El "instituto de español" de la calle Estafeta
- Rubén da clases de castellano a Malick desde hace dos años de forma desinteresada
- Ambos se han hecho muy populares entre los vecinos del Casco Viejo de Pamplona
La curva de la calle Mercaderes con Estafeta es uno de los tramos más conocidos del encierro en San Fermín, pero ahora esta esquina se ha convertido en un aula de español improvisada.
“El quería aprender español y yo, como no tengo nada que hacer, le enseño“
Los caminos de Rubén Redfield, profesor de universidad americano jubilado, y Malick, joven de Senegal, se cruzaron en este punto hace ahora dos años. Fue entonces cuando comenzaron a dar clases de Lengua bajo el mítico letrero de la calle Estafeta. "El quería aprender español y yo, como no tengo nada que hacer, le enseño", exclama orgulloso Redfield. Las clases tuvieron que parar con motivo de la pandemia, pero las retomaron en cuanto la normativa permitió salir de nuevo a la calle.
Malick busca trabajo y confía en que la ayuda de Rubén sea fructífera en un futuro no muy lejano. Le gustaría también algún día que el resto de su familia pueda venir a España.
“Todos los vecinos de Estafeta intentamos ayudarle en todo lo que podemos“
Desde que estableciesen la curva de la Estafeta como punto de encuentro, ambos se han vuelto muy conocidos entre los vecinos de la zona. "Empezamos a entablar conversación y aunque al principio le costaba hablar castellano, ha avanzado muchísimo gracias a las clases de Rubén. Siempre está sonriendo. Tanto yo como todos los vecinos de Estafeta intentamos ayudarle en todo lo que podemos: con un libro para que mejore el idioma, comida, ropa....", dice Sara Remón, alpargatera que regenta un negocio en la propia curva de Estafeta.
Rubén Redfield, un americano trotamundos
“Él para mí es un amigo“
Nacido en Chicago, Redfield llegó a España en 1972 para cumplir su sueño: estudiar castellano en la Universidad de Navarra. Allí conoció a su actual mujer, con la que reside en Pamplona. Desde entonces, y aunque se enamoró de la capital navarra, ha viajado por todo el mundo. "Bolivia, Colombia, Ecuador, Irlanda, 35 años en Japón...", cuenta entusiasmado Rubén con un marcado acento americano. Este profesor jubilado ofrece su conocimiento de manera altruista y no le gusta darse importancia. "Para mí Malick es un amigo, y me gusta ayudar a mis amigos".
Redfield es también un apasionado de la fotografía y, siempre que puede, aprovecha para inmortalizar escenas cotidianas con su cámara. También cuando está con Malick. El disfrute es mutuo durante las clases, o como a Redfield le gusta llamarlo: "El instituto de la calle". No piensan cesar su actividad hasta que Malick encuentre un trabajo. Como reza el título del libro, "Sueños de colores", esperan que pronto ese sueño laboral pueda hacerse realidad.