
En su parte diario, el portavoz de Defensa, ígos Konashénkov, ha señalado que anoche fueron destruidas con misiles de alta precisión un total de 16 instalaciones del Ejército ucraniano en varias tegiones del país, incluyendo dos depóstitos de cohetes en la región de Mykolaiv, en el sur del país.